Manuel de la Torre buscaba estrellas de pequeño en el cielo y hoy dirige viajes espaciales a Marte. A veces hay que tener cuidado con lo que uno sueña porque acaba cumpliéndose.
Manuel de la Torre estudió física fundamental en la Universidad española pero su vocación se consolidó y se afianzó cuando viajó a Alemania y tuvo la oportunidad de experimentar un método de aprendizaje que le exigía de manera vehemente acreditar sistemática y empíricamente cada una de sus aseveraciones. Los físicos experimentales como él se han comprometido con cosas de difícil resolución: diseñar situaciones cuyos resultados puedan ser empíricamente verificados y replicados sin sombra de duda.
el impulso y aliento conscientes a la innovación permanente, al salto disruptivo, y la asunción del fallo como un principio esencial para el aprendizaje, para la mejora continua
Manuel de la Torre, después de su paso por la Universidad alemana de Bayreuht regresó a la academia española como profesor de física aplicada, pero la convivencia con métodos pedagógicos trasnochados, que valoraba como inútiles y contraproducentes, le llevó a probar suerte en otros lugares.
Aterrizó en con una beca en el Jet Propulsion Laboratory de CALTECH y NASA en el año 1997 y, lo que estaba programado para ser una estancia corta, se ha convertido en una de 27 fructíferos años. Son dos cosas lo que Manuel de la Torre más valora de la cultura del aprendizaje norteamericana: su falta de aversión al riesgo; es más: el impulso y aliento conscientes a la innovación permanente, al salto disruptivo, y la asunción del fallo como un principio esencial para el aprendizaje, para la mejora continua. No hay tanto reproches sobre una equivocación como reflexión sobre las razones que la provocaron.
Manuel de la Torre es el responsable, desde el año 2004, de que la nave que hoy recorre Marte disponga de todos los sensores, aparatos y sistemas de monitorización que transmiten datos sobre su naturaleza a la tierra. Ha sido y sigue siendo en enlace entre la agencia espacial norteamericana, la europea y el resto de las agencias nacionales, incluyendo el INTA español.
Aunque los sueños sean siempre una materia escurridiza, su pasión por aprender nunca ha decrecido y quizá haya sido el motor que le haya mantenido fiel a lo que deseaba de pequeño.
