«Conectar para multiplicar» es el el Programa de la Fundación Botín para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina que favorece la formación de jóvenes universitarios para una gestión pública de calidad.
ALEJANDRA VARGAS DURANGO
Un testimonio real
Para compartir un testimonio real sobre el impacto, a nivel profesional y personal, del Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina, debo remontarme al momento en que llegó a mi vida. Fue a través de un correo masivo de mi Facultad. Desde que lo recibí, palabras como “beca”, “América Latina”, “España”, “jóvenes universitarios” captaron mi atención, pero sin duda alguna, las que más me cautivaron fueron “Función Pública”.
Me encontraba en mi segundo año de formación, realizando doble pregrado entre Economía y Gobierno y Asuntos Públicos, y sabía que mi vocación se encontraba en el servicio público. A pesar de que aún no comprendía qué significaba más allá de un cargo, ni cómo desarrollar una carrera en el sector, me intrigaba saber: ¿Cómo podría un grupo de jóvenes tan diverso fortalecer su propósito a través de un viaje a España?
Desde el proceso de aplicación, la Fundación Botín se ha encargado de diseñar una experiencia de aprendizaje donde lo que prevalece es la autenticidad. Es difícil en un mundo tan globalizado y competitivo tomarse el tiempo necesario para pausar, y reflexionar sobre aquellas intenciones, convicciones y motivos que más te interpelan.
Justo eso fue para mí el gran reto al aplicar, no era únicamente narrar mis logros académicos o mis voluntariados, ni recitar qué tanto sabía sobre los temas económicos o políticos de Colombia. La postulación fue la oportunidad de conectarme conmigo misma para entender, reafirmar e incluso cuestionarme el ¿Por qué estaba estudiando estos pregrados? ¿Cuáles eran los temas que consideraba mis banderas? ¿Cómo había fortalecido mi liderazgo en estos últimos años?
El valor de compartir en el aprendizaje experiencial
Miles de jóvenes cada año, en América Latina, dan ese primer paso. Pero no es fácil, requiere dedicación, salirse de lo convencional para encontrar las palabras adecuadas en pocos caracteres que se exigen en tus respuestas, y especialmente, mucha resiliencia para no desistir en el proceso. Posteriormente, el proceso continúa mediante entrevistas y pruebas que varían cada año y le dan un toque místico a lo que termina siendo una ecuación mágica, que termina por elegir a 32 jóvenes apasionados, líderes, diversos y que representan distintas facetas de la identidad latinoamericana.
Durante el proceso de formación, las clases no solo son un momento destinado a aprender de la mano de expertos de alto perfil sobre América Latina, sobre temas que nos competen como región para un desarrollo integral, sino que es un escenario privilegiado que permite el intercambio bilateral, por medio de una conversación, siendo así cada sesión una oportunidad para mejorar la retórica, poner a tu país en consideración de una perspectiva regional, afinar la capacidad de hacer preguntas que convoquen y permitan análisis profundos, y por último, generar contactos de alto nivel en distintos sectores.
Es en estos entornos, donde resalta la variedad de perfiles, como jóvenes no buscamos ser los mejores en nuestra disciplina por obtener altas calificaciones, sino que realmente logramos conectar lo que aprendemos con nuestro entorno, con una sensibilidad consciente ante la realidad latinoamericana que enfrenta día a día brechas de desigualdad, género, pobreza y educación, por mencionar algunas.
Por otro lado, el programa es lo suficientemente ambicioso y admirable, al lograr poner a prueba las habilidades blandas de un grupo de jóvenes que aún se encuentra en procesos de crecimiento personal. Actividades en la ruralidad de Cantabria, voluntariado en Madrid, y el camino de Santiago de Compostela, son solo algunos hitos de lo que permitió que creciéramos en escucha activa, entendiendo que el liderazgo no se reconoce en aquel que más habla o figura; aprendimos a empatizar a través de la diferencia; a interiorizar la incomodidad y transformarla en un motor de cambio; a trascender de las expectativas ajenas y a conectar con nuestro propio propósito.
Fueron jornadas largas, exhaustivas a nivel físico y mental, tan demandante como consideramos que nos necesita el servicio público en América Latina. Por lo tanto, el programa fue una burbuja de espacio tiempo que permitió catalizar nuestras habilidades, en un entorno sano y seguro para que sean puestas al servicio de nuestros países y región.
¿Qué obtuve del Programa?
Una vez egresada, a finales de 2019, inició el camino de gratitud por la Fundación Botín y el Programa, entendiendo que es a través de mi cotidianidad, mis actividades extralaborales y mis proyectos profesionales, como puedo multiplicar mis aprendizajes vivenciados. Además, continúo recibiendo oportunidades laborales y académicas gracias a ser Alumni de esta beca.
En 2020 tuve el privilegio de coordinar con la Universidad de Los Andes, el apoyo de Bancolombia y la guía de la Fundación Felipe González, el proyecto Palancas, en su adaptación para Colombia. Este convocó a perfiles de alto nivel de todo el país en torno a proponer pequeñas acciones concretas que pudieran generar grandes cambios en el servicio público, con el sector privado y la academia. Producto de esto se publicó un compendio con 34 ideas innovadoras puestas al servicio de Colombia.
Sumado a esto, en 2022 tuve la oportunidad de asistir becada al International Academic Program, titulado Transforming Higher Education in the Digital Age, en la Universidad de Harvard y en alianza con la Universidad Autónoma de Madrid, con más de 30 rectores y decanos de la región.
Tuve el privilegio de ser la menor y aprender de su perspectiva, pero también fui escuchada como una joven que puede aportar en un escenario como este, donde se puede repensar la educación superior. Ambas oportunidades profesionales me han permitido crecer en habilidades sociales, expertise técnica y contactos.
Por último, y no menos importante, el impacto más significativo que ha dejado en mí el haber participado en esta beca es ser miembro de la red de egresados. Un conjunto de personas diversas, que representan la identidad latinoamericana, apasionados con el servicio público desde múltiples sectores económicos y políticos, que fundamentalmente generan un entorno seguro para reforzar sus capacidades e inspirarse cotidianamente.
Esto representa un hogar en cualquier lugar del mundo al que vayas, significa escuchar testimonios de primera mano sobre las noticias de actualidad que aquejan a la región, conectarte con redes profesionales para solucionar necesidades laborales o incluso para recibir consejos sobre aplicaciones a becas y oportunidades académicas. Si pudiera resumir el impacto del programa en mí, sería conectar para multiplicar. Conectar de manera coherente conmigo misma, con los demás y con mi entorno, y así multiplicar el impacto que género a través de mis proyectos personales y profesionales.
MARÍA ALEJANDRA VARGAS DURANGO es egresada del Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública y Consultora del Education Program en el Inter-American Dialogue.