«Hay también un proceso de diferenciación institucional en la educación superior que tiene que ver con las prioridades e intereses de diversos actores que participan en el sistema. Lo virtual puede corresponderse con la masificación y una menor inversión, cosa que ya ocurre en Brasil con las universidades privadas a distancia. Lo presencial puede considerarse como parte de una tendencia elitista que busca reeditar la universidad clásica a cargo de sabios o profesores altamente calificados», señala la Vicerrectora académica de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Cristina Del Mastro Vecchione
¿Qué necesita la universidad peruana para dar un salto adelante?
Contar con un viceministerio de educación superior, dotar de recursos adicionales y autonomía a CONCYTEC, fortalecer los organismos reguladores como Sunedu y Sineace para garantizar la calidad de los servicios que ofrecen las universidades a los jóvenes y al país.
A nivel de recursos se requiere orientar adecuadamente el canon universitario, financiar actividades conjuntas entre universidades, alianzas con universidades internacionales, mayor relación con las demandas empresariales. Paralelamente ampliar el programa de becas y el de crédito en la perspectiva de una universalización de la educación superior.
¿Cuál es el papel de las universidades de Perú en el impulso del cumplimiento efectivo de los ODS de ONU?
Los objetivos de desarrollo sostenible proponen avanzar sustantivamente en la solución de los más importantes problemas de la humanidad, en ese sentido son una guía sobre la que la universidad reflexiona, hace seguimiento, propone y desarrolla soluciones desde sus diversas disciplinas.
Esta es en gran medida -hasta ahora- una tarea individual, de cada institución, hay pocos espacios de cooperación y reflexión que permitan contar con un balance sobre lo que la universidad en un sentido amplio está avanzando, y cuáles son los vacíos por cubrir. Cada uno de los ODS podría ser materia de un foro universitario, y así ampliar los espacios que cubren otras organizaciones de la sociedad.
Cabe señalar que nuestra universidad recibió un premio como la universidad del país que cuenta con mayores publicaciones científicas relacionadas con los ODS.
La historia nos ha demostrado que la libertad académica y la democracia son realidades indisociables. ¿Cuál es la situación de la autonomía universitaria en Perú?
Como resultado de la reforma universitaria de 2014 se han suscitado algunos debates sobre la vigencia plena de la autonomía universitaria, que tienen que ver con la supervisión y la calidad de la educación y que ha tenido como consecuencia la pérdida de licencias de funcionamiento de medio centenar de universidades.
Para algunos la autonomía se sostiene en un conjunto de libertades irrestrictas (de pensamiento, de cátedra, de investigación, de manejo de recursos). Esto se enfrentaría a un conjunto de normas respecto de la docencia, la investigación, el licenciamiento de programas de estudio, las exigencias de transparencia, y rendición de cuentas, generando un nuevo concepto: autonomía responsable, orientada a asegurar la calidad del servicio educativo como derecho de los jóvenes que acceden a la educación superior.
La autonomía responsable no contradice el ejercicio de las libertades mencionadas, de las que gozan las personas y la universidad como parte de una sociedad democrática, en la medida que solamente se refieren a condiciones básicas para su funcionamiento, y más bien garantiza con ello el cumplimiento de sus fines en referencia a la sociedad a la que pertenecen.
Estas normas tienen asidero en la necesidad de adecuar el derecho a la educación a los importantes cambios que se han producido a nivel global, regional y local en el sistema universitario como consecuencia de la masificación de la educación superior, la interdependencia entre conocimiento-industria–economía, la existencia de sistemas internacionales de acreditación, la formación por competencias, y la necesaria rendición de cuentas.
Sin embargo, hay que tener cuidado con la tentación a una sobrerregulación que pueda limitar la libertad de las universidades para definir su propio estatuto de gobierno, diseñar sus programas de estudio, desarrollar sus investigaciones y administrar adecuadamente sus recursos.
Acudir a la Universidad sigue siendo la única vía para muchas personas que aspiran a un progreso social y a un mayor desarrollo humano ¿Qué queda por hacer en Perú para que nadie se sienta excluido del acceso a la Universidad?
En primer lugar, al hablar de acceso a la educación superior debemos considerar que ésta comprende la formación universitaria y la tecnológica, e incorporar el concepto de educación a lo largo de la vida, relacionado con la necesidad de participar, crear y ampliar las fronteras del desarrollo humano. En este marco, se reconoce la necesidad de universalizar la educación superior como siguiente paso, particularmente en lo que refiere a la formación profesional.
Considerando esta perspectiva el Perú debe al mismo tiempo que fortalecer y desarrollar políticas de inclusión para acceder a la universidad, hacer lo propio con la formación tecnológica, implementando además programas de formación para adultos, y generar nuevas vías de formación y desarrollo de competencias que atiendan las demandas de la sociedad y de las personas incorporando crecientemente las nuevas modalidades que las tecnologías de la información y comunicación nos ofrecen.
Las demandas de formación en la sociedad del aprendizaje alcanzan toda la vida de las personas. ¿Qué papel les corresponde a las universidades ante este nuevo desafío?
Las universidades además de su papel como formadores de ciudadanos, profesionales y académicos y científicos, deben desarrollar y divulgar conocimientos, y convertirse en multiplicadoras de nuevos aprendizajes.
Para eso deben fortalecer sus redes a nivel nacional e internacional con otras instituciones, así como con sectores públicos, empresariales y de la sociedad civil para atender de manera orgánica las necesidades de capacitación que permita mejorar los conocimientos y competencias de las personas en sus ámbitos laborales, sociales y culturales. De esta manera las universidades, especialmente mediante la educación continua participan responsablemente en la consecución de una mejor sociedad.
Puede tener además un papel concreto en la certificación de competencias desarrolladas en los espacios abiertos de aprendizaje, formales e informales, asegurando además su trazabilidad.
La pandemia del COVID fue un improvisado ensayo general del posible impacto de internet en la educación superior ¿Puede haber una experiencia universitaria sin el uso intensivo de Internet? y viceversa ¿Sin presencialidad, puede hablarse de universidad?
Durante la Pandemia las universidades desarrollaron enormes esfuerzos para asegurar la continuidad de los estudios de millones de estudiantes, mediante una experiencia de educación virtual mayoritariamente sincrónica, utilizando LMS y videoconferencias, aún cuando las modalidades a distancia asincrónicas ya estaban disponibles.
Es necesario sistematizar y evaluar los logros y las dificultades que se experimentaron para identificar lecciones aprendidas y buenas prácticas que permitan integrar el uso de internet y recursos virtuales, así como las posibilidades de aprendizajes híbridos, semipresenciales y virtuales para determinadas áreas o etapas de formación.
Internet es parte de los recursos que utilizan los ciudadanos para comunicarse e informarse y no puede estar fuera de la formación universitaria. Es necesario incorporar los recursos virtuales como medios para la formación de habilidades de búsqueda, selección, análisis, producción y difusión de información, enseñar a los estudiantes a diferenciar medios académicos confiables, de otros que no lo son, y paralelamente desarrollar una integridad académica que permita el uso ético de la información.
A ello debemos añadir que acaba de irrumpir la inteligencia artificial (IA), y en el futuro cercano se incorporará el metaverso y la realidad aumentada que incluyen experiencias sensoriales. Estamos llegando a un momento en el que lo presencial y lo virtual se van confundiendo.
Desde mi punto de vista la interacción humana presencial es indispensable para la socialización, el desarrollo de habilidades socioemocionales y la formación de la identidad de adolescentes y jóvenes
Hay también un proceso de diferenciación institucional en la educación superior que tiene que ver con las prioridades e intereses de diversos actores que participan en el sistema. Lo virtual puede corresponderse con la masificación y una menor inversión, cosa que ya ocurre en Brasil con las universidades privadas a distancia. Lo presencial puede considerarse como parte de una tendencia elitista que busca reeditar la universidad clásica a cargo de sabios o profesores altamente calificados.
Cada institución deberá decidir cómo combinar experiencias presenciales y medios virtuales para desarrollar procesos de formación que garanticen una formación humana y académica de calidad; definir el rol de los profesores y la interacción humana (cara a cara o virtual); y aprovechar, de modo central o complementario, las posibilidades que ofrecen las tecnologías para ampliar el acceso de diversos grupos a los procesos educativos. Lo central es garantizar a los estudiantes las condiciones de calidad para desarrollar las competencias y aprendizajes previstos
Cada vez son más los actores que ofrecen educación superior, muchos de ellos con un ámbito global. ¿Cómo valora el sistema de aseguramiento del derecho a una educación de calidad de los estudiantes en Perú?
Aún cuando el sistema al que se alude está incompleto, ha resultado fundamental para dar un salto en la calidad de las instituciones tal como puede observarse en las crecientes capacidades de investigación, y en la implementación de programas de formación alineados académica y socialmente, así como en la implementación del el sistema de mejoramiento continuo que cada institución debe tener. Esto redundará en una mayor empleabilidad y mayor productividad en beneficio del país.
La supervisión o seguimiento de cumplimiento de los estándares mínimos de calidad tiene el riesgo de burocratizar, y de reducir las posibilidades de innovación en la gestión institucional, Muchos pueden considerar que con lo alcanzado basta, cuando en realidad se trata de un punto de partida. Hay que preocuparse por incentivar los logros máximos, asunto que tiene que ver con una administración más flexible y creativa.
¿Puede llamarse Universidad a instituciones educativas en donde no se realice investigación científica?
Las primeras universidades nacen durante el medioevo como escuelas llamadas a brindar enseñanza superior. Es decir que la enseñanza se encuentra en la misión fundacional de la universidad como institución. Es a partir de los siglos XIX y XX, se empieza expandir la visión de las universidades como espacios de libertad de pensamiento e investigación y producción de conocimiento científico.
En la actualidad coexisten en nuestro país universidades que se centran prioritariamente en la enseñanza con aquellas que comparten funciones de enseñanza e investigación. Los rankings internacionales valoran principalmente los resultados de las universidades en el campo de la investigación y creación de conocimiento científico. Es decir que, a nivel global se le otorga un mayor valor a la contribución de las universidades en el campo de la investigación científica para calificar su calidad. Muchas de las universidades más valoradas son más fuertes en sus posgrados.
Debemos precisar que la investigación requiere políticas de apoyo, así como recursos externos, públicos, privados, o recursos propios. Sin sistemas nacionales, políticas y recursos no es posible desarrollar investigación científica de alto nivel. Por lo tanto, en nuestra región, no todas las universidades cuentan con condiciones y recursos para ser centros de investigación científica, aunque sí pueden ofrecer enseñanza y formación profesional. Hablar de “universidad” nos remite a un conjunto muy heterogéneo de instituciones.
El adjetivo científica puede aludir a la vieja idea de la investigación propia del positivismo, pero necesitamos incluir dimensiones más amplias que incluyan la investigación aplicada, la investigación en ciencias sociales o humanidades. Lo “científico” no puede ser exclusivo de las áreas STEM y dejar de lado el desarrollo del conocimiento en otras disciplinas.
Personalmente considero que la formación universitaria no puede consistir en la transmisión de información (que el estudiante puede encontrar en diversas fuentes), ni los profesores en reproductores de información producida por otros. Por tanto, es difícil pensar en educación superior sin incorporar la investigación como una necesidad institucional y formativa.
La formación profesional debe enseñar a analizar la información, a argumentar y desarrollar en los estudiantes el pensamiento científico y las habilidades básicas para la investigación académica. Es en los posgrados donde la universidad forma propiamente a investigadores y creadores de conocimiento científico.
Para cumplir con estos propósitos es indispensable contar con docentes que investiguen y equipos que produzcan conocimiento científico que pueda compartirse y enriquecerse en las aulas.
Desde mi punto de vista las universidades del futuro deben ser espacios en los que se desarrollen al máximo las capacidades para contribuir al desarrollo del conocimiento. Tarea además que vincula crecientemente a más de una disciplina (lo nuevo surge en las fronteras, o intersecciones, de las especialidades).
La universidad futura debe parecerse más a un instituto de investigación con espacios formativos, con nexos de extensión científica y tecnológica, y enormemente vinculada con otras instituciones semejantes, se trata de constituir una especie de corporación internacional del conocimiento con impacto en políticas públicas e impacto social.
¿Una universidad es mejor cuánto más se parece a las primeras clasificadas en los rankings internacionales?
Los rankings son espacios de comparación entre las instituciones, al mismo tiempo que nos permiten ver cuán semejantes y cuán distantes somos. Por ejemplo, los rankings basados en indicadores de publicaciones y citas favorecen a las universidades que tienen carreras de ciencias sobre las que son solo de ciencias sociales, humanidades o administración. Un físico que participa en un colectivo internacional puede aparecer en numerosas publicaciones que se citan ampliamente, un jurista tiene un ámbito más restringido, y las características de sus investigaciones y publicaciones tienen otras condiciones.
El reto está en crear ranking que incluyan otras variables, que respondan a características globales o regionales, basados en la empleabilidad, en el prestigio, en las condiciones medioambientales de los campus, el número de publicaciones, o en el impacto social, donde la ubicación de una institución depende de los criterios con el que se haya formulado. En cierta medida son como espejos curvos nunca reflejan la imagen verdadera, sino que la distorsionan según los aspectos que privilegia.
Además de docencia e investigación cada vez adquiere más importancia la idea de una Universidad Cívica como actor determinante en la comunidad a la que pertenece. ¿Cuáles son las actividades “cívicas” más destacadas que realiza la Pontificia Universidad Católica del Perú?
La Pontificia Universidad Católica del Perú desde su fundación ha mostrado un compromiso con el país. Se inspira en valores católicos y democráticos como el diálogo, la pluralidad, el respeto, la justicia, entre otros.
Su modelo educativo propone siete ejes transversales entre los que destacan cuatro, más relacionados con la formación ciudadana como son: Responsabilidad social universitaria; Sostenibilidad y ecología integral; Inclusión, equidad y reconocimiento de la diversidad; y Arte, cultura y patrimonio.
Estos ejes se desarrollan desde actividades curriculares, mediante contenidos y actividades de asignaturas específicas, así como diversas actividades extracurriculares que promueven la participación de los estudiantes y miembros de la comunidad.
Destacan las diversas actividades de responsabilidad social universitaria, y las actividades artísticas y culturales que desarrolla nuestra universidad. Cuenta con una Dirección Académica de responsabilidad Social Universitaria, con una Dirección de asuntos culturales y con un Centro Cultural.
Además, tenemos el eje de investigación e innovación es clave para articular el impacto social y la transferencia del conocimiento científico a diversos sectores.
Cabe destacar que la PUCP cuenta con un modelo de autogobierno en el que son elegidos por sus pares las distintas autoridades: equipo rectoral, decanos, directores académicos y jefes de departamento; así como los órganos de gobierno en el que participa un tercio de representación estudiantil: Asamblea Universitaria, Consejo Universitario, Consejos de facultad y otros comisiones. Esta es una formación ciudadana y política muy importante para nuestros estudiantes ya que participan de manera democrática en el cogobierno.
¿Cuáles son los obstáculos para alcanzar un sistema iberoamericano de educación superior?
Definido como un conjunto de instituciones que interactúan entre sí, la madurez del sistema se relaciona con el número, la variedad e intensidad de las relaciones entre sus componentes, esta madurez se expresa en un conjunto de normas y procedimientos que regulan su funcionamiento.
¿Cuán maduro es el sistema iberoamericano de educación superior? A nivel de las relaciones entre los estados hay un conjunto de acuerdos cuya importancia, según Sebastián (2013) ha ido disminuyendo por «las crecientes asimetrías entre las universidades y la fatiga que se observa en los instrumentos de fomento de la cooperación», y son más bien las formas indirectas o autónomas las que dan pie a la cooperación institucional o científica.
Desde mi punto de vista, el sistema universitario peruano es uno de baja intensidad en sus interacciones. Las asociaciones existentes tienen más bien objetivos políticos que de cooperación, y son las redes universitarias -o las relaciones que establecen autónomamente las instituciones- las que permiten cooperación institucional, de movilidad estudiantil e investigación. Se hace necesaria el establecimiento de políticas públicas (ya formuladas y no implementadas) que incentiven las relaciones al interior del sistema, y que podrían concretarse con la puesta en marcha del viceministerio de educación superior.
La cooperación institucional sin tener un alcance iberoamericano como el caso de CINDA o la UDUAL, se intensificó de manera espontánea durante la pandemia propiciando un importante intercambio de experiencias y prácticas, pero en la mayor parte de los casos dependen de las relaciones que cada universidad pudiese establecer. Ese impulso es el que hay que consolidar para ir creciendo y tener presencia en las organizaciones iberoamericanas
¿Cuáles son los espacios de colaboración que podríamos construir desde hoy mismo?
Gestión institucional, experiencias de internacionalización, prácticas innovadoras de aprendizaje, investigaciones conjuntas, formación docente, uso de tecnologías para la educación, recursos bibliográficos, responsabilidad social.