Retos y avances de la Estrategia europea para las universidades. A principios de año la Comisión presentó un paquete de educación superior, compuesto por una Comunicación sobre una Estrategia europea para las universidades y una propuesta de Recomendación relativa a la construcción de puentes para una cooperación europea eficaz en materia de educación superior. Mientras que la Estrategia establece una visión para la transformación del sector de la educación superior en toda Europa, la Recomendación es un primer paso de un enfoque gradual para profundizar la cooperación transnacional.
ENRIQUE MAESTU
Ambas iniciativas, que se aprobaron en el pasado Consejo de educación el pasado 5 de abril en Luxemburgo, llegan en un momento propicio. Tras la crisis del COVID-19, se han producido numerosos debates sobre la educación superior en foros de todo tipo, sobre cuestiones como la presencialidad, blended-learning, el aprendizaje a lo largo de la vida o las micro credenciales. Debates que buscan anticipar marcos educativos universitarios a los retos de las próximas dos décadas de transformación hacia sociedades y economías descarbonizadas y digitales.
Las Conclusiones son la respuesta del Consejo a la Estrategia europea para las universidades de la Comisión proponen un conjunto de acciones para apoyar a las instituciones de educación superior en la consecución de cuatro objetivos clave:
Reforzar la dimensión europea de la educación superior, la investigación y la innovación, además de las sinergias entre estas
Se plantea que en el marco estratégico de la cooperación europea en educación y formación 2021-2030: que, en 2030, al menos un 45% de la población entre 25 y 34 años haya finalizado la educación superior. Que incluye diferentes propuestas:
– Mayor apoyo a las alianzas de instituciones de educación superior, como las Universidades Europeas, adoptando un enfoque gradual siguiendo la línea de Las Conclusiones del Consejo sobre la iniciativa Universidades Europeas en 2021, según la cual al menos el 20% de los graduados realice un período de estudio en el extranjero y el objetivo de un 50% de estudiantes móviles.
-Se apoya la simplificación de los procedimientos administrativos para las instituciones. De esta forma se amplia la iniciativa de la Tarjeta Europea de Estudiante, a la par que se busca aplicar en mayor medida el reconocimiento mutuo automático de cualificaciones y los períodos de estudio en el extranjero, en cooperación con los Centros NARIC.
-La estrategia también incorpora un llamamiento a reforzar las herramientas digitales para favorecer la movilidad y el reconocimiento, así como para promover la inclusión de estudiantes con menos oportunidades en sus campus. Una serie de acciones que van en la línea del Plan Uni Digital puesto en marcha por el Ministerio de Universidades en 2021
Impulsar el papel y el liderazgo mundial de Europa
La internacionalización de la educación superior y de la investigación reviste una importancia geopolítica estratégica para Europa y debe basarse en valores y principios fundamentales, como la libertad de cátedra, la autonomía institucional, la educación y la ciencia abiertas. Los principios de reciprocidad y de igualdad de condiciones deben ser un requisito previo de la cooperación internacional.
Reforzar la recuperación de Europa y su respuesta a las transiciones digital y ecológica
La estrategia plantea reforzar el aprendizaje centrado en el estudiante y basado en la investigación y el uso de la digitalización para fomentar métodos de aprendizaje innovadores e itinerarios flexibles, así como un enfoque de aprendizaje permanente. Así como, proporcionar infraestructuras y servicios digitales de alta conectividad y de alto rendimiento, que en la mayor medida posible deben ser interoperables y comunes en toda Europa. Y dotar de nuevas competencias digitales y su componente ético
Profundizar en el sentimiento de pertenencia europeo basado en valores comunes
Realizando un llamamiento a defender los valores democráticos europeos y fomentar la diversidad, la inclusión y la igualdad de género. Pero también poniendo en valor las universidades como instituciones abiertas, defensoras de valores democráticos y de ciencia abierta; que deben de promover la igualdad de oportunidades entre sus estudiantes y personal; y que deben de tomar medidas para mejorar el gender gap del alumnado y personal, también en el contexto de la promoción profesional en el marco de la carrera académica.
Refuerzo a las Universidades Europeas
Sobre la base de la revisión intermedia de las primeras alianzas pilotos, se acuerda seguir avanzando en la iniciativa de Universidades Europeas. El objetivo es que dichas alianzas actúen conjuntamente, con carácter voluntario, para, elaborar planes de estudios conjuntos o poner en común recursos y servicios. Sin embargo, la perspectiva de poder lograr un acuerdo para establecer un Titulo europeo conjunto fue suavizado ante las reticencias de varios países. Por lo que la posición común se fraguó en torno al inicio de un proceso exploratorio entre autoridades nacionales y alianzas de instituciones para la definición y aplicación de criterios europeos comunes, que se emitiría como un certificado complementario a las cualificaciones.
Mención aparte merece la financiación de las Universidades Europeas, idea estrella en materia de educación superior de la Presidencia francesa durante el semestre europeo. Tras dos convocatorias muy exitosas surge la cuestión de la sostenibilidad presupuestaria de esta iniciativa para poder avanzar hacia su sostenibilidad. La Comisión Europea se comprometió a aportar una posible solución antes de 2024. Cabe recordar las cifras de las alianzas de universidades europeas. De las 41 alianzas seleccionadas hasta la fecha, con 24 universidades españolas (más del 58%), que engloban a más de 280 instituciones de educación superior, un 5% del total de la UE, y afectan a más del 16% de estudiantes europeos. De estas 41 alianzas, 39 reciben también financiación del programa Horizonte 2020 para desarrollar su dimensión de investigación e innovación.
En resumidas cuentas, la estrategia de educación superior incorpora una serie de elementos innovadores para la educación superior europea que ensanchan y resituan el rol de la educación superior en el mundo post pandémico. No sólo en términos de digitalización sino también a la hora de definir el lugar que las universidades deben de tener en la construcción del conocimiento y el desarrollo de las sociedades en las próximas décadas. En este sentido, la estrategia señala en una dirección hacía la que se están moviendo rápidamente varios países europeos. Entre ellos nuestro país, que desarrolla muchos de estos puntos en el Anteproyecto de la LOSU que en pocas semanas entrará en trámite parlamentario. En todo caso, la cuestión de las microcredenciales, el futuro de las alianzas de universidades europeas, los títulos conjuntos y las estrategias para cumplir con los objetivos del pilar social para el aprendizaje a lo largo de la vida, marcarán el final de la legislatura europea y, por descontado, los temas centrales en materia universitaria de la Presidencia española de la UE.
ENRIQUE MAESTU es investigador FPI en la Universidad Complutense, trabajó en el Ministerio de Universidades y en el Parlamento en las Comisiones de Empleo y Asuntos sociales y Cultura y Educación
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