¿Educación superior o educación universitaria? O cómo una mala traducción excluye a las Artes del progreso científico formal y dificulta el desarrollo de la Educación Artística Superior.
NÚRIA SEMPERE
Treinta años después de la Declaración de Bolonia
Las Enseñanzas Artísticas Superiores (EAS), si bien conducen al mismo nivel de titulaciones de Grado o de Máster que otras enseñanzas, están fuera del sistema universitario español ya que los distintos Ministerios de Educación y de Universidades han identificado el Espacio Europeo de Educación Superior con la Universidad excluyendo aquellos estudios, como los artísticos, que han estado tradicionalmente fuera de ella. Treinta años después de la Declaración de Bolonia podemos lamentar no haber creado un espacio de educación superior más amplio y flexible que hubiera permitido un desarrollo de los estudios artísticos paralelo al de los estudios científicos, incrementando así su capacidad de adaptación y respuesta a los retos que la sociedad plantea. Estamos a tiempo de reconocer la capacidad de las Artes como respuesta a la necesidad de una sociedad más sostenible e inclusiva.
A 20 años del nacimiento de los primeros centros de educación artística superior ya emancipados de la enseñanza preuniversitaria, la tensión entre excelencia y servicio público preside su estrategia de desarrollo. Es el momento de hacer balance, detectar aspectos de mejora y proponer medidas para su plena inclusión en el Espacio de Educación Superior.
El balance
A diferencia de antiguos planes de estudio, hoy los estudios artísticos superiores ofrecen un currículum integral que trasciende la mera preparación técnica y garantiza un perfil de graduadas y graduados equipados con sentido crítico y una mirada transversal que les capacita para transformar el entorno. Los resultados de las encuestas elaboradas por la Agència de Qualitat Universitària catalana (AQU-Catalunya) publicados en julio 2022, con una tasa de respuesta superior al 40%, destacan la estructura del plan de estudios como uno de los aspectos más valorados.
Rompiendo con las jerarquías tradicionales entre los distintos lenguajes artísticos, el abanico de los lenguajes escolarizados se corresponde, cada día más, con las prácticas artísticas contemporáneas. La inclusión del flamenco, el jazz, las músicas populares o las músicas tradicionales al lado de la música clásica y la música contemporánea lo avalan.
Poniendo al estudiante en el centro de las actividades de enseñanza y aprendizaje
Poniendo al estudiante en el centro de las actividades de enseñanza y aprendizaje se adoptan estrategias del siglo XXI ya sea por su inclusión en la toma de decisiones, por la utilización de la tecnología, la formalización de objetivos, resultados de aprendizaje o evaluación que les separan de antiguas formas artesanales de transmisión, por la incorporación de la perspectiva de género, decolonial o de repertorios de colectivos invisibilizados.
En esta misma línea, la adopción de formas de evaluación institucional que garantizan la calidad de las enseñanzas ha llevado a muchos centros a generar sistema de garantía de calidad con estándares comparables a los de los centros universitarios, que aseguran la participación de los grupos interesados en la generación de evidencias para la toma de decisiones.
La relación con el entorno profesional aparece en distintos aspectos: en la proyección de los resultados en espacios artísticos profesionales, en un perfil de profesorado que forma parte de la excelencia artística profesional o la compatibilización gradual de la experiencia profesional con la docencia y la investigación.
Ámbitos de mejora
A pesar de los logros descritos, hay diversos aspectos que necesitan mejorar. El más urgente: alcanzar un perfil sociológico del alumnado que se corresponda con el de la sociedad. Pocos hombres en danza, pocas mujeres en jazz, composición o dirección de orquesta, pocos jóvenes racializados o de familias de escasos recursos componen las cohortes de estudiantes de EAS.
La transferencia de conocimiento al sector profesional no tiene comparación con la que desarrollan las universidades para sus correspondientes sectores. La transferencia de conocimiento del ámbito académico al ámbito de la práctica profesional todavía no se ha establecido en la misma medida que el resto de sectores de la educación superior universitaria.
Los centros no tienen autonomía para proponer, verificar y acreditar los estudios más adecuados para dar respuesta a las necesidades de la comunidad, tienen que ceñirse a un catálogo de titulaciones centralizado de Grado y proponer -a través de las diversas Consejerías de Educación- estudios de Máster que aprueba el Consejo Superior de Enseñanzas Artísticas. Los estudios de doctorado no adoptan la investigación artística, ni se ofrecen en estos centros ya que están reservados al sistema universitario.
Legibilidad de las titulaciones
Las titulaciones no tienen la legibilidad de las titulaciones universitarias a pesar de tener el mismo nivel MECES o EQF. No hay más que ver el esquema que publica el Real Decreto 628/22 (Figura 1) para darse cuenta de la contradicción: el asterisco que acompaña el título de Grado en Enseñanzas Artísticas Superiores o el de Máster en Enseñanzas Artísticas dice que las EAS son enseñanzas no universitarias dentro del Sistema Educativo Español (reproduzco literalmente las mayúsculas) de enseñanza superior pero el título del esquema no habla de enseñanza superior sino de ENSEÑANZAS UNIVERSITARIAS; a su vez el adjetivo superior genera una nueva contradicción con el mismo adjetivo (superior) que acompaña las titulaciones de técnico en el ámbito de las enseñanzas no universitarias y con un nivel MECES inferior.
La investigación no se incluye, como norma, en las responsabilidades del profesorado y por lo tanto se desarrolla en espacios de iniciativa individual o como actividad adicional a unas horas de docencia más parecidas al profesorado de secundaria que al profesorado universitario. Tampoco existen incentivos fruto de la evaluación sistemática y continuada del profesorado.
Las medidas
Conseguir que nuestros centros EAS sean espejo de nuestra sociedad requiere el desarrollo de políticas de educación artística que garanticen un ecosistema equilibrado entre escuelas, institutos, escuelas de Música y Artes, conservatorios y centros superiores, creando puentes entre centros y estudios. A la vez que requiere resolver la discriminación que sufre el alumnado EAS en la distribución de becas, ya que se le niega la beca de matrícula a la que sí tiene acceso el alumnado universitario.
Muchos centros ya han adoptado el sistema de garantía de calidad que verifica, hace seguimiento, modifica y acredita los estudios por la correspondiente agencia de calidad universitaria. Es una exhibición de desconfianza por parte del Gobierno definir las titulaciones “por decreto” en lugar de promover que sean las instituciones las que propongan los estudios y demuestren que tienen un sistema interno de calidad que los haga autónomos en su garantía.
La investigación artística
La investigación artística, en todas sus dimensiones, puede dar respuesta a los desafíos que el sector artístico y cultural tienen planteados; para ello hay que incentivar al profesorado actual incrementando su formación investigadora y alojando espacio para su dedicación. El crecimiento de la investigación permitirá desarrollar proyectos de transferencia con una capacidad transformadora del sector cultural comparable a la contribución que la investigación universitaria tiene para sectores como el de la salud.
Y al lado de la capacidad investigadora, un futuro sistema de acreditación del profesorado EAS debe situar la experiencia artística profesional. Situarla en el proceso de acreditación y cultivar su desarrollo continuo activará el desarrollo de los mejores procesos de enseñanza.
Estas medidas, comparables a las del sistema universitario, ponen las bases para que la creación y la práctica artística de las graduadas y los graduados contenga las miradas de un alumnado tan diverso como nuestra sociedad y no tan solo las de sectores sociales con tradición en expresarse artísticamente en términos clásicos, a la vez que alimentar una mejora continuada del sistema que permita situar las Artes en el panorama de elección de jóvenes que buscan transformar la sociedad a través de su educación superior.
NÚRIA SEMPERE, Directora de la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC)
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