En las próximas décadas aumentará la demanda en todas las modalidades de enseñanza superior, pero lo harán de manera especial la híbrida y la virtual como la única vía para absorber la multiplicación de demandantes de formación terciaria que hoy se quedan al margen del mapa universitario.
RAFAEL PUYOL
Empezaré con un par de observaciones iniciales. La primera es aclarar que en esta breve introducción solo abordaré lo que podríamos llamar la demanda inicial y no la que va a provocar la formación continua que sabemos va a crecer de manera exponencial, aunque no resulte fácil hacer pronósticos precisos. La segunda es recordar las dos variables que determinan prioritariamente esa demanda: una es de naturaleza demográfica y tiene que ver con los efectivos de población joven de un territorio (digamos entre 18 y 25 años) que dependen de la natalidad previa y secundariamente del balance migratorio y la otra de carácter socioeconómico algunos de cuyos componentes definen la tasa de escolarización, es decir la proporción de alumnos universitarios sobre la población total de las edades contempladas (pongamos igualmente entre 18-25 años).
A escala internacional, la cantidad de alumnos en la educación terciaria va a pasar de unos 100 millones en el año 2000 a 377 millones en 2030 y a casi 600 en el 2040 (Ángel J. Calderón (2018) Masification of higher education revisited). ¿Cuántos de esos estudiantes van a recibir enseñanzas en español?.
La respuesta sensata es decir que no resulta fácil realizar ese cálculo ante la expansión de nuestra idioma como lengua vehicular de enseñanza, pero sí podemos aproximarnos, al menos, al volumen de estudiantes que habrá en los territorios donde el español es el habla prioritario: América Latina y España.
Según datos del instituto Estadístico de la UNESCO, América Latina va a pasar de 30,4 millones de estudiantes universitarios en 2020 a 44,4 millones en 2030 y a 65,6 en 2040. No es el continente que más va a crecer en términos relativos (por delante estarán los países del Asia Oriental y el Pacífico, los estados de Asia meridional y occidental y los del África subsahariana), pero su porcentaje de aumento en los próximos 20 años va a ser del 116 %.
América Latina dispone todavía de un dividendo demográfico importante a pesar de que ha comenzado a disminuir debido a la caída de la natalidad en bastantes países; y además tiene una tasa de escolarización mejorable (actualmente es de 4572 estudiantes por cada 100.000 habitantes) que probablemente rondará en 2040 los 8600 estudiantes por 100.000 habitantes, una cifra que estará por encima de la media mundial que entonces oscilará en torno a 6.400 alumnos por 100.000 personas.
Es una demanda fuerte que evidentemente contempla los estudiantes de habla portuguesa de Brasil, que exigirá la creación de nuevos centros universitarios. Aumentarán todas las modalidades de enseñanza, pero lo harán de manera especial la híbrida y la virtual que hasta ahora han tenido poca presencia en el sistema. Será la única vía para absorber la acusada multiplicación de demandantes de formación terciaria que hoy se quedan al margen del mapa universitario.
¿Y en España?. Pues también habrá crecimiento en el horizonte 2030-35 debido a la llegada a la Universidad de las cohortes nacidas entre 1997 y 2008, una década en la que tuvo lugar una recuperación de la natalidad.
Aumentarán los demandantes potenciales y subirá probablemente algo la tasa de escolarización debido a la incorporación a las aulas de los hijos de inmigrantes. En el estudio realizado por GEPS para UNIR, editado y coordinado por mí mismo, se utilizan dos proyecciones que utilizan respectivamente una función logarítmica (una proyección más conservadora) y una función potencial (que ofrece resultados más dinámicos). Según la función logarítmica los 1,3 millones de estudiantes de grado se convertirán en 1,6 millones en 2035 y los de máster pasarán de 218.000 a 296.000.
En conjunto, grado y máster sumarán 400.000 estudiantes más. De acuerdo a la función potencial, los estudiantes de grado crecerán un poco más, pero los de máster lo harán de manera significativa (unos 575.000 en 2035), propiciando un aumento conjunto de más de 700.000 alumnos
Este proceso de crecimiento durará hasta 2030 en el grado y hasta 2035 en el Máster. Después de una nueva caída de la natalidad iniciada en 2009 y que continúa hoy se producirá una renovada etapa de retroceso.
Además de la constatación de ese mayor crecimiento en el máster que en el grado, las proyecciones permiten obtener otras conclusiones: habrá un incremento superior en las Universidades no presenciales que en las presenciales, será más intenso en las privadas que en las públicas y continuará la progresiva feminización del alumnado.
RAFAEL PUYOL Presidente de UNIR.
TWITTER @UNIRuniversidad
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