«Es indispensable que las universidades pensemos cómo contribuimos a acabar con el hambre en el planeta con cada proyecto de nutrición o de ingeniería en alimentos. Debemos ver cómo el trabajo de nuestros biólogos, ingenieros químicos y tantos otros contribuye con el provisionamiento de agua limpia. Y así, con todas nuestras áreas del conocimiento y su relación directa con los ODS», señala la rectora de la Universidad Espol de Ecuador
Cecilia Paredes compagina su condición de rectora de la Universidad Espol (Escuela Superior Politécnica del Litoral) con su condición de miembro del Comité Internacional UNIVERSIA y del Directorio de la Asamblea del Sistema de Educación Superior Ecuatoriana, así como con la presidencia de la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación, la Academia (CEDIA) y MetaRed, (ASESEC), lo que acredita su condición como uno de los actores más relevantes en el sistema iberoamericano de educación superior.
Como profesora principal de la Espol ha desarrollado una brillante carrera como investigadora en el ámbito de la nanotecnología y los materiales no metálicos, siendo responsable entre otras ocupaciones del Centro ecuatoriano de Investigación y Desarrollo en Nanotecnología (CIDNA). Igualmente acumula una amplia experiencia profesional en diversos puestos de gestión del sistema universitario ecuatoriano.
Destacar su paso como presidenta por el Consejo Superior de Espacio de Mujeres Líderes de Instituciones de Educación Superior de las Américas (EMULIES) del Programa de la Organización Universitaria Interamericana (OUI-IOHE).
¿Cuál es la situación de la autonomía universitaria en Ecuador?
La autonomía universitaria cuenta con 3 áreas mínimas: académica, administrativa y financiera. Se cuenta con una base legal, pero para fortalecerla es importante definir estrategias claras:
-Responsabilidad académica: las universidades deben realizar sus actividades académicas de acuerdo a sus procesos y en los momentos requeridos por la sociedad, y luego responder por su calidad, y las que lo requieran deben contar con acompañamiento que les permita acortar las brechas existentes.
-Adaptación administrativa: la legislación debe contemplar las particularidades de la docencia, investigación y vinculación para permitir una administración ágil, flexible y acorde con las necesidades apremiantes de la sociedad.
-Sostenibilidad financiera: el sistema nacional de educación superior debe contar con un esquema presupuestario que no dependa de la coyuntura política, que contemple tipología de universidades, que incorpore las particularidades territoriales, y de esta manera apoye a las instituciones que lo necesiten y respalde aquellas cuyo trabajo las ha llevado a probar su camino hacia la excelencia académica.
En todas estas áreas hay retos y trabajo por realizar.
Acudir a la Universidad sigue siendo una oportunidad para progreso social y desarrollo de las personas ¿Qué queda por hacer en Ecuador para que nadie se sienta excluido del acceso a la Universidad?
El acceso a la educación es el aspecto más importante para la movilidad social ascendente. Debe generarse un sistema de instituciones (como universidades, institutos técnico-tecnológicos y conservatorios) que pueda cubrir las necesidades de los jóvenes para su formación teniendo siempre en cuenta los requerimientos de la sociedad ecuatoriana. Así, la oferta de cupos para nuestros jóvenes debe cubrirse entre todos las opciones de formación del sistema.
Por otro lado, deben existir mecanismos, como por ejemplo becas, que incentiven a los aspirantes a que demanden carreras necesarias para el país. Por ejemplo, existe una baja demanda y una limitada oferta de carreras tecnológicas en áreas técnicas. Tampoco se han creado incentivos suficientes para que las empresas contribuyan en este tipo de formación. En este sentido, es pertinente el desarrollo y oferta de carreras de nivel tecnológico superior en modalidad dual, y exoneración de impuestos o incentivos para estos programas.
Un tema importante, y que no suele tratarse, es que existe una gran brecha entre el perfil de salida de la secundaria y el perfil de ingreso a la universidad, que después de la pandemia del COVID, hemos evidenciado se ha incrementado mucho más.
Cada vez son más los actores que ofrecen educación superior, muchos de ellos con el nombre de universidad. ¿Cómo se garantiza el derecho a una educación de calidad de los estudiantes en Ecuador?
Como mencioné, es necesario que exista un control posterior de la calidad educativa. Esto es necesario para sobrellevar la tentación de hiperregular un sistema lo cual lo vuelve lento, rígido y contrario a la innovación. Se debe esperar lo mejor de las universidades facilitando su gestión y ser exigentes con sus resultados de forma que se genere un continuo virtuoso donde la autoregulación y el control posterior convivan armónicamente. En efecto, se trata de premiar la buena gestión de una universidad y corregir los fallos. Una forma para esto es una política clara que promueva la acreditación internacional de las carreras.
Claramente, una forma de medir la calidad de la educación, así como la pertinencia de la oferta académica en las universidades, es su comportamiento en el mercado laboral, es decir, la empleabilidad de los graduados es un factor válido para medir la calidad de la educación recibida.
¿Cuál es el papel de las universidades de Ecuador en el cumplimiento efectivo de los ODS de ONU?
Decisivo. Las universidades son el motor del desarrollo del conocimiento. En ocasiones se piensa en esto solo como la generación de investigaciones que pululan en el ámbito de lo teórico pero, en realidad, el trabajo universitario puede y debe enfocarse en la solución de los problemas reales de las ciudades, países, regiones y del mundo. Así, cada profesional graduado de una universidad, cada investigación realizada, cada proyecto de vinculación efectuado, deben tener claridad sobre a qué problema atacan y a que ODS están aportando.
Es indispensable que las universidades pensemos cómo contribuimos a acabar con el hambre en el planeta con cada proyecto de nutrición o de ingeniería en alimentos. Debemos ver cómo el trabajo de nuestros biólogos, ingenieros químicos y tantos otros contribuye con el provisionamiento de agua limpia. Y así, con todas nuestras áreas del conocimiento y su relación directa con los ODS.
Además de docencia e investigación la universidad realiza muchas actividades relacionadas con la comunidad a la que pertenece. ¿Cuáles son las más destacadas que realiza la Universidad de ESPOL?
Nuestra misión como ESPOL es contribuir a mejorar la calidad de vida de los integrantes de la sociedad, en ese sentido nuestras actividades sustantivas están orientadas a ese fin. Además de nuestra investigación y docencia, nuestro trabajo en vinculación con la sociedad se ha realizado mediante programas y proyectos que han beneficiado a más de 70.000 personas desde que se crearon.
Así también, este año hemos implementado las primeras dos carreras técnicas tecnológicas, en sistema de formación dual, en las que representantes de la industria cobran un rol fundamental, como formadores del componente práctico. En este sentido, integrantes de comunidades alejadas de Guayaquil, donde la ESPOL se encuentra, tienen acceso a educación de calidad y mayores alternativas de conseguir empleo; y las empresas, mano de obra calificada y acorde a sus necesidades.
¿Qué lugar ocupa la investigación científica en las universidades de Ecuador?
Debe ocupar un sitial de gran relevancia. Sin embargo, es importante aclarar que un país como el nuestro debería enfocarse primariamente en la investigación aplicada. La investigación básica es importante y, aunque es más costosa, debemos analizar un camino que nos lleve hacia su desarrollo; pero, la prioridad debe estar en la investigación aplicada que busque la solución de problemas concretos y acordes al contexto ecuatoriano.
Por ello, en ESPOL contamos con una filosofía de investigación basada en la demanda, lo cual saca a los investigadores de una zona de confort y los motiva a interactuar aún más con los distintos sectores de la sociedad. De esta forma continuamos con la presentación de publicaciones científicas e iniciamos un un nuevo camino hacia la transferencia de tecnología como eje articulador del trabajo de la universidad hacia respuestas a necesidades de la industria y la sociedad en general.
¿Tiene sentido defender las publicaciones científicas en español?
El español es el tercer idioma en hablantes en el mundo por lo cual defender su uso en publicaciones científicas es importante. Las publicaciones en este idioma permitirían acceso directo a casi 600 millones de personas en el mundo, aportando a la democratización del conocimiento.
Sin embargo, no es menos cierto que el idioma universal de facto en cuanto a la ciencia es el inglés. Esto, unido al hecho de ser el idioma más hablado en el mundo y a ser el idioma oficial en cerca de 60 estados en el mundo, hace que sea necesario que enseñemos el inglés como segunda lengua. Es importante indicar que la enseñanza del inglés debería ser un tema ampliamente abordado en la educación hasta el bachillerato, de manera que forme parte de la formación integral que los niños deban recibir.
Las demandas de formación en la sociedad del aprendizaje alcanzan toda la vida de las personas. ¿Qué papel le corresponde a las universidades ante este nuevo desafío?
El mundo cambiante muestra la clara necesidad de un aprendizaje a lo largo de la vida, especialmente si consideramos que el volvernos desactualizados no es una opción apropiada para nadie. El rol de las universidades es impulsar la educación continua para el reskilling y upskilling de la población.
El reskilling es la búsqueda de talento con competencias adyacentes que formen al trabajador en un rol completamente diferente en la empresa. En otras palabras, significa volver a capacitar a empleados en competencias que la compañía necesita suplir. Por otro lado, el upskilling es el proceso de reforzar la formación en habilidades que el trabajador ya tenga o que sean similares a su área de conocimiento. La tecnología ha acelerado la necesidad de actualizar las competencias, y el upskilling cubre este vacío de competencias digitales.
La pandemia del COVID fue un improvisado ensayo general del posible impacto de internet en la educación superior ¿Puede haber una experiencia universitaria sin el uso intensivo de Internet? y viceversa ¿Sin presencialidad, puede hablarse de universidad?
La universidad debe ser un ejemplo de la sociedad a la cual aspiramos. En tal sentido, si la sociedad está en constante evolución, ¿cómo puede una universidad pretender estar inalterable? La tecnología ha cambiado al mundo y eso incluye a la universidad. En ESPOL defendemos un modelo mixto que rescate lo mejor de cada mundo.
Llevamos años desarrollando y manejando plataformas digitales tanto para la provisión de servicios académicos y administrativos como para el manejo de clases y sus tareas. Y sabemos que debemos seguir ese camino. Hemos presentado MOOCs en áreas de formación integral como la enseñanza del idioma inglés, pero también incursionamos en áreas de formación en ciencias como la física. Sin embargo, entendemos la importancia de la presencialidad y de la diferenciación, flexibilidad e inclusive la personalización de la educación, de acuerdo a los distintos perfiles de los estudiantes, sobre todo, en temas de salud mental y desempeño.
Una de las mejores maneras de medir el compromiso de los gobiernos con la Universidad es su financiación. ¿Cuál es su valoración?
El compromiso con la financiación de las universidades debe pasar de una política de gobierno a una política de Estado. Para ello, la legislación debe asegurar un financiamiento para el sistema nacional de educación superior. El presupuesto debe contemplarse para el sistema y debe visualizar las diferencias y similitudes entre los distintas instituciones de educación superior del sistema.
Un aspecto que debe considerarse es el tipo de universidades. Es imperativo definir una tipología de universidades pues no todas deberían estar obligadas a realizar lo mismo. La base común para todas es la docencia de excelencia, y a partir de ellos debe analizarse el alcance hacia la investigación y otras actividades sustantivas. Otro aspecto es la territorialidad de las universidades. Las universidades son nacionales, pero cuentan con una base territorial, y por ello debemos revisar su alcance.
Por último, es importante que parte del presupuesto se asigne con relación a los resultados de las universidades y otra con relación al cierre de brechas entre instituciones. Es decir, es indispensable encontrar un esquema de financiamiento que premie la excelencia académica mientras apoya a todas las universidades en su consecución.
La salida de las élites nacionales para estudiar en el extranjero, fundamentalmente al sistema anglosajón, es una industria global creciente. ¿Qué efectos puede tener para el futuro del país?
La llamada fuga de cerebros es una situación terrible y afecta el desarrollo de la vida cotidiana en lo social, económico y productivo. Las universidades tenemos un rol vital al ofrecer educación de calidad, pero el Estado debe impulsar políticas públicas que permita generar oportunidades para estos jóvenes, especialmente trabajando desde la triple hélice en conjunto con los sectores productivos y la academia para impulsar ecosistemas de innovación.
Como parecen decirnos los rankings ¿Una universidad es mejor cuanto más se parece a Harvard?
Los rankings aumentan la visibilidad y el prestigio institucional de las universidades. Para los estudiantes aportan datos para tomar decisiones informadas sobre universidades y programas académicos. Todo esto gracias a indicadores que son objetivos y por lo tanto permite compararnos.
Sin embargo, los rankings no son la única señal para evaluar una universidad. Contamos con acreditaciones internacionales de carreras de grado y programas de postgrado para mostrar nuestra valía académica, el reconocimiento de estudiantes, docentes e investigadores por sus actividades y resultados, y un creciente apoyo de la industria para mostrar su confianza en nuestros procesos de educación, investigación y transferencia de tecnología. Todo esto, además, debe contemplar que se realiza siempre en el contexto nacional y regional que establece distintas dinámicas de cooperación.
En un mundo altamente digitalizado las fronteras del aprendizaje las marcan cada vez más la lengua y menos los límites territoriales. ¿Qué nos falta para alcanzar un sistema iberoamericano de educación superior?
Un sistema iberoamericano de educación superior es importante ya que somos naciones con una historia en común, compartimos dos idiomas mayoritarios y tenemos contextos culturales cercanos. Con estos antecedentes podemos, sin duda, sobrellevar las diferencias que podemos presentar para emular un acuerdo como el Proceso de Bolonia que une a 49 países europeos. Estos países tienen culturas distintas, hablan decenas de diferentes idiomas, y representan contextos sociales y económicos diversos.
El camino requiere debates profundos, pero podríamos reducir los aspectos más importantes como: la generación de un sistema de títulos reconocibles en todo el espacio iberoamericano, tanto en grado como en posgrado; la creación de un sistema de reconocimiento de actividades que conduzcan a los títulos homologados; y, el impulso a la movilidad estudiantil, docente e investigativa dentro del sistema iberoamericano. Todo esto debe contemplar ejes transversales en la búsqueda de la excelencia y en el aprovechamiento de la realidad iberoamericana para contextualizar al sistema de educación superior.