Las UU.PP. promueven activamente la idea de que la educación no es exclusiva de la juventud, sino que debe estar disponible a lo largo de toda la vida. Esto permite a las personas adquirir nuevas habilidades y conocimientos a medida que avanzan en sus carreras o exploran nuevas pasiones. Además, el aprendizaje continuo se ha vuelto esencial en una economía globalizada y en permanente cambio, donde la adaptación y la adquisición constante de habilidades son cruciales para la empleabilidad y el éxito profesional
MÓNICA CALURANO VELLARINO
Una institución con pasado
Las universidades tienen sus raíces en el movimiento de educación popular del siglo XIX en Europa, que surgió como respuesta a la necesidad de proporcionar educación a las clases trabajadoras que hasta entonces no tenían acceso a instituciones educativas formales. La primera universidad popular fue fundada en Dinamarca en 1844 por el teólogo y político Nikolaj Frederik Severin Grundtvig. Estas instituciones se centraban en proporcionar una educación práctica y relevante para la vida cotidiana, que incluía temas como literatura, historia, matemáticas y ciencias naturales.
A medida que se difundió la idea de las universidades populares, se crearon instituciones similares en otros países europeos, como Suecia, Noruega, Alemania y el Reino Unido. Estas entidades promovían la educación para todas las personas independientemente de su origen social, y enfatizaban la participación activa de estudiantes en el proceso de aprendizaje.
España se suma a este movimiento en 1901, apoyado por reconocidos intelectuales de la época (Vicente Blasco Ibáñez, Antonio Machado, Wencelao Fernández Flores, María de Maeztu, Margarita Nelken, Elena Fortún o Miguel Hernández) e inspiradas en la Institución Libre de Enseñanza, trabajando para la capacitación de los obreros en las zonas industriales y brindado oportunidades educativas a personas de diversos orígenes.
Para el futuro
En el siglo XXI, las universidades populares están experimentando un resurgimiento debido a varios factores claves. Destaca el acceso a la tecnología y la educación en línea, que han permitido llegar a un público más amplio. Además, la creciente necesidad de aprender a lo largo de toda la vida en una economía en constante cambio ha hecho que las universidades populares sean más relevantes que nunca.
El proyecto de universidades populares (UU.PP.) ha contribuido a lo largo de la historia, proporcionando oportunidades de aprendizaje, crecientes y accesibles, para personas de todas las edades y antecedentes, y están evolucionando para adaptarse a las demandas cambiantes de la sociedad contemporánea. Quiero con estas palabras manifestar cómo las universidades populares del siglo XXI están desafiando las normas educativas tradicionales y desempeñando un papel crucial en la promoción de la educación a lo largo de toda la vida.
Desde su constitución las Universidades Populares, han focalizado el eje central de su actividad hacia la participación ciudadana, que es su medio y su fin, abordando desde aquí las necesidades más acuciantes, de forma especial aquellas relativas al género o estatus social, que ha obligado a muchas personas a sufrir discriminación, mermando así sus potencialidades personales y profesionales.
El empoderamiento de las personas y el reconocimiento social
En el siglo XX, dominado por la meritocracia, las Universidades Populares centraron sus esfuerzos principalmente en ofrecer recursos que disminuyeran las dificultades para la adquisición de competencias en el ámbito social. La actividad desarrollada por las UU.PP. ha apostado por el empoderamiento de las personas y el reconocimiento social.
Durante el siglo XX, las UU.PP. realizaron una ingente oferta de actividades, orientadas a la consecución de saberes y competencias, que de una u otra forma eran acreditadas, alcanzando cotas participativas de gran impacto. Paralelamente, fiel al compromiso con las personas y sus comunidades, se logró un mayor reconocimiento y un sustancial empoderamiento de participantes en los diferentes procesos. Nuestras estadísticas nos demuestran una tendencia creciente que cada vez alcanza a más sectores, que con sus testimonios experienciales ilustran mensajes cargados de vivencias y emociones que les hacen sentirse parte activa del modelo.
Somos conscientes que nos queda mucho trecho por recorrer para alcanzar los objetivos deseados, pero sabemos que estamos en el camino correcto y nuestra misión avanza contribuyendo sustancialmente a su logro, porque las realidades de otros tiempos siguen vigentes en nuestros días, la igualdad entre las personas, la crisis climática, la cultura de paz, las migraciones, entre otras, suponen hitos en el proceso que estamos desarrollando.
El siglo XXI
El siglo XXI, está marcado por innumerables posibilidades, no es un tiempo de ciclos cerrados, sino de espacios abiertos y conectados, que propicia la innovación, el emprendimiento y la cooperación entre actores, para generar comunidades y entornos favorables para la sociedad del bienestar, de la cultura, de la educación, la tecnología, la empleabilidad, la igualdad real, la salud y el refuerzo de nuestro modelo.
El saber que transciende y genera cambios se convierte en conocimiento con capacidad para producir desarrollo que se retroalimenta de manera holística y permanente, en el que la persona es la verdadera protagonista de un proceso que ofrece repuestas y genera preguntas.
Esta realidad, hace que las UU.PP. se reinventen para adaptarse a las demandas de un mundo globalizado cada día más exigente, en el que lo global afecta a lo local y lo local a lo global. Así lo demuestran sus nuevas estructuras abiertas, lideradas por profesionales versátiles y multidisciplinares, hábiles en las competencias claves en las que las personas y sus valores son el centro, desde una visión humanista y con los Derechos Humanos como referentes, para escribir un futuro a la altura de la dignidad de cada persona, consciente y solidaria para “vivir, sentir y construir”, pilares esenciales de la nueva era.
Nuevos espacios
Nos atrevemos a pensar en grande y a mejorar el mundo que nos ha tocado vivir, sintiéndonos partícipes de continuar una gran aventura colectiva como equipo para resignificarnos y generar propuestas para los grandes desafíos de nuestro tiempo. Sin olvidar lo aprendido, pero no permitiendo que nos lastre, el siglo XXI nos invita a lanzarnos a nuevos espacios, nos reta con su carácter polivalente, lo que se convierte en nuestra mayor motivación, respondiendo con atrevimiento y decisión, la misma que argumenta nuestra historia.
Es necesario que abandonemos los métodos de la enseñanza tradicional y avancemos hacia modelos enmarcados en procesos en los que fluya el intercambio, la investigación aplicada, la inspiración, la cocreación y la libertad de acción, facilitando el flujo de las experiencias personales en los espacios compartidos.
Una de las características más destacadas de las Universidades Populares del siglo XXI es su enfoque en la accesibilidad. En una era en la que la educación tradicional puede resultar costosa y geográficamente restrictiva, las universidades populares han adoptado tecnologías educativas avanzadas para llegar a un público más amplio. Ofrecen una amplia gama de programas educativos económicos que en muchos casos se pueden completar en línea desde cualquier lugar del mundo. Esta accesibilidad democratiza el acceso a la educación superior, permitiendo que más personas tengan la oportunidad de aprender y avanzar en sus carreras.
El aprendizaje a lo largo de toda la vida
El aprendizaje a lo largo de toda la vida se ha convertido en una necesidad imperante. Las UU.PP. promueven activamente la idea de que la educación no es exclusiva de la juventud, sino que debe estar disponible a lo largo de toda la vida. Esto permite a las personas adquirir nuevas habilidades y conocimientos a medida que avanzan en sus carreras o exploran nuevas pasiones.
Además, el aprendizaje continuo se ha vuelto esencial en una economía globalizada y en permanente cambio, donde la adaptación y la adquisición constante de habilidades son cruciales para la empleabilidad y el éxito profesional.
La flexibilidad es clave en este nuevo concepto. Supone comprender y adecuarse a las realidades de las personas participantes que a menudo tienen responsabilidades laborales, familiares y personales que deben conciliarse con sus aspiraciones educativas. Por lo tanto, los programas educativos se diseñan teniendo en cuenta dicha flexibilidad. Esto permite completar sus estudios a su propio ritmo y de acuerdo con sus horarios, lo que facilita el equilibrio entre la educación y otras responsabilidades de la vida cotidiana.
A pesar de su énfasis en la educación en línea, se mantiene un fuerte sentido de comunidad. Fomentando la colaboración entre participantes, personal docente promoviendo el aprendizaje social y la interacción. Esta comunidad ayuda a combatir el aislamiento que a menudo se asocia con el aprendizaje en línea y proporciona un espacio donde se pueden compartir ideas, debatir temas y colaborar en proyectos.
Somos conscientes de que ha llegado el momento de actuar con audacia pensando y haciendo que sea la ciudadanía en proceso continuo de formación, quienes orienten y protagonicen nuestra actividad.
¡Todas somos parte de este proceso de aprendizaje donde todas las personas son portadoras del saber que, en la interacción, genera conocimiento!
MÓNICA CALURANO VELLARINO Presidenta de la Federación Española de Universidades Populares (FEUP). Directora de AUPEX