La ciencia es una actividad que trasciende a los científicos, y bien lo sabe Lluis Anglada, en la actualidad Director del Àrea de Ciència Oberta / Ciencia Abierta / Open Science del Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (CSUC). Su obra le presenta como una las referencias europeas en el ámbito de ciencia abierta. En las últimas décadas desde distintas posiciones de responsabilidad ha impulsado con ahínco una ciencia con y para la sociedad
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Acceso a la primera parte de la entrevista.
En el documento Strategic research and Innovation Agenda (SRIA) of the European Open Science Cloud (EOSC), hablan abiertamente de que el último fin de todo este movimiento es trabajar por la consecución del Global open research commons. ¿Cómo sustentar entre toda la comunidad investigadora este alto fin?
La SRIA es la agenda estratégica de la EOSC; es un documento extenso y denso a la vez que muy consistente y coherente. Resume la revolución que ha supuesto la «digitalización» de la investigación, contextualiza la EOSC dentro de las políticas de la CE y explica su historia y sus etapas de desarrollo. Además, expone los objetivos de la EOSC, los principios guía que la deben regir, los retos técnicos y las condiciones de entorno que facilitarán y permitirán la implementación de la EOSC y, finalmente, los beneficios esperados de ella.
La estrategia de la EOSC identifica aspectos sociales, económicos, legales, educativos y culturales que pueden frenar o ayudar a desplegar el ecosistema de la EOSC. El ideal del ‘research commons’ ni tiene rechazo por parte de los investigadores ni parece inalcanzable por motivos técnicos.
La experiencia con el acceso abierto muestra varias cosas: las anomalías del sistema actual y el rechazo de algunas prácticas en el funcionamiento general (coste, inequidad en el acceso, oligopolios, …) van acompañadas de no tener una alternativa clara que nos permita crea un ‘information commons’. Las dificultades son diversas (apego a la inercia, reconfiguración de funciones, formación, establecimiento de nuevos incentivos y métricas, entre otros), pero los principales son dos: la gobernanza y el modelo económico.
No nos gusta el protagonismo excesivo que están teniendo las compañías privadas en el funcionamiento de la investigación, pero estas no han hecho más que ocupar los espacios que han dejado vacíos los agentes públicos de la ciencia.
En la construcción de la nube, ya no europea sino mundial, de la CA, algunos ejes aparecen realizados (el acceso abierto, los datos FAIR y los nuevos criterios de evaluación de la investigación) pero la realización material de la ciencia abierta se sustentará también en elementos legales, políticos y económicos.
La Ciencia Abierta es -quiere ser- la antesala de una sociedad sostenible y equitativa y, en este sentido, su construcción será en parte ‘política’. No es en vano que las recomendaciones de la UNESCO sobre ciencia abierta aprobadas recientemente insisten en la importancia del multilingüismo, la diversidad, y la flexibilidad que deberá tener este nuevo entorno.
Una de las infraestructuras que posiblemente promoverán una verdadera ciencia abierta y compartida es la European Open Science Cloud. ¿Qué destacaría de esta iniciativa? ¿En qué medida está nuestro país interviniendo y aportando algo significativo a su desarrollo?
El European Open Science Cloud (EOSC) quiere ser el ‘espacio Schengen’ de la investigación europea, es decir una zona común donde se pueden realizar intercambios científicos sin necesidad de trámites. De forma menos metafórica, el EOSC quiere ser un ecosistema de infraestructuras federadas e interoperables que facilite el uso y la reutilización de los datos y que sea operado por los propios agentes de la investigación más que por los estados miembros de la CE. Las palabras clave serían: federación, interoperabilidad, datos, reutilización, control público de las infraestructuras de investigación…
Es algo pronto para ver los resultados, pero yo creo que la dirección es la adecuada ya que la centralización de infraestructuras, los lenguajes únicos o las estructuras jerárquicas ya no se corresponden con nuestra era. El EOSC quiere sustentarse en la coexistencia federada de necesidades de diferente tipo que se relacionarían a través de un sistema de capas interoperable gracias a protocolos comunes y a identificadores persistentes. El reto es hacer que esto funcione, pero también hacerlo funcionar con unas exigencias mínimas que no orillen a determinadas disciplinas, comunidades o países.
España está siendo activa en la formación del EOSC. Como ya he dicho, el CSIC ha sido uno de les cuatro organismos fundadores de la EOSC Association, y la presencia de instituciones españolas en la Asociación es notable. Ignacio Blanquer, de la Universidad Politécnica de Valencia, es uno de los directores del Board de la Asociación y Eva Méndez, de la Universidad Carlos III ha presidido el Board de la Open Science Policy Platform (OSPP). En todo caso faltaría una mayor coordinación entre los agentes españoles con la finalidad de extender los principios y prácticas de la CA y para hacer de lobby favoreciendo los cambios normativos y prácticos para una adopción plena de la CA.
¿Cuál es el trabajo específico que se está desarrollando en el Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya CSUC en relación a las infraestructuras y servicios compartidos necesarios para el despliegue de las políticas de Open Science?
La misión del CSUC con respecto a la ciencia abierta (CA) se definió el año 2017 como la de facilitar a las universidades miembros del consorcio la plausible e inevitable transición hacia las prácticas de ciencia abierta. Entonces se creyó -como así está siendo- que estas se irían estableciendo como normativas para toda la investigación financiada con recursos públicos. Algunos de los ejes de la CA fijados por la Comisión Europea ya habían sido promovidos de forma consorciada en el ámbito catalán. Sirva de ejemplo el repositorio de tesis doctorales en abierto (TDX), iniciado el año 1999 y puesto en funcionamiento en el 2001.
En esta línea lo hecho se ha desplegado en tres direcciones. La primera ha sido la más visible, la de creación de infraestructuras. Al repositorio de tesis mencionado se le han sumado el repositorio para documentos de investigación en abierto (RECERCAT), o revistas (RACO), y, recientemente, para conjuntos de datos de investigación (RDR).
La segunda ha sido el establecimiento de políticas y procesos que facilitarán poner contenidos científicos en abierto. Finalmente, y a mi parecer la más importante, la de crear y consolidar un grupo de personas que en las universidades puedan desplegar servicios de apoyo a la investigación y de apertura de la ciencia.
Un pequeño comentario final: entidades como el CSUC (o como Madroño en Madrid, o BUCLE en Castilla-León) no tienen por función principal hacer, sino facilitar y acelerar lo que debe ser hecho en los centros de producción de la ciencia, es decir universidades y centros de investigación.
Usted ha sido y sigue siendo un referente en el mundo de las bibliotecas, los archivos y los repositorios de datos digitales al frente del Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Cataluña. ¿En qué medida hemos avanzado en la federación y apertura de esos repositorios abiertos necesarios para garantizar la transparencia y acelerar los resultados de la investigación?
Hemos avanzado mucho, pero continuamos confiando demasiado en la tecnología y minimizando la importancia de los factores sociales y económicos. Centrémonos primero en lo positivo. Hace 30 años era impensable haber conseguido la situación de interoperabilidad de la que hoy disfrutamos. Hemos pasado de tener como objetivo querer que toda la información esté en silos digitales a soñar y a estar construyendo un ecosistema de información interconectado y abierto.
La información y los datos ya no sobreviven solo en peceras creadas exprofeso para ellos, sino que pueden hacerlo en diferentes hábitats creados para otras funciones. Pongo como ejemplos las aplicaciones académicas producidas a partir de metadatos abiertos, como CORE o Dimensions.
¿Esto es suficiente?, pues no. Creo que hoy podemos decir -y no siempre ha sido así- que la tecnología no es el problema o, al menos, que no es el principal problema. ¿Cuáles son entonces los obstáculos, cuáles son los impedimentos? De nuevo esta avanzadilla de la CA que está siendo el acceso abierto nos dice que las claves están en los valores sociales y en la base financiera de esta nueva realidad.
Que toda la información científica mundial esté accesible en abierto no está siendo un problema tecnológico sino de organización de la comunicación científica y de encontrar modelos económicos alternativos y viables al sistema aún mayoritario de acceso a las revistas previo pago de un canon llamado subscripción.
Cierto que hay terreno tecnológico que recorrer para crear un entramado de núcleos de información interoperables entre sí, pero hay mucho más trecho a hacer en cambiar actitudes personales e institucionales respecto a la transparencia y al retorno social de la investigación.
Ya que la pregunta me da pie a ello, aprovecho para recordar un artículo publicado el año 2000, que escribí muy influido por la trilogía de Manuel Castells –La era de la información-, en el que hice una afirmación que aún me parece válida: “nos encontramos demasiado cerca de los cambios para apreciar su impacto, y es posible que las formas en que se produce, distribuye y consume la información electrónica sean, por tempranas, transitorias”.
¿A qué consorcios nacionales e internacionales se ha adherido el CSUC para garantizar su participación en las redes transnacionales de open science?
El CSUC es miembro de la EOSC Association que es la entidad a la que la Comisión Europea le ha asignado el papel de implementar y gobernar este espacio europeo de la investigación que debe ser la EOSC. La Asociación es muy reciente;. Creada en julio del 2020 por cuatro instituciones de investigación (una de ellas era el CSIC) no ha tenido su primera reunión presencial hasta mayo de este año.
A mi parecer, lo más destacable es que, teniendo la función clave que le asigna la Comisión, la asociación está formada por los diferentes agentes de la investigación, es decir universidades y centros de investigación, agencias de financiación, entidades de soporte a la investigación, etc., además de entidades gubernamentales. Es un ejemplo más del protagonismo que la CA da a los investigadores y a las entidades que realizan investigación.
Debo señalar que la ciencia abierta es un conjunto de objetivos que no en todas partes se desarrollan bajo un nombre común ni englobados bajo el mismo nombre. La ‘Ciencia Abierta’ era un concepto muy europeo hasta el espaldarazo que le ha dado la UNESCO al aprobar recientemente (noviembre del 2021) recomendar a los Estados Miembros que apliquen un conjunto de disposiciones sobre CA.
También señalar que cada uno de los diferentes ejes de la CA tienen detrás asociaciones e iniciativas ad-hoc, como OpenAIRE para el acceso abierto o el reciente Agreement on reforming research assessment, para la reforma del sistema de evaluación.
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