Diplomacia académica: relaciones sur-sur

Por mi recorrido académico y profesional en la diplomacia, sé por experiencia que la cooperación sur-sur, cuando funciona tiene logros transformadores. Es posible crear puentes entre las metas de cooperación universitaria y las políticas públicas. Los acuerdos comerciales son las avenidas para el accionar de los sectores empresariales y productivos y los acuerdos académicos son las avenidas para la cooperación sur-sur a nivel académico. Una visión amplia de su contribución al desarrollo del resto de la economía ayudaría a considerar con mayor empeño la cooperación académica como promotora de conocimiento y transformación social.

PATTI LONDOÑO JARAMILLO


La cooperación Sur Global

La cooperación sur-sur en general y la académica en particular, enfrentan obstáculos estructurales. Con voluntad política y dosis de pragmatismo se pueden superar. Es cierto que las políticas públicas y la academia pueden complementarse. Sin embargo, es necesario diseñar políticas de cooperación y alianzas para implementarlas. Sin ellas, no se harán más que ejercicios teóricos.

Diría que, con contadas excepciones, cada país y región está sumido en su propia problemática, las universidades lo mismo y no hay una visión de largo plazo que, de manera coherente y consistente, se dedique a profundizar los vínculos académicos y culturales entre las tres regiones del mundo que conforman el Sur Global.

Por mi recorrido académico y profesional en la diplomacia, sé por experiencia que la cooperación sur-sur, cuando funciona tiene logros transformadores. Un ejemplo concreto son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Contrario a lo que se cree, los ODS no son la transición natural de los ODM.

Es cierto que las políticas públicas y la academia pueden complementarse. Sin embargo, es necesario diseñar políticas de cooperación y alianzas para implementarlas.

Un ejemplo

Todavía pocos conocen su génesis, por eso con Paula Caballero escribimos el libro Redefining Development: The Extraordinary Genesis of the Sustainable Development Goals (Lynne Rienner Publishers, 2022) y contamos la historia de cómo se convirtieron en el centro de la Agenda 2030. Los ODS nacieron en la Cancillería de Colombia cuando Paula y yo trabajábamos con el liderazgo del expresidente Juan Manuel Santos y la excanciller María Angela Holguín. 

La idea original fue de Paula y con el apoyo político, la llevamos a la ONU. No fue un posicionamiento fácil y las negociaciones fueron arduas y tensas. Sabíamos que los ODS debían ser el producto de negociaciones multilaterales para su implementación a nivel global. El compromiso gubernamental significaba la destinación de presupuestos y elaboración de planes de acción a nivel local, nacional y regional.

La academia y el conocimiento científico fueron fundamentales en la negociación pues, contra viento y marea, conseguimos un formato de grupo abierto con diplomáticos y expertos en las diferentes dimensiones del desarrollo sostenible. Esta fórmula innovadora redactó objetivos con metas e indicadores medibles, concretos, diferenciados y universales. Y podría decir que fue el resultado perfecto de una cooperación entre el mundo político y el académico. 

La cooperación sur-sur, cuando funciona tiene logros transformadores.

¿Cómo empezar?

Por experiencia, también, puedo afirmar que no se requiere de presupuestos exorbitantes para poner en acción la cooperación sur-sur. Se debe empezar desde lo más concreto y sencillo y evolucionar hacia una cooperación más sofisticada y compleja. Acciones ajustadas a las diferentes realidades son la mejor manera de recorrer esas avenidas. Para ilustrar, daré unos ejemplos. 

En la Cancillería, con el liderazgo de la excanciller María Ángela Holguín, implementamos un programa de enseñanza del español para estudiantes y guías turísticos del Caribe, Asia y África. Nos aliamos con universidades colombianas en todas las regiones del país y con el Instituto para la enseñanza del español. Trajimos estudiantes a Colombia y llevamos profesores de español a varios de esos países del Sur Global, en una cooperación entre cancillerías y universidades. Fue una fórmula de éxito. 

Otra modalidad de cooperación sur-sur que complementa la educación de jóvenes, la realizamos a través de la diplomacia deportiva. Llevamos a jóvenes de todas las regiones de Colombia, en especial de comunidades vulnerables, a diferentes países del mundo a perfeccionar su disciplina deportiva. Futbol, rugby, ajedrez, beisbol, ultimate, entre muchas otras. Esta iniciativa transformó visiones, acercó comunidades y de esta manera a sociedades y países.   

Experiencias similares se pueden replicar si avanzamos en la construcción de puentes entre las políticas públicas y la academia. Intercambios entre estudiantes, investigadores y profesores, entrenamientos, conferencias y diversos encuentros facilitados por las plataformas digitales son posibles. Requieren de visión, creatividad y perseverancia. 

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Retos y obstáculos

En el ámbito multilateral, el Sur Global coopera organizado en el Grupo de los 77 y China y el Movimiento de Países No Alineados (NOAL). Negocia los acuerdos de la agenda global. Sin embargo, esa cercanía no se traslada al fortalecimiento de vínculos regionales y bilaterales. Los principales retos para el acercamiento son estructurales, todos con soluciones si existe voluntad y empeño.  

Entre los desafíos enumeraría algunos: 1. Financiero y económico. 2. Falta de conexión directa entre el Sur Global. Existen muy pocos vuelos directos entre los diferentes países. En su mayoría, las conexiones se hacen por Estados Unidos o Europa. 3. Deficiencia de intercambios políticos, económicos y culturales entre los países de América Latina y el Caribe, África y Asia. 4. Tema migratorio – visas – para facilitar los intercambios. Entre los países del sur global, estamos muy lejos de alcanzar regímenes libres de visas o de visas de larga duración, como se tienen con países europeos y Estados Unidos. Y esto disminuye sin duda la posibilidad de movilidad académica. 

Los obstáculos pueden solventarse con voluntad política y pragmatismo. Para el tema financiero, mediante la canalización de recursos de cooperación a través del sector académico. La conectividad mejora si aumentan los intercambios de todo tipo y ahí es importante ampliar los sectores involucrados. Los sectores de energía, recursos, tecnología, educación, biodiversidad, innovación, infraestructura, ciudades, etc. podrían beneficiarse de la comunicación directa entre los sectores políticos y económicos. Y para las visas, sugiero facilitar su obtención por canales digitales, dada la insuficiencia de las sedes diplomáticas entre los países del Sur Global.  

Las acciones sencillas, prácticas y eficientes son la clave para poner en marcha la cooperación sur-sur en el plano académico.

Construcción de puentes

Con estas consideraciones, vemos que no es tan complejo dar solución a la destinación de recursos, al acercamiento sectorial y a la eliminación de obstáculos migratorios. Es posible crear puentes entre las metas de cooperación universitaria y las políticas públicas. Los acuerdos comerciales son las avenidas para el accionar de los sectores empresariales y productivos y los acuerdos académicos son las avenidas para la cooperación sur-sur a nivel académico.

Una visión amplia de su contribución al desarrollo del resto de la economía ayudaría a considerar con mayor empeño la cooperación académica como promotora de conocimiento y transformación social. 

Para cerrar, reitero la idea central: acciones sencillas, prácticas y eficientes son la clave para poner en marcha la cooperación sur-sur en el plano académico. Recomiendo enfocarse en la capacidad y el conocimiento más dinámico de la institución y en establecer prioridades con sentido común y pragmatismo. Seleccionar instituciones afines y trabajar con temas concretos y acciones de fácil realización.

Consolidada la primera etapa, proceder a ampliar sectores, instituciones y países. Visión y constancia son ingredientes necesarios para fomentar la cooperación académica entre América Latina y el Caribe, África y Asia.


PATTI LONDOÑO JARAMILLO, ex vice ministra de relaciones internacionales de Colombia. Es politóloga de la Universidad de Ginebra y el Graduate Institute of International Studies de Ginebra, con maestría en relaciones internacionales de la Universidad de Estocolmo y Ph.D. de la Universidad UNED de Madrid

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