La reconstrucción post-COVID-19

Se impone desde la FLACSO una reflexión tranquila y crítica sobre el papel de la academia en general, y de la FLACSO en particular, en el mundo post-pandemia. ¿Qué papel debe jugar la educación y la producción de conocimiento para salir de la crisis? ¿Cuáles de los cambios ocurridos en el proceso educativo se convertirán en regla y cuáles serán no más que medidas excepcionales?

JOSETTE ALTMANN-BORBÓN


El 2020 fue sin duda uno de los años más difíciles de la historia reciente de la humanidad. Un enemigo tan pequeño, invisible a los ojos, logró poner de rodillas al mundo y, en el proceso, cambiar –tal vez para siempre– dinámicas sociales que se daban por sentadas. Ya es un lugar común decir que el mundo post-pandemia será distinto del que era antes de la COVID-19, lo que aún está por verse es la magnitud y de qué manera habrá cambiado.

Parece haber una coincidencia bastante extendida en que el mundo que emerja de la crisis será distinto del mundo que entró en ella. En esta reflexión se han señalado algunas de las áreas en que la pandemia ha afectado radicalmente la forma tradicional de entender la economía, la política, la educación y la sociedad.

Ante este contexto, se impone desde la FLACSO una reflexión tranquila y crítica sobre el papel de la academia en general, y de la FLACSO en particular, en el mundo post-pandemia. ¿Qué papel debe jugar la educación y la producción de conocimiento para salir de la crisis? ¿Cuáles de los cambios ocurridos en el proceso educativo se convertirán en regla y cuáles serán no más que medidas excepcionales?

Como hemos constatado, las ciencias sociales han sido relevantes a la hora de explicar y proponer soluciones a problemas sociales derivados de la crisis sanitaria

¿Qué tipo de educación se necesita en el mundo post-pandemia? Pero también ¿Está la FLACSO preparada para asumir los retos que le impone el futuro? ¿Cómo aprovechar las oportunidades que se presentan en un contexto de cambio? Por supuesto que estas páginas no pretenden ofrecer respuestas definitivas a estas interrogantes. Esas respuestas solamente pueden llegar de una discusión amplia que trasciende los efectos de estas reflexiones introductorias. Sin embargo, como institución no podemos quitar el dedo del renglón, ni pretender que podemos seguir como siempre cuando a nuestro alrededor se suceden cambios de la magnitud de los que estamos viviendo.

Empecemos por las oportunidades. El papel de la academia pasa por construir nuevos mapas conceptuales. Los heredados ya no permiten entender los cambios que están ocurriendo, ni las tendencias que producen. Como hemos constatado, las ciencias sociales han sido relevantes a la hora de explicar y proponer soluciones a problemas sociales derivados de la crisis sanitaria.

Resulta interesante que esto de alguna manera ha seguido difuminando las fronteras entre las disciplinas científicas, pues cada vez más se requiere de la multi e interdisciplinariedad para abordar los complejos problemas que ha traído nuestra época. Resulta necesario, entonces, establecer canales de comunicación permanentes entre las ciencias sociales y otras disciplinas.

Esta crisis también ha generado cambios importantes en la manera en que se realizan los procesos de enseñanza-aprendizaje, particularmente mediante la introducción de la virtualidad. Esta modalidad tiene desventajas sobre la presencialidad, pero también presenta una serie de oportunidades, especialmente cuando las instituciones educativas tienen una infraestructura suficientemente desarrollada y las personas docentes poseen las herramientas pedagógicas para sacar provecho de la virtualidad.

Las modalidades virtuales o híbridas tienen el potencial de ampliar el alcance en la difusión del conocimiento y la educación, que no están limitadas por la cantidad de personas que puedan situarse en un espacio físico determinado. Para que este impacto pueda producirse, sin embargo, es necesario que también estudiantes tengan acceso a las herramientas correctas –en su punto más básico, un dispositivo electrónico con una buena conexión a internet–, lo cual no sucede en todos los lugares en América Latina.

La modalidad de enseñanza no será lo único que deba cambiar. Las competencias y habilidades intelectuales requeridas para hacer sentido de un mundo en constante transformación serán cada vez más difíciles de adquirir. Las instituciones de educación superior deberán hacer un esfuerzo extraordinario para estar a la altura de los tiempos y ofrecer una formación que prepare a sus estudiantes para hacer frente a los retos de nuestro siglo.

Las instituciones de educación superior deberán hacer un esfuerzo extraordinario para estar a la altura de los tiempos y ofrecer una formación que prepare a sus estudiantes para hacer frente a los retos de nuestro siglo

Hacerlo no será fácil. Saliendo de la crisis los Gobiernos tendrán la oportunidad de evaluar sus prioridades de gasto en el contexto de estrechez fiscal. Si algo hemos aprendido durante el último año y medio es la importancia de la resiliencia y la adaptación al cambio, tanto a nivel personal como institucional. La FLACSO no es ajena a esta realidad. En sus 65 años de historia ha pasado por una serie de momentos históricos y este es uno de ellos, donde está llamada a posicionarse como uno de los actores relevantes para salir de la crisis y reconstruir mejor.

Es entonces el momento de plantear alternativas y reconstruir la economía desde los principios de la cooperación, la solidaridad y la justicia social. Para realinear el desarrollo económico con el desarrollo social se necesita de un Estado fuerte capaz de generar inversión pública en áreas estratégicas, o aquellas donde el mercado no es eficaz; distribuir la riqueza mediante sistemas tributarios progresivos; y establecer regulaciones en las áreas de mayor riesgo, como los mercados financieros, y la extracción de recursos naturales, en especial combustibles fósiles.

La academia no puede quedar por fuera de este esfuerzo, pues le corresponde ser un aliado mediante la creación de conocimiento y la evaluación sistemática de los resultados de las políticas e intervenciones públicas. La academia, en especial FLACSO, debe seguir siendo esa voz crítica que vea más allá de lo inmediato y que llame la atención cuando se pierde el rumbo. Finalmente, pero no menos importante, se requiere una sociedad civil activa, informada y vigilante, que pueda representar y articular las demandas y necesidades de los diversos sectores de la población.

Para realinear el desarrollo económico con el desarrollo social se necesita de un Estado fuerte capaz de generar inversión pública en áreas estratégicas, o aquellas donde el mercado no es eficaz; distribuir la riqueza mediante sistemas tributarios progresivos; y establecer regulaciones en las áreas de mayor riesgo, como los mercados financieros, y la extracción de recursos naturales, en especial combustibles fósiles

Pero recuperar la economía no puede costarnos la democracia. Es necesario fortalecerla. Por ello, es nuestra responsabilidad ser doblemente vigilantes para alertar cuando se ciernan sobre ella amenazas autoritarias, independientemente de su signo ideológico o de la carencia, supuesta o real, de un sustento ideológico. La mejor forma de proteger la democracia es fortalecer sus instituciones. Una institucionalidad fuerte es capaz de sobreponerse a las crisis.

El fortalecimiento de la democracia pasa por el fortalecimiento de la educación en todos sus niveles. La democracia requiere de una ciudadanía educada y crítica que pueda evitar los peligros de las desviaciones autoritarias. Desde el estudio y la investigación en ciencias sociales, la FLACSO tiene la posibilidad de contribuir a lograr esos derroteros.

Si la incertidumbre y el riesgo son las características definitorias de nuestro tiempo, los paradigmas tradicionales pierden gran parte de su capacidad explicativa y predictiva. Una de las tareas que tenemos por delante los y las cientistas sociales es construir nuevos paradigmas que den sentido a una realidad que parece cada vez más difícil de conocer y aprehender, y que atiendan los problemas y retos particulares que este siglo nos plantea.

El fortalecimiento de la democracia pasa por el fortalecimiento de la educación en todos sus niveles. La democracia requiere de una ciudadanía educada y crítica que pueda evitar los peligros de las desviaciones autoritarias

El desarrollo tecnológico, la inteligencia artificial, las redes sociales virtuales, o el cambio climático a escala global, causado por la actividad humana, son solo algunas situaciones novedosas que requieren de un nuevo esfuerzo de comprensión y análisis. Si algo hemos aprendido durante el último año y medio es la importancia de la resiliencia y la adaptación al cambio. La FLACSO no es ajena a esa realidad. Estar a la altura de los tiempos demandará alcanzar la mejor versión de esta Institución y de quienes la conformamos.

El camino no necesariamente será fácil, pero seguramente valdrá la pena. Estamos todavía inmersos en la crisis, lo que hace imposible dar conclusiones definitivas. Por ello, además de pensar en cómo será el mundo que emerja, también pensar en cuál debe ser el papel de la FLACSO como organismo multilateral, intergubernamental, e institución académica para moldear ese futuro y contribuir a que las lecciones de esta pandemia no se olviden.

FLACSO tiene a su favor ser conducto y cauce de los Estados de América Latina y el Caribe, para sus funcionarios(as), para sus académicos(as) y para organizaciones de la sociedad civil. Constituimos además un espacio de análisis y debate de temas regionales. Somos un puente entre el mundo de las ideas y el de la política pública, con capacidad de ser un foro privilegiado para el diálogo intelectual, del cual salgan ideas, propuestas y recomendaciones para construir un mejor futuro.

Nos proponemos que FLACSO siga formando generaciones de latinoamericanos y latinoamericanas con capacidad, imaginación e ingenio para mejorar la calidad de vida de todas las personas. Los esfuerzos y los apoyos que recibimos nos impulsan a buscar mayor excelencia y a profundizar los conocimientos y análisis sobre América Latina y el Caribe, sus procesos sociales, económicos, culturales, de integración y desarrollo. Continuaremos consistentemente innovándonos como Institución para repensar nuestra región. 


JOSETTE ALTMANN-BORBÓN, Secretaria General Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales

Twitter @FLACSOSG

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