La Universidad como espacio de innovación ciudadana. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Medialab Matadero

¿Cuál es el punto de partida para crear un centro de innovación ciudadana: conseguir el espacio físico, con lugar para reuniones, coworking, talleres, máquinas… y entonces buscar gente que desee trabajar allí; o conviene primero aunar las personas interesadas en la temática, incluso sin tener un espacio propio donde reunirse? Un espacio universitario de innovación ciudadana, sin espacio

MAYRA GARCIMUÑO


La disputa por ocupar espacios dentro de las universidades no es una novedad. La falta de recursos para ampliar las facilidades edilicias de las instituciones muchas veces condicionan el impulso para la creación de nuevos puntos de trabajo, estudio, investigación y desarrollo tecnológico. Esto se vuelve casi imposible, cuando el objetivo a largo plazo es el de ocupar un lugar dedicado a la innovación abierta y ciudadana, a la extensión y las prácticas socio-educativas, siendo que estos abordajes incluso hoy día resultan extraños a la trayectoria academicista del sistema universitario tradicional.

Quizás los dos caminos son válidos, buscar un grupo de interesados primero y luego el espacio físico, o viceversa. En el caso particular del Centro Universitario de Innovación Ciudadana (CUIC), de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, lo primero fue agenciar un grupo de personas interesadas en las tecnologías libres y la innovación abierta. Sin poder disponer de una oficina, aula o laboratorio propio, en los inicios se ocuparon de manera itinerante distintos sectores del campus universitario dedicados a la enseñanza y la investigación para las primeras reuniones de trabajo.

En sus orígenes, el CUIC fue impulsado por docentes, estudiantes e investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas, interesados principalmente en IoT (Internet de las cosas, por sus siglas en inglés) y seguridad informática. Con el fin de mejorar la calidad de vida de la población, democratizar la tecnología y hacer partícipe al ciudadano de la solución a sus problemáticas, se fue avanzando en la adquisición de distintas máquinas con el objetivo primordial de armar un espacio de fabricación digital y prototipado rápido. 

Con el fin de mejorar la calidad de vida de la población, democratizar la tecnología y hacer partícipe al ciudadano de la solución a sus problemáticas, se fue avanzando en la adquisición de distintas máquinas con el objetivo primordial de armar un espacio de fabricación digital y prototipado rápido

Buscando la propia identidad

Teniendo como horizonte la propuesta de los FabLabs, se comenzó a gestar una comunidad ávida de crear, inventar y diseñar prototipos que hicieran uso de las nuevas placas y plataformas de programación (tales como Arduino o Raspberry pi), impresión 3D y corte láser. Se lo denominó originalmente Fab Lab IO Tandil y desde esta identidad se empezó a trabajar en la consolidación de diferentes grupos de personas con habilidades para el diseño 3D, programación, electrónica, creación de videojuegos y robótica educativa. 

Con el tiempo, se fueron incorporando estudiantes y docentes cuya formación específica está orientada a la gestión ágil de proyectos, el trabajo colaborativo y la perspectiva de género. También se incorporaron docentes-investigadores de las Facultades de Ciencias Veterinarias, Ciencias Humanas, Ciencias Económicas y Arte, lo que permitió avanzar en el diálogo de problemas inter e intradisciplinarios.

El año 2020 irrumpió con la novedad de la pandemia por COVID 19, las medidas de aislamiento obligatorio y la virtualidad para garantizar la continuidad del trabajo de modo remoto. Parecía un escenario difícil para continuar con el trabajo colaborativo, pero muy por el contrario se abrieron nuevas posibilidades. Esta situación límite fue ocasión de conformar una red de ciudadanos con impresoras 3D para la producción de insumos para el sistema de salud en tiempo récord. Desde el CUIC se coordinaron las acciones de un numeroso grupo de individuos, desconocidos entre sí, para llevar a cabo las tareas de manera eficiente. 

Simultáneamente, durante el tiempo de aislamiento, se trabajó en la creación de diferentes mapas digitales con el objetivo de registrar en el territorio sitios culturales, espacios vinculados a la memoria y el terrorismo de estado, e instituciones que trabajan con víctimas de violencia de género. El trabajo con estos mapas ha permitido dar una mayor visibilidad al trabajo regional que se realiza desde diversos grupos de investigación y su vinculación con las instituciones locales. Se espera que también sirvan como herramienta para que los ciudadanos se acerquen a la universidad y puedan ser protagonistas del conocimiento que de ella emerge.

Legitimación del espacio y trabajo en red

Durante un período de cuatro años, no se pudo contar con un espacio de trabajo propio, pero todas las actividades que se fueron desarrollando desde el CUIC permitieron legitimar hacia el interior de la universidad la existencia y la necesidad de un centro de estas características en el cual se pudieran solapar las tareas propias de la enseñanza universitaria, los proyectos de investigación y las acciones de extensión. El cúlmen de estas acciones fue el reconocimiento institucional por parte del Consejo Superior de la UNICEN de la existencia de este espacio de innovación.

Las tareas impulsadas por el CUIC han permitido que los tres pilares sobre los que se sostiene la Universidad dejen de ser compartimentos estancos e independientes porque fue posible conectar a los diferentes agentes (docentes, estudiantes, graduados, no docentes, responsables de distintos estamentos de gobierno, profesionales del medio y ciudadanos ajenos a la comunidad universitaria), en pos del desarrollo de proyectos que redunden en la mejora de la calidad de vida de la ciudad.

Desde el año pasado se está trabajando también en la conformación de una red interuniversitaria para la promoción de la innovación ciudadana en las diferentes universidades de Argentina. Esta iniciativa, busca potenciar las experiencias que se van desplegando de manera aislada en distintos puntos del territorio nacional. La posibilidad de contar con otras perspectivas, abordajes y experiencias que sirvan a la reflexión crítica y la revisión de las propias prácticas se vuelve indispensable a la hora de propiciar nuevas metodologías de trabajo.  

Las tareas impulsadas por el CUIC han permitido que los tres pilares sobre los que se sostiene la Universidad dejen de ser compartimentos estancos e independientes porque fue posible conectar a los diferentes agentes, en pos del desarrollo de proyectos que redunden en la mejora de la calidad de vida de la ciudad

Generar nuevos paradigmas de trabajo

Trabajar en red dentro del ámbito universitario, de manera participativa y colaborativa con los ciudadanos, no sólo es clave para el prototipado rápido, también es un aporte a la construcción de una nueva cultura para la producción de conocimiento científico. La academia tradicionalmente ha promovido prácticas individualistas, bajo el estereotipo de investigadores aislados en sus laboratorios u oficinas, escribiendo artículos científicos que muchas veces no impactan directamente en la sociedad. 

Este escenario, por lo demás competitivo (ya que para progresar en la carrera científica los indicadores personales de productividad deben ser superadores de aquellos de los colegas), ha generado un paradigma de hacer ciencia y tecnología centrado en los méritos, pero no en las personas que deberían ser beneficiarias de esos desarrollos. Un centro de innovación ciudadana surgido del seno de una universidad, puede suscitar proyectos interdisciplinarios, interfacultades, inter-claustros, donde se conjugue el trabajo académico con las tareas de extensión desde un nuevo paradigma que traccione cambios en el territorio de manera más acelerada.

Dentro del ámbito de la UNICEN, el CUIC es el primer espacio que promueve una metodología participativa, centrada en las personas con el objetivo de desarrollar ciencia y tecnología usando herramientas libres y trabajo cooperativo. Al momento de escribir esta nota, se está tramitando la adquisición de un espacio de coworking que estará emplazado en el campus universitario y será el futuro punto de encuentro para todas las personas que quieran acercarse a proponer ideas o colaborar en el desarrollo de las mismas.

Ante la crisis de las instituciones creadas en los siglos pasados (en particular los Estados y las instituciones abocadas a la enseñanza – Universidad/Escuela), los proyectos que promueven la innovación ciudadana son una potente herramienta de cambio social para la democratización del acceso a la ciencia y la tecnología de toda la población. Por otro lado, los laboratorios ciudadanos permiten aunar esfuerzos y crear sinergia entre las instituciones del sector público, el sector privado, la academia, la sociedad civil organizada, y la ciudadanía. En palabras de Pablo Pascale, Responsable del Proyecto de Innovación Ciudadana de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) “solo entre todas y todos conseguiremos mejorar el mundo en que vivimos”. (Pascale, 2018)


Referencia

Pascale, P. (2018) “Los laboratorios ciudadanos ante los desafíos comunitarios de las ciudades iberoamericanas” en Abrir instituciones desde dentro [Hacking Inside Black Book]. Editado en Zaragoza, España.

Integrantes del CUIC reunidos en una de las oficinas de investigación de la UNICEN


MAYRA GARCIMUÑO

Twitter  @centro_cuic @may_is62


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