«Por donde camina el futuro de la Universidad», propuesta del GEF

Las universidades forman hoy el nivel superior de los sistemas educativos en todo el mundo y desde la segunda mitad del siglo XX se han masificado y transformado en el lugar en el que tiene lugar la enseñanza superior de todas las capas sociales de los estados. Recientemente un grupo de más de cien expertos educativos ha respondido a la pregunta “¿Cómo sería una universidad si tuviéramos que crear una en los próximos años?” en el contexto de la iniciativa global Education Forum –GEF–

ALEJANDRO DÍAZ GARRETA


Universitas y Studium

Es bien conocido que el término Universidad se utilizó primero en la Edad Media para designar, no a un lugar, sino a una agrupación o comunidad de personas con intereses comunes. Universitas es la pluralidad, la agregación, la asociación. Para el lugar fue utilizado Studium.

Señalaban las Partidas:

Estudio es ayuntamiento de maestros e de escolares que es fecho en algunt lugar: con voluntad, e entendimiento de aprender los saberes. (BOE, 2011, Partida II, título XXI, ley I).

Lo más parecido a lo que hoy conocemos como Universidad lo representaba el Studium
Generale
, que sin embargo no designaba el lugar donde se podían estudiar todos los saberes,
sino el lugar en el que se podían reunir estudiantes de toda procedencia. Rashdall caracteriza
estos Studium Generale como el lugar al que acuden estudiantes de diferente procedencia, en el
que se estudian saberes superiores, y en donde los profesores son también diversos. (Rashdall,
1895, p.9).

Las universidades forman hoy el nivel superior de los sistemas educativos en todo el mundo y desde la segunda mitad del siglo XX se han masificado y transformado en el lugar en el que tiene lugar la enseñanza superior de todas las capas sociales de los estados.

El nivel superior de los sistemas educativos

Las universidades tal y como hoy las conocemos tienen sin embargo su origen en las revoluciones liberales del siglo XVIII y en la creación de los estados-nación en el siglo XIX. Es entonces cuando el Estado se consolida como el actor con la responsabilidad de hacerse cargo de su financiación, control y desarrollo para “formar la identidad nacional, transmitir los valores de la sociedad liberal e inculcar una disciplina moral a la población”. (Ruiz, 2002).

Las universidades forman hoy el nivel superior de los sistemas educativos en todo el mundo y, aunque durante la mayor parte de su larga existencia fueron lugares para la formación casi exclusiva de las élites dirigentes, desde la segunda mitad del siglo XX se han masificado y transformado en el lugar en el que tiene lugar la enseñanza superior de todas las capas sociales de los estados.

Negrín-Fajardo nos recuerda cómo las universidades han cristalizado además en diferentes modelos de enseñanza según su nivel de autonomía, la combinación de formación general, científica y profesional, y la actividad investigadora. (Negrín-Fajardo y Vergara-Ciordia, 2014, p.251).

La palabra Universidad debería dejar ya de estar ligada a un lugar único y concreto para recuperar de nuevo su sentido original de reunión y colaboración entre maestros y alumnos.

Viene todo esto a cuento porque hay al menos tres factores que nos obligan a reconsiderar con urgencia algunas de las características que deberían configurar hoy a la educación de nivel superior: el incremento, sin retorno aparente, de la interdependencia entre los estados; el desarrollo cada vez más acelerado de la tecnología; y el conocimiento que hoy tenemos sobre cómo aprende nuestro cerebro.

En un contexto como este, que resulta en un cambio permanentemente acelerado, quizá la palabra Universidad debería dejar ya de estar ligada a un lugar único y concreto para recuperar de nuevo su sentido original de reunión y colaboración entre maestros y alumnos.

Parque del Retiro. Madrid. Pablo Acosta

¿Cómo sería una universidad si tuviéramos que crear una en los próximos años?

Recientemente un grupo de más de cien expertos educativos ha respondido a la pregunta “¿Cómo sería una universidad si tuviéramos que crear una en los próximos años?” en el contexto de la iniciativa Global Education Forum –GEF– de la Institución Educativa SEK.

Sus respuestas han sido categorizadas en doce puntos que constituyen lo que se ha denominado manifiesto GEF y que pretenden fomentar el debate sobre el futuro de la educación. Los resultados apuntan hacia al menos doce aspectos que deberían tomarse muy en cuenta al considerar como debe ser la universidad:

• La universidad debe organizarse alrededor de la experiencia que de ella tienen los estudiantes.
Esto significa que todos los procesos de enseñanza y de aprendizaje deben diseñarse colocando al alumno en el centro. No sólo, como hasta ahora, para determinar qué aprende, sino también al considerar dónde aprende, cuándo aprende, y cómo aprende.

• La universidad debe formar parte de ecosistemas abiertos y colaborativos. Las universidades están obligados a relacionarse entre ellas para ofrecer contenidos creados por distintos agentes. En estos ecosistemas, los alumnos realizarán su propio viaje educativo, comenzando en un centro pero acabando quizá en otro.

• La universidad debe tomar sus decisiones a partir de datos y evidencias. Los datos hablan de nuestras preferencias, estados de ánimo y comportamientos, y pueden convertirse en una herramienta importante para reforzar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

• La universidad debe diseñar itinerarios personales para sus estudiantes. Ninguno de nosotros construye el conocimiento de la misma forma. Y menos aún al mismo ritmo. No parece tener sentido la uniformidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje, y sí la personalización de los itinerarios educativos. Es la hora de dividir contenidos, categorizarlos y agruparlos para diversificar todo lo posible los itinerarios.

todos los procesos de enseñanza y de aprendizaje deben diseñarse colocando al alumno en el centro.

En un proceso de aprendizaje continuo

• La universidad debe estar al servicio de sus alumnos a lo largo de toda su vida. En un mundo de cambios acelerados, los conocimientos y habilidades que adquirimos necesitan adaptarse al contexto de manera permanente. Aprender no sólo debe ser un patrón natural de comportamiento, sino una disposición explícita y permanente. Las universidades deben ser conscientes de ello y mostrarse capaces de acompañar a sus alumnos en un proceso de aprendizaje continuo.

• La universidad está donde están sus alumnos y es también digital. Las universidades deben ser nómadas. Estarán donde estén sus alumnos, y no al revés. Un centro educativo es la extensión de cualquier lugar o momento, es mi casa, es el medio de transporte que utilizo, es la playa si así lo necesito. Lo digital va a tomar por ello el protagonismo porque es lo que permite generar formatos sin modelos preestablecidos y superar la dimensión de la puramente físico.

• La universidad debe incorporar al entorno laboral del que formarán parte sus alumnos. La colaboración entre empresas y universidades debe ser fluida y simbiótica. Deben tomar mucho más protagonismo las propuestas educativas co-diseñadas y co-impartidas en las que los alumnos se incorporan al entorno laboral desde el primer día de su proceso educativo.

• Los profesores universitarios deben ser maestros Yoda a la vez que investigadores. Cada profesor debe convertirse en un Maestro Yoda para sus alumnos, enfrentándoles a situaciones y problemas a partir de los cuales construir nuevos conocimientos. Los profesores no enseñan, ayudan a que sus alumnos a aprendan.

La colaboración entre empresas y universidades debe ser fluida y simbiótica.

Comunidades de aprendizaje que experimenten modelos

• Las universidades deben convertirse en un área de pruebas y de experimentación. Las universidades deben aprender a desarrollar una cultura emprendedora personal e institucional en la que se asuma que no hay crecimiento sin riesgo y error. Deben generarse comunidades de aprendizaje que experimenten modelos, evalúen impactos y tomen decisiones conjuntamente.

Pablo Acosta

• Las universidades deben preocuparse por el bienestar físico y emocional de sus alumnos. Una educación exclusivamente intelectualizada olvida que las personas también somos emociones y expectativas, que poseemos cuerpos que debemos cuidar, y que los lazos sociales que tejemos construyen nuestra personalidad.

Los aprendizajes son una forma de intuición en la que la percepción, el pensamiento y la acción van de la mano. Las universidades deben velar por la integridad y el bienestar físico y emocional de sus alumnos. Deben garantizar su adecuada alimentación, la práctica de deportes, y la generación de confianza.

Las universidades deben defender el pensamiento crítico y libre.

Comprometidas con la construcción de un mundo mejor

• Las universidades deben estar comprometidas con la construcción de un mundo mejor. Las universidades deben garantizar que los alumnos se vean a sí mismos como agentes de los cambios sociales, socialmente comprometidos, e impulsores de los cambios que son necesarios para construir un mundo mejor.

• Las universidades deben defender el pensamiento crítico y libre. Estamos acostumbrados a dar por sentado que las universidades son foros esenciales para promover el pensamiento crítico, el debate, y el análisis de las ideas. Sin embargo, a veces olvidamos que para ponerlo realmente en práctica es necesario aceptar la diversidad, lo diferente, lo discrepante y lo discordante.

La universidad del futuro está, por definición, por llegar. Pero conocemos al menos doce características que la definirán. La universidad ha recorrido un largo camino y contribuido de manera muy significativa a ayudarnos a entendernos y a entender el mundo.

Ninguna universidad debe abandonar este camino, ni su afán y coraje por desarrollar personas libres, críticas y autónomas. Personas que educan la compresión, el entendimiento y la empatía. Personas que celebran la diversidad, acogen el disenso, y están comprometidas con la verdad.


Referencias

BOE. (2011). Las siete partidas del sabio rey don Alonso el nono, nueuamente Glosadas por el Licenciado Gregorio Lopez del Consejo Real Indias de su Magestad. (2011). Agencia EstatalBoletín Oficial del Estado. Disponible en: https://www.boe.es/biblioteca_juridica/
publicacion.php?id=PUB-LH-2011-60

Negrín-Fajardo, O, y Vergara-Ciordia, J. (2014). Historia de la Educación. De la Grecia clásica a la educación contemporánea. Editorial Dykinson.

Rashdall, H. (1895). The Universities of Europe in the Middle Ages, Vol. 1, 8-12.

Ruiz, A. (Coord.). (2002). La Escuela Pública. El papel del Estado en la educación. Biblioteca
Nueva.


ALEJANDRO DÍAZ GARRETA, Responsable del Programa Global education forum

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