En España los procesos de aseguramiento de la calidad han estado desde un principio liderados, quizá de manera excesiva, por las agencias de calidad. Esa es la mayor asignatura pendiente del sistema de aseguramiento de la calidad en España
TERESA SÁNCHEZ CHAPARRO
Prestigio del sistema universitario de Países Bajos
Si hablamos de prestigio y calidad de las universidades europeas, está claro que tenemos que hablar de Países Bajos. En efecto, parece interesante detenerse en analizar las claves del éxito de un país en el que todas sus universidades públicas ocupan puestos destacados en los rankings internacionales. Sirva darse cuenta de que 10 de las 13 universidades públicas holandesas se encuentran en mejores posiciones que todas las españolas, y las otras 3 estarían en el Top-5 español, según la última edición del ranking del Times Higher Education.
El nivel de calidad de la enseñanza superior en Holanda es muy bueno, pero lo que más llama la atención en estas cifras es la no tan frecuente combinación entre democracia y excelencia: todas son “buenas”, y no parecen existir diferencias significativas en el nivel de calidad de las universidades. Al mismo tiempo, las universidades en Países Bajos tienen enfoques diversos: las hay más prácticas- las llamadas universidades de ciencias aplicadas- y más teóricas, y tienen especializaciones temáticas y estratégicas diferentes.
Podríamos preguntarnos qué enfoque de aseguramiento de la calidad aplica este país que tan buenos resultados muestra en términos de calidad de su sistema educativo. Merece la pena repasar brevemente las etapas por las que ha atravesado su enfoque de calidad. Como reflexión previa, nos sorprenderá quizá constatar que, junto con algunos rasgos muy innovadores, el sistema de aseguramiento de la calidad holandés adolece de problemas similares a los que sufren otros países europeos, y en concreto el nuestro.
Origen
El sistema de aseguramiento de la calidad en Países Bajos se estableció en 1988. Países Bajos fue, sin ninguna duda, uno de los países pioneros en este sentido. En esta primera etapa, el sistema era puramente formativo, enfocado a la mejora continua y al fomento de una cultura de calidad en el sector.
La evaluación era llevada a cabo por la Asociación de Universidades de los Países Bajos y el gobierno supervisaba “de lejos” al sector, imponiendo un marco procedimental bastante amplio. Las universidades tuvieron, por tanto, en esta etapa inicial, una gran autonomía para desarrollar una concepción propia de calidad que, muy pronto, pivotó en torno a la internacionalización del sistema, la flexibilidad curricular y la innovación pedagógica.
En el 2002, con la implementación del proceso de Bolonia, el paradigma cambia y se implementa un sistema de acreditación de programas, muy enfocado al control y a conseguir implementar una nueva estructura grado/master euro-compatible. NVAO, la agencia de calidad que opera en Países Bajos y Flandes, fue creada en 2005, para pilotar el sistema de acreditación de programas.
Pronto, la acreditación de programas tomó la forma de un “Quality label” cuyo objetivo era aumentar la transparencia, comparabilidad y atractivo de los programas. Junto con la label genérica, se lanzaron también sellos enfocados al reconocimiento de actividades innovadoras (internacionalización, pedagogía personalizada, sostenibilidad, emprendimiento, etc.).
Menos burocracia menos control
En 2011, después de finalizar la primera ronda de acreditación, se detectó la necesidad de ajustar el sistema e introducir elementos simplificadores y de mejora. En efecto, los grupos de interés consideraron en aquel momento que el enfoque de acreditación de programas era excesivamente burocrático y sesgado hacia el control. Se introdujeron dos innovaciones:
1) un sistema de audit institucional acoplado al sistema de acreditación, y que suponía una simplificación del sistema en ciertos casos- menos criterios evaluados en la acreditación de programas en caso de audit institucional favorable;
2) dos niveles de calidad como resultado de la acreditación de programas (“bueno” y “excelente”).
En 2014, la NVAO introdujo la que, a mi parecer, es una de las características más interesantes e innovadoras del sistema holandés de aseguramiento de la calidad. Me refiero al “appreciative approach” o “enfoque apreciativo”. Se trata de un esquema totalmente flexible, donde la evaluación se plantea como una discusión contextualizada y libre, no sujeta a un esquema o estándar prefijado, en torno a temas relevantes elegidos por la propia universidad.
Más que una metodología, la NVAO define el “enfoque apreciativo” como un enfoque metodológico aplicado en todos sus programas de acreditación y evaluación. Esta medida ha conseguido compensar en cierta medida el “giro burocrático” que el sistema de aseguramiento de la calidad holandés había emprendido desde principios de los 2000. Sin embargo, el desafío ahora es asegurar la transparencia y la consistencia en las decisiones (uno de los problemas que se señalaban en la última de las evaluaciones de NVAO por ENQA. Digamos que el sistema de evaluación es ahora más válido y relevante, pero se han planteado problemas de fiabilidad.
¿Qué podemos aprender del sistema de aseguramiento de la calidad en Países Bajos?
En definitiva, ¿qué podemos aprender del sistema de aseguramiento de la calidad en Países Bajos? Desde mi punto de vista, una reflexión importante es el darse cuenta de que hasta en las mejores casas “se cuecen habas”. Existen desafíos que se plantean en todos los países europeos para los que ni los países más pioneros han encontrado todavía soluciones definitivas. Me refiero en concreto al balance entre control y mejora, y a las posibles tensiones entre fiabilidad y relevancia que pueden plantearse en un plano técnico.
Por otro lado, en esta historia de la evolución del sistema de aseguramiento de la calidad de Países Bajos, que en muchos momentos parece muy similar a la nuestra, se constata una diferencia fundamental: antes del giro burocrático de los 2000, las universidades holandesas tuvieron la oportunidad de construir una visión propia sobre la calidad y sus múltiples dimensiones, que articularon en torno a cuestiones sustantivas (la internacionalización, la calidad pedagógica, la diferenciación estratégica, los modelos de gobernanza).
En España, sin embargo, los procesos de aseguramiento de la calidad han estado desde un principio liderados, quizá de manera excesiva, por las agencias de calidad. Ese es, a mi entender, la mayor asignatura pendiente del sistema de aseguramiento de la calidad en España.
TERESA SÁNCHEZ CHAPARRO Es profesora en la Universidad Politécnica de Madrid y experta en aseguramiento de la calidad en la enseñanza superior. Entre otros puestos relacionados con el sector, ha sido directora ejecutiva de la Commission des Titres d’Ingénieurs y miembro del board de ENQA entre 2014 y 2017.
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