«Según el informe de la UNESCO sobre “Repensar la educación: ¿hacia un bien común mundial?” (2015; Scott 2015) y las ideas que del mismo se recogen en el último informe de 2021 “Reimaginar juntos nuestros futuros” (2021), el conocimiento y todas las etapas educativas incluida la universitaria, tienen que ser entendidas como un derecho universal y como un bien común esencial. Las educaciones y el conocimiento a lo largo de la vida ya no pueden ser un “lujo” restringido a algunos, sino que, precisamente por su potencial de transformación de las personas, de las relaciones y de las capacidades personales, son la herramienta clave para construir una sociedad mejor para todo el mundo«
JORDI COLLET Y JOSEP CASTILLO
Un modelo de gobernanza para el bien común
Se propone la co-construcción de un proyecto común basándose en la interdependencia entre las universidades y la ciudad y la necesidad de coproducir una realidad social y académica orientada al bien común. Organizamos las propuestas en las que la gobernanza del bien común podría concretarse en cinco dimensiones:
Ámbito formativo
Vínculos espaciales
En contra del modelo de las universidades – campus, a menudo aisladas y lejos de las ciudades, se plantea la posibilidad que las diferentes facultades y grados estén ubicados en espacios significativos del territorio en función de su ámbito de estudio. Así, se abren múltiples posibilidades de co-construcción de la universidad, de la ciudad y de los conocimientos cuando se piensa en carreras universitarias ubicadas en espacios vinculados al ámbito de estudio de cada grado o máster; en investigación en espacios de uso ciudadano; etc.
El objetivo sería generar las condiciones de posibilidad de una coproducción del conocimiento entre universidad y ciudad en su vínculo con múltiples espacios, agentes, entidades, empresas, cooperativas… y a la vez, crear alianzas con otros agentes que generan conocimiento fuera del marco académico, pero que a menudo no ven reconocida su legitimidad (Freire, 2005; Collet, 2020).
Universidades y educación a lo largo de la vida – Universidad 0-100
En el marco de una sociedad cada vez más envejecida, con grandes desigualdades formativas y a la vez con unos requerimientos educativos cada vez más intensos, una gobernanza universitaria del bien común podría promover un acceso abierto y equitativo al conocimiento vinculando universidades, espacios de gente mayor y escuelas de personas adultas.
Programas como las “Aulas de extensión universitaria”, la “Universidad al alcance”, la “Universidad de mayores” o las universidades populares, ya apuntan en esa dirección y son importantes también para las universidades en un momento de bajada demográfica y, por lo tanto, de matrícula (Subirats, 2022).
También se podría promover activamente el acceso a la universidad a los sectores sociales más desfavorecidos, por ejemplo, ofreciendo un “grado abierto” a todo el mundo, con libertad de escoger cualquier asignatura ordinaria. Y mantener unas pruebas de acceso permanente a la universidad para cualquier edad y/o plantear su modificación.
Ámbito productivo
“Doctorados en común”
La propuesta de los doctorados industriales ha permitido el acercamiento concreto y cotidiano de las universidades y el mundo productivo en una iniciativa con muy buena acogida. Esta misma idea se puede extender a másteres y doctorados culturales, educativos, de TIC, ambientales, humanísticos… De alguna manera, vinculado a la propuesta anterior de ubicar docencia e investigación a lo largo y ancho de la ciudad, estaríamos hablando de una «Universidad comunitaria».
Donde de lo que se trata no es de construir parques de investigación aislados o facultades auto-centradas, sino integradas en y con entidades, empresas, cooperativas, administraciones, ciudadanía no organizada, museos, bibliotecas, etc.
Universidades y Formación profesional en las ciudades
En Europa, es bastante común que haya estrechos vínculos y pasarelas fáciles entre la formación profesional y las universidades. En el Estado Español eso todavía es una rareza que se podría explorar en el marco de las ciudades. Entender la Formación profesional superior como “tercer ciclo”, como propone la Unión Europea, debería ser el trampolín para establecer, por ejemplo, itinerarios compartidos (2 de formación profesional superior + 3 de universidad); sinergias en investigación y divulgación científica entre ambas etapas; conexión compartida con las ciudades y sus necesidades; etc.
Universidades como “Think thanks” de las ciudades
Las universidades se podrían convertir, de forma permanente, estable y cotidiana, en espacios para acompañar, desde el conocimiento científico, a las ciudades y su desarrollo en el mundo productivo, los ayuntamientos, las entidades, las empresas, etc. Dentro de un “convenio marco” entre las universidades y cada ciudad, habría que entender que todas las entidades de la ciudad son «socios privilegiados» de las universidades con quienes pueden colaborar mutuamente en cualquier momento.
Ámbito del co-conocimiento
Redes de co-construcción de conocimiento
Las redes de co-construcción de conocimiento entre universidades y ciudades deberían ser habituales, en la línea de lo que los informes de la UNESCO señalan. Así, construir una red de escuelas e institutos asociados a las facultades de educación; una red de cooperativas y empresas asociadas a las facultades de economía, tecnología e ingeniería; etc. debería poder ser una práctica habitual. El punto clave de estas redes es que se harían bajo un régimen ético (prácticas éticas a nivel ambiental, social, laboral…) y con un retorno del conocimiento adquirido en régimen de «creative commons» abierto a toda la ciudadanía.
Universidades contra el fracaso escolar
Reforzar y ampliar los proyectos de colaboración entre universidades y la educación primaria y secundaria en la lucha contra el fracaso escolar. Ya hay iniciativas en esta línea que pueden ser ampliadas y/o una inspiración para otros: Campus Ítaca (una semana universitaria en verano para jóvenes «poco motivados» en la ESO); Proyecto «Marte XXI» (en que grupos de jóvenes “poco motivados” en la ESO diseñan una estación humana en Marte); Proyectos de mentoría social de universitarios con jóvenes de ESO como el «Ruiseñor»; Proyectos de Aprendizaje Servicio en los Institutos en colaboración con las universidades; etc. (Simó et al., 2014; Collet y Martori, 2018; Beneyto et al. 2019)
Ámbito de investigación y transferencia de conocimiento
Ciudadanía informada –divulgación – ciencia ciudadana
En el actual contexto de inflación creciente de tertulias, debates, charlas, seminarios… y de webs con errores o directamente de fake news, el rol de las universidades en los mass media, en las formaciones, etc. parece más importante que nunca.
En contra de una «cultura de la opinión» la gobernanza universitaria del bien común podría promover que las universidades tengan un auténtico rol en la «culturización científica” de la sociedad (online y offline) basada en la investigación.
Así mismo, la participación de la ciudadanía en el diseño, desarrollo y divulgación de la ciencia (ciudadana), sería otro vector clave de una ciudadanía más crítica y activa. En esta línea, las propuestas de laboratorios ciudadanos, o ciencia ciudadana para el bien común de Latorre (2013; 2022) parecen muy adecuadas.
Ciencia en común
La propuesta es que las agendas de investigación no estén marcadas, únicamente, por los gobiernos estatales, la Comisión Europea o el mercado, sino también por las ciudades que acogen y en las que las universidades están ubicadas y se desarrollan. Así, cada dos años se podría co-construir una agenda de investigación en común entre universidades y las entidades, los barrios, las empresas, las cooperativas, el ayuntamiento… para dar respuestas científicas a los retos reales y cotidianos que tienen las ciudades. Y que esas respuestas no sean de tipo unilateral por parte de las universidades (entendiendo a la ciudadanía como cliente), sino entendiendo la investigación como un proceso de co-construcción implicada de conocimiento con la ciudad.
Ámbitos transversales
Dimensión urbanística de las universidades
Los centros universitarios, facultades, centros de investigación, etc. tienen una dimensión urbanística relevante. Y no es lo mismo que estén situados en un campus en las zonas ricas de la ciudad o en los barrios de clase trabajadora y/o población migrante. Por eso se debería repensar las universidades en su dimensión urbanística desde la perspectiva comunitaria y promocionarlos como espacios de encuentro, formación, intercambio y fomento de cultura, ciencia, vínculo con el ámbito productivo, etc. Que pudieran ser, en palabras de Klinenberg (2020), “palacios del pueblo”.
Población universitaria
Por un lado, las ciudades con universidades, recibe una gran afluencia de estudiantes, docentes, investigadores/as, etc. Por otro lado, las universidades buscan dar una buena acogida a estas personas proporcionándoles información, orientaciones, facilidades en vivienda, escolarización de hijos/as, etc.
Toda esta necesaria acogida se podría plantear en términos de gobernanza del bien común buscando fórmulas innovadoras que permitieran establecer acuerdos compartidos entre las personas visitantes y las residentes en ámbitos como: personas mayores que comparten piso con estudiantes, facilitar la presencia de estudiantes Erasmus en las escuelas de la ciudad como auxiliares de conversación; invitar a los investigadores/es a vivir en territorios menos favorecidos; vínculo de estos investigadores/as con el tejido de la ciudad; etc.
Infraestructuras
La ciudad tiene muchas infraestructuras propias (bibliotecas, escuelas, instalaciones deportivas, sanitarias, transporte…) que pueden ser útiles para las universidades y sus actividades; y las universidades, así mismo, tienen muchas infraestructuras propias que pueden ser útiles para las ciudades y sus habitantes. Desde una perspectiva de gobernanza del bien común, se podría plantear el desarrollo de una red de infraestructuras universitarias-ciudadanas al servicio de toda la comunidad universitaria y no universitaria, en el marco del convenio general.
Otras iniciativas
Se podrían plantear otras iniciativas no recogidas en la lista expuesta vinculadas a cada contexto. Por ejemplo, en Brasil, la iniciativa de Universidade Emancipa “tiene como objetivo crear una Universidad Popular, tendiendo puentes entre el debate académico y las periferias, un espacio que utilice el conocimiento académico, profesional y cultural como instrumento para mejorar y transformar la vida cotidiana de las personas”. Hay mucho que explorar en el rol de las universidades como co-constructoras de conocimiento útil y compartido, más allá de su rol de acreditación de conocimientos.
Este artículo forma parte de:
Collet-Sabé, J. y Castillo, J. (2023). Relaciones entre Universidad y Ciudad: de la “gobernanza instrumental mutua” a la “gobernanza del bien común”. RED. Revista de Educación a Eistancia, 23(74). http://dx.doi.org/10.6018/red.539891 |
El artículo está basado en el informe “Per unes noves relacions entre ciutat i universitats: comunitzar la universitat i el coneixement, comunitzar la ciutat” para la ACUP (Asociación de universidades públicas de Catalunya). ACUP 2018-03.
http://www.edcities.org/wp-content/uploads/2013/10/CARTA-CIUDADES EDUCADORAS_3idiomas.pdf
https://doctoratsindustrials.gencat.cat/es/
https://www.uab.cat/web/campus-itaca-1345719639530.html
https://www.diba.cat/web/educacio/ceconomica/tallers-tecnologics/martxxi
https://www.unavarra.es/unidadaccionsocial/programa-incorporate
http://aprendizajeserviciom.wixsite.com/apss-madrid
https://movimentorevista.com.br/2017/07/nasce-a-universidade-emancipa/