Edutrópolis. La ciudad en la universidad, la universidad en la ciudad

Reales Estudios. Madrid. España. Pablo Acosta

Edutrópolis es una red metropolitana de centros de educación post-secundaria que sirve y ofrece su apoyo a una multitud de funciones educativas, sociales, económicas y culturales. En tales funciones se incluye la tríade tradicional de enseñanza, investigación y servicio a la comunidad, y, de modo creciente, la mejora y la ampliación de la comunidad, es decir, el desarrollo de la comunidad

SANTIAGO ATRIO, AGUSTÍN HERNÁNDEZ Y MARCOS ROS


Edutrópolis

Alfonso González charlaba hace meses con Santiago Atrio sobre el significado de la palabra “Edutrópolis”. Una conversación que nos anima a escribir este texto, en el que buscamos reflexionar sobre la oportunidad del concepto en nuestro contexto actual. Se trata de una noción atribuida a Richard P. Dober (30 de marzo de 1928 – 21 de enero de 2014). El término ha sido utilizado en diversas ciudades. Richard Dober desarrolló la idea a través del concepto de “gobernanza instrumental mutua” para conceptualizar el término Edutrópolis (2006) sobre el Área Metropolitana de Boston.

Antes de esta publicación encontramos el artículo “Edutropolis, an emerging 21st century paradigm”, firmado por el propio Dober, para el encuentro “ciudad y universidad: ciudades universitarias y campus urbanos” celebrado en la VIII Semana de Estudios Urbanos celebrado en Lleida, del 10 al 14 de abril de 2000 (coord. por Carme Bellet Sanfeliu, Joan Ganau i Casas).

En dicho congreso Dober afirmaba:

«En lo que respecta al futuro y al tema de este congreso, universidades y comunidad, mi hipótesis en relación al panorama estadounidense es la que sigue:

Primero: la educación superior será una actividad necesaria para el progreso social, cultural y económico del siglo XXI.

Segundo: un número considerable de habitantes residirá en áreas metropolitanas integradas por ciudades centrales, periferia y zonas circundantes, el 80% de la población, según los demógrafos de la Oficina del Censo de los Estados Unidos.

Tercero: el concepto de universidad y comunidad debe ir más allá de las relaciones entre los habitantes de la ciudad y el ambiente universitario. Debe incluir la red de todos los centros de educación superior del área metropolitana con el fin de poder beneficiarse de las relaciones sinérgicas entre estas instituciones.

Cuarto: esta red, que es en gran medida adventicia y no planificada, empieza a tomar forma en las regiones metropolitanas con un elevado porcentaje de participación en la educación superior.

Quinto: a esta nueva forma que está surgiendo, el paradigma del siglo XXI, la denomino Edutrópolis, resultado de la fusión de dos palabras: educación y metrópolis.

Definición de Edutrópolis: una red metropolitana de centros de educación post-secundaria que sirve y ofrece su apoyo a una multitud de funciones educativas, sociales, económicas y culturales. En tales funciones se incluye la tríade tradicional de enseñanza, investigación y servicio a la comunidad, y, de modo creciente, la mejora y la ampliación de la comunidad, es decir, el desarrollo de la comunidad.”

el concepto de universidad y comunidad debe ir más allá de las relaciones entre los habitantes de la ciudad y el ambiente universitario

Más allá del concepto de Ciudad Universitaria

Las redes de centros universitarios se vienen desarrollando desde hace tiempo. El término Edutrópolis representa una singularidad al ir más allá del concepto actual de Ciudad Universitaria, con entidad autónoma del territorio en el que se localiza, proponiendo la creación de una red integradora de las distintas entidades universitarias de un territorio.

Edutrópolis, además de una red de centros universitarios, sería en palabras de Dober una estructura de coordinación y articulación entre las instituciones universitarias que la integran, donde el sector privado y las administraciones locales y/o del Estado no aparecen como los únicos actores destacados, contra lo que se ha intentado argumentar en algunas ocasiones.

Este concepto, extraído de un momento histórico y de un contexto social concreto, quizás tuviese mejor traducción con el término “Región Universitaria”, constituyéndose como un polo de atracción de personas, empresas e inversiones y de generación de conocimiento. Así se proponía en 2017 para “Santa Cruz de la Sierra, la nueva Edutrópolis no solo de Bolivia, sino también de esta parte del subcontinente americano” y concluían con un significativo final “el debate está abierto”.

una estructura de coordinación y articulación entre las instituciones universitarias que la integran, en donde el sector privado y las administraciones locales y/o del estado no aparecen como los únicos actores destacados

Palacios del pueblo

El ejemplo de Boston, descrito por Dober, aglutina decenas de instituciones universitarias, educativas y de investigación formando un “hub” donde se apoyan mutuamente y, a la vez, cada una de estas se benefician de su implicación y colaboración con los espacios sociales, educativos, productivos, etc.

Es interesante ver cómo unos años después, Boston insiste en una propuesta parecida llamada “Initiative on cities” que tiene por objetivo principal “promover y avanzar en las estrategias de liderazgo urbano adaptativo necesarias para apoyar a las ciudades como centros dinámicos de crecimiento económico y desarrollo en el siglo XXI» y se concibe «como un puente entre la investigación académica de nivel mundial y la práctica real de la gobernanza de las ciudades”.

Este tipo de iniciativas, muchas de ellas pasajeras, se concretan de manera parecida en el UChicago Urban Labs, el Silicon Fen de Cambridge, o el proyecto Connecting cities – Building sucesses de la UE, en charlas y seminarios conjuntos entre universitarios/as y dirigentes/gestores de la ciudad para debatir el futuro en diferentes ámbitos temáticos (bienestar, delincuencia, pobreza, salud, energía, educación, etc.)

AZCA. Madrid. AGHM

Pero sin ir más allá. La idea de las universidades de establecer colaboraciones con la ciudad como “learning environement”; o de las ciudades de entender a las universidades como “key resource” para mejorar el crecimiento económico, la calidad de vida urbana, la atracción de talento o cualquiera otro reto que se plantee parece muy atractiva, pero no es fácil de implementar, estructurar y hacer sostenible (Bellet y Ganau, 2006, https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=12606 ).

Los centros universitarios, facultades, centros de investigación, etc. tienen una dimensión urbanística relevante. Y no es lo mismo que estén situados en un campus en las zonas ricas de la ciudad o en los barrios de clase trabajadora y/o población migrante. Por eso se debería repensar las universidades en su dimensión urbanística desde la perspectiva comunitaria y promocionarlos como espacios de encuentro, formación, intercambio y fomento de cultura, ciencia, vínculo con el ámbito productivo, etc. Que pudieran ser, en palabras de Klinenberg (2020), “palacios del pueblo”.

“Informe Universidad y Agenda Urbana”

Es en este punto incorporamos a este diálogo al profesor Agustín Hernández Aja y al eurodiputado Marcos Ros Sempere. El primero por su condición de Coordinador del Grupo de Trabajo de Urbanismo Universitario y Sostenibilidad de Crue – Sostenibilidad. El segundo por los trabajos que en esta línea se están desarrollando desde Europa.

hace mucho tiempo que las universidades dejaron de considerarse un recinto cerrado, en el que el conocimiento se genera fruto de una reflexión autónoma, y en el que la universidad de dedica a la investigación y la docencia en exclusiva

Para Agustín Hernández, hace mucho tiempo que las universidades dejaron de considerarse un recinto cerrado en el que el conocimiento se genera fruto de una reflexión autónoma y en el que la universidad de dedica a la investigación y la docencia en exclusiva.

En relación a la articulación universidad-territorio, desde el grupo de Urbanismo Universitario de la comisión sectorial de Sostenibilidad de la Conferencia de Rectores de Universidades Española (CRUE) se ha desarrollado el “Informe Universidad y Agenda Urbana”, en el que reflexiona sobre la participación de las universidades españolas en la aplicación de los objetivos de la Agenda Urbana Española (AUE), entendiendo como parte de su misión la interrelación entre la universidad y el territorio en el que se enclava. 

El documento presenta los objetivos estratégicos de la Agenda Urbana Española y su aplicación en la comunidad universitaria, acompañado cada uno de ellos de una Buena Práctica, desarrollada en las universidades participantes en el informe, relacionada con los objetivos estratégicos de la Agenda Urbana Española.

Se trata de incorporar problemas propios de la sociedad a la agenda universitaria de forma interdisciplinar. Es decir, involucrando todo el ‘ecosistema’ del conocimiento y la cultura propia de la universidad

Cada uno de textos asociados a los objetivos estratégicos se hace tres preguntas, que establecen la necesidad de diálogo entre la universidad y la sociedad:

• ¿Qué podemos hacer dentro de la Universidad?

• ¿Qué podemos ofrecer desde la Universidad?

• ¿Que deberíamos demandar desde la Universidad?

El documento incluye un artículo introductorio, de la profesora María Isabel Arcos, Sociedad del conocimiento y desarrollo local, que sirve de marco teórico al documento, en él la profesora Arcos, indica que:

“Pero no es suficiente con transferir conocimiento, ya sea utilitarista o humanista, para que la universidad contribuya a solventar las problemáticas del territorio, sino de aplicarlo y que intervenga en la contribución al desarrollo local. Y para ello, se hace necesario que la universidad contextualice la investigación en un escenario de aplicación e intervención.” ……” Se trata de incorporar problemas propios de la sociedad a la agenda universitaria de forma interdisciplinar. Es decir, involucrando todo el ‘ecosistema’ del conocimiento y la cultura propia de la universidad (humanidades, artes, ciencias sociales, naturales, de la salud y tecnología).

Filipinas Francisco Pomares

Según Levine (Levine, P. (2007). Collective Action, Civic Engagement, and the Knowledge Commons. En Hess, C. Y Ostrom E. (eds.) (2007) Understanding Knowledge as a Commons: From Theory to Practice, 247-275. Cambridge: The MIT Press) cuatro son los elementos distintos que caracterizan a la universidad del desarrollo y marcan los espacios de interacción con el medio en que se inserta. Estos elementos se relacionan directamente con los recursos (o capitales) territoriales de Barroso y Romero (Barroso, I. C., & Romero, G. G. (2009). Las redes de colaboración como base del Desarrollo territorial. Scripta Nova, 13 (289). https://idus.us.es/xmlui/handle/11441/43406):

1. (Recurso humano). Formar estudiantes de alto nivel, los cuales deberán aplicar creativamente el conocimiento adquirido para aplicarlo a la solvencia de problemas sociales reales. Esto lleva a,

2. (Recurso social y relacional). Colaborar para definir agendas de investigación que atiendan las necesidades sociales y cooperar con actores externos para asegurar que los resultados obtenidos son efectivamente aplicados. Para que esto sea posible hay que,

3. (Recurso cultural y natural). Impulsar, desde los criterios de evaluación académica, la atención a problemas de la sociedad y de desarrollo, elaborando nuevos criterios para la valoración de la investigación. Esto exige a su vez,

4. (Recurso productivo). Ayudar a que personal y alumnado se involucre con problemas productivos y sociales del entorno territorial, tomando una posición proactiva respecto de sus intereses, incluyendo en esto la organización de la docencia, de la investigación y de la articulación entre ambas”

Entendemos que el informe presentado a CRUE, en relación con la implantación de la AUE, participa de esa visión más amplia incluida en Edutrópolis, a falta de integrar en ella la totalidad de todas las estructuras de educación superior existentes en una región (el documento reflexionaba tan solo sobre la capacidad individual de cada una de ellas), en el desarrollo de una articulación de orden superior.

Se trata de incorporar problemas propios de la sociedad a la agenda universitaria de forma interdisciplinar. Es decir, involucrando todo el ‘ecosistema’ del conocimiento y la cultura propia de la universidad

Pensar más allá de la “región”

Por su parte, Marcos Ros pone el acento en las iniciativas que se están desarrollando desde la Unión Europea y que nos obligan a pensar más allá de la “región” como entidad territorial de referencia para las Edutrópolis.

En este sentido, Ros recuerda que las instituciones de educación superior de la Unión Europea están en constante evolución desde que allá por el año 1987 se crease el programa Erasmus, que permitía el intercambio de estudiantes universitarios durante periodos prolongados de tiempo (semestre o año completo) entre diferentes universidades.

Este programa, cuya curva de éxito y crecimiento ha sido espectacular, puso de relieve la necesidad de armonizar los sistemas educativos de la Unión Europea, dando paso a la revolución académica que supuso el proceso de Bolonia para crear el Espacio Europeo de Educación Superior.

Pero este cambio de paradigma va más allá de lo puramente académico o administrativo, pues ha propiciado el establecimiento de relaciones territoriales entre instituciones académicas de todo el territorio de los 27 Estados miembros, que a su vez se traduce en cambios en las dinámicas urbanas, desplazamientos, alojamientos, servicios a los desplazados y un largo etcétera.

en menos de una década es posible que prácticamente todas las universidades de la Unión Europea pertenezcan a un consorcio o alianza, lo que deriva en un nuevo concepto estratégico de relación territorial educativa que engloba a toda la Unión

Euro-Edutrópolis

Pero esta dinámica está entrando en una segunda fase mucho más acelerada, comenta el Eurodiputado, con la reciente puesta en marcha de la iniciativa de las Universidades Europeas, dentro del programa Erasmus+. Una iniciativa, lanzada en 2019, que propicia la creación de consorcios o alianzas entre diferentes universidades o instituciones de educación superior, ubicadas en diferentes Estados miembros de la unión, con el objetivo de facilitar que los estudiantes, profesores y personal al servicio de las universidades que componen cada consorcio, disfruten de una entidad superior (el propio consorcio o alianza), que permita la creación de títulos de grado conjuntos, creación de grupos de investigación, movilidad libre de estudiantes y personal por los diferentes campus de la alianza, y nuevas características que habrán de desarrollarse en función del éxito de la iniciativa, como la creación de un estatuto jurídico único para cada alianza, o la acreditación única de los grados conjuntos.

Esta iniciativa, que cuenta ya con cuatro convocatorias, ha conseguido involucrar a más de 300 instituciones de educación superior, de los 27 Estados miembros de la UE, y la creación de 57 alianzas a lo largo de estos años. Un éxito sin precedentes, que nos hace repensar a las regiones como entidad territorial de referencia, pues están apareciendo estructuras en red a lo largo del territorio que generan nuevas relaciones urbanas, como se ha comentado antes.

Para Ros, lo más significativo es que, de seguir la inercia actual de la iniciativa de Universidades Europeas, en menos de una década es posible que prácticamente todas las universidades de la Unión Europea pertenezcan a un consorcio o alianza, lo que deriva en un nuevo concepto estratégico de relación territorial educativa que engloba a toda la Unión. ¿Estaríamos ante el concepto de Unión Europea como entidad territorial de referencia? Quizás es pronto para anticipar tal escenario, pero no cabe descartar que consigamos crear la Euro-Edutrópolis.

objetivo la creación de equilibrios e intercambios justos tanto hacia afuera de su espacio como en el interior desde el espacio sobre el que se asienta

Equilibrio e intercambios justos

Hernández Aja continúa su reflexión con las siguientes preguntas ¿Cuál es la entidad territorial de referencia? ¿Es el área urbana como parece proponer Dober? O hay que tener una visión más amplia que incluya el territorio que se incluye.

Surgen preguntas muy pertinentes que nos obligan a reflexionar sobre los límites políticos y administrativos de nuestro ámbito de acción, que a veces colisionan con las estructuras geográficas y funcionales. Las Edutrópolis no pueden ser ajenas a los retos sociales y ambientales a los que se enfrenta el planeta. ¿Sería la Biorregión el espacio de referencia? Y por tanto la gestión justa y sostenible de los recursos disponibles uno de los ejes de su actividad. O si como ocurre en la realidad, los recursos que sustentan las regiones que contendrían las Edutrópolis proceden de espacios lejanos sin articulación política entre espacios consumidores y productores ¿No debería Edutrópolis incluir estos espacios en su campo de acción, a través de sus investigaciones, proyectos educativos y políticas de intercambio? 

La Edutrópolis, si quiere ser funcional y útil debe servir y coordinarse con los espacios en los que se asienta, pero ¿Pueden convivir varias Edutrópolis en un mismo espacio o intersecarse en algún momento? Tienen que definir cuál es su objetivo final, que puede ir desde generar espacios de excelencia y acumulación frente a otros territorios (en una visión de espacios en competencia), o tener como objetivo la creación de equilibrios e intercambios justos tanto hacia afuera de su espacio como en el interior desde el espacio sobre el que se asienta.

Como conclusión coinciden los cuatro que las universidades Latinoamericanas (de ambos lados del océano), hace mucho que reflexionan sobre su relación con los espacios en los que se enclavan, pero también en la relación que mantienen entre ellas, mediante redes, proyectos de investigación e intercambios, por lo que nos atrevemos a pensar en la oportunidad de hacer visible esa galaxia de Edutrópolis en ciernes y crear un modelo propio adaptado a cada territorio, que nos permita desarrollar universidades más útiles a las sociedades a las que pertenecen, dando respuesta a los retos a los que nos vamos a enfrentar en las siguientes décadas.


Santiago Atrio Cerezo. Dr. En Educación. Arquitecto por la ETSAM, UPM. En 2017 formó parte del equipo del rector Rafael Garesse como vicerrector de Campus y Sostenibilidad. Miembro de la comisión permanente de la sectorial de Sostenibilidad de la CRUE de 2017 a 2021. Actualmente director del Instituto Universitario de Ciencias de la Educación de la UAM.

Agustín Hernandez Aja. Catedrático de urbanismo. Dr. En Arquitectura por la ETSAM. Delegado del rector de la UPM para Urbanismo, Sostenibilidad y Movilidad Intercampus. Coordinador del grupo de Urbanismo de la CRUE Sostenibilidad.

Marcos Ros Sempere. Eurodiputado. vinculado a la Universidad Politécnica de Cartagena ha formado parte del equipo docente de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Edificación de la UPCT, y en 2016 formó parte del equipo del rector Alejandro Díaz como vicerrector de Campus y Sostenibilidad. Arquitecto por la Universidad Politécnica de Madrid, logró el doctorado por la Complutense de Madrid en el año 2005.

Espacios de Educación Superior está dirigido a poner en contacto a las personas e instituciones interesadas en la sociedad del aprendizaje en Iberoamérica y España.