«Crear una universidad inclusiva implica acciones que afecten al desarrollo global de la institución», entrevista a Marta García Lastra Vicerrectora en la Universidad de Cantabria

«Es una forma de ver que la discapacidad no supone un freno para el logro académico y la participación social, al tiempo que tomar conciencia sobre la diversidad y los desafíos con los que se enfrenta este grupo. Como bien sabemos, la función de la universidad supera su concepción de mera transmisora de conocimientos para ser entendida como un lugar de creación de ciudadanía crítica, responsable y comprometida. Este ejemplo de convivencia es uno de ellos.», señala la Vicerrectora de estudiantes y empleo de la Uiversiadd de Cantabría


Marta García Lastra es Vicerrectora de Estudiantes y Empleo de la Universidad de Cantabria, y desde marzo de 2024 Coordinadora del Grupo de Trabajo de Diversidad y Discapacidad de CRUE. Es Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología y Doctora en Sociología por la Universidad de Deusto, y ha completado su formación con estancias en centros nacionales y extranjeros como Ècole des Hautes Études en Sciences Sociales (París), Université Paris V, Trinity College de Dublín, Universidad Pedagógica Nacional de México o Universidad Complutense de Madrid.

En la Universidad de Cantabria ha ocupado diversos cargos de gestión además de en el Vicerrectorado de Estudiantes y Empleo: ha sido Decana de la Facultad de Educación, Coordinadora en esta universidad del Programa de Doctorado Interuniversitario Equidad en Innovación en Educación, o Directora del Aula Isabel Torres de Estudios de las Mujeres y del Género.

¿Qué repercusión tiene en el conjunto del estudiantado la incorporación en los campus de personas con discapacidad? 

Forma parte de un enriquecimiento mutuo con el que vienen ya creciendo desde sus pasos en las aulas de niveles educativos inferiores, en las que es además mayor la incorporación del estudiantado con discapacidad. 

En este proceso de enriquecimiento se rompen muchos prejuicios y estereotipos que se poseen sobre las personas con discapacidad y que en ocasiones nos separan. Es una forma de ver que la discapacidad no supone un freno para el logro académico y la participación social, al tiempo que tomar conciencia sobre la diversidad y los desafíos con los que se enfrenta este grupo. Como bien sabemos, la función de la universidad supera su concepción de mera transmisora de conocimientos para ser entendida como un lugar de creación de ciudadanía crítica, responsable y comprometida. Este ejemplo de convivencia es uno de ellos.

Con el actual marco nacional de admisión de estudiantes a la universidad, ¿qué resortes tienen las universidades para ofrecer un porcentaje de plazas a las personas con discapacidad, como, por ejemplo, sucede en el empleo público?

Aunque la LOSU no establece un porcentaje de reserva de plazas, en su artículo 31.4 recoge que las universidades reservarán, al menos, un 5% de las plazas en sus estudios de grado, máster oficial y también en doctorado a personas con discapacidad. 

Además, hay que tener en cuenta la exención del pago de matrícula para aquellos estudiantes con un grado de discapacidad igual o superior al 33% (tendrán exención del pago de los precios públicos por servicios académicos y de secretaría). En ese sentido es necesario valorar los pasos que ya se han venido dando por las universidades para facilitar el acceso de las personas con discapacidad a la educación superior. Como cualquier proceso social, requiere unos tiempo y recurso, pero podemos afirmar que la universidad es, en este momento, una institución más sensible e inclusiva.

Es una forma de ver que la discapacidad no supone un freno para el logro académico y la participación social, al tiempo que tomar conciencia sobre la diversidad y los desafíos con los que se enfrenta este grupo

¿Cuáles son las principales limitaciones al diseño universal en los campus universitarios españoles?

Crear una universidad inclusiva implica no solo atender necesidades concretas del estudiantado, sino poner en marcha acciones que afecten al desarrollo global de la institución, entre las que el diseño universal se encuentra.

Sobre el primer tipo de atención, las universidades españolas han avanzado de manera significativa en los últimos años, debemos felicitarnos porque la LOSU recoja entre los derechos de formación el acceso universal a edificios, a información, a los materiales de aprendizaje y a la evaluación, pero siguen existiendo limitaciones entre las que se encuentran, el tipo de infraestructuras con las que cuentan las universidades, la falta de presupuesto, y la necesidad de una mayor sensibilización y formación.

Debemos además contar con la participación de las personas con discapacidad en los diseños, son quienes con su experiencia pueden realizar aportaciones y evaluar de acuerdo con sus necesidades. En todo caso, no podemos obviar que debemos entender el DUA como una palanca de cambio para impulsar cambios, usando un concepto propio de Booth y Ainscow, pero es un marco de referencia complejo con luces y sombras que necesita ser reexaminado a partir de los resultados de investigaciones que deben ir desarrollándose en las instituciones universitarias.

Crear una universidad inclusiva implica no solo atender necesidades concretas del estudiantado, sino poner en marcha acciones que afecten al desarrollo global de la institución, entre las que el diseño universal se encuentra.

La movilidad y las prácticas externas son una parte fundamental del derecho a la educación superior. ¿En qué condiciones acceden los estudiantes con discapacidad a ellas?

Todavía quedan aspectos por mejorar en las prácticas y, sobre todo, en la movilidad. La LOSU recoge de manera explícita el apoyo a estudiantes con discapacidad en los programas de prácticas y movilidad, dado que somos conscientes de que todavía quedan muchas cosas por hacer. 

La movilidad requiere una puesta en común de los servicios de las universidades, de ahí la importancia de trabajar en red, tal y como ya se hace a nivel estatal con SAPDU, y la necesidad de que esta se extienda a ámbitos internacionales. Es fundamental que un estudiante con discapacidad que se ha decidido a realizar un Erasmus o cualquier otro tipo de movilidad, tenga asegurado que la universidad anfitriona le reciba conociendo sus situaciones, las adaptaciones que necesita, los recursos… No podemos además obviar la dotación de ayudas económicas específicas que el estudiantado pueda necesitar para sufragar gastos relacionados con el transporte, accesibilidad…

En el caso de las prácticas, debemos recordar que, en muchos casos, son el primer contacto con el mundo laboral en el que además pueden tener la oportunidad de trabajar si la experiencia ha sido positiva. Y el trabajo es la puerta a otras esferas para el logro de autonomía, independencia y progreso. Afortunadamente existen empresas y entidades que promueven la inclusión laboral y la diversidad en sus equipos de trabajo con los que las universidades colaboramos y son lugares de prácticas, si bien siguen siendo escasas. Hay que seguir incidiendo y educando para que cada vez sean más las que cuenten con equipos de trabajo diversos, en los que se valoren las diferencias y se promueva un ambiente inclusivo.

La LOSU recoge de manera explícita el apoyo a estudiantes con discapacidad en los programas de prácticas y movilidad, dado que somos conscientes de que todavía quedan muchas cosas por hacer

¿Por qué el mayor porcentaje de estudiantes con discapacidad opta por las universidades online viéndose privados de elementos esenciales de la experiencia universitaria? 

No podemos negar que los entornos virtuales facilitan la adopción de ritmos de trabajos, la adaptación de materiales…. Pero quedarnos en estos aspectos positivos nos puede llevar a sentirnos cómodos, a conformarnos, y no seguir trabajando en que su presencia sea mayor en las universidades presenciales, y además que esta sea cada vez más satisfactoria. La enseñanza online está ahí, estaba antes de la pandemia y con ella se reforzó, pero no puede sustituir a la presencial, en la que para todo el estudiantado se convierte en una agencia de socialización fundamental.

Esta labor de “atracción” a la universidad presencial debe comenzar en la educación secundaria. Es el momento en el que los dos niveles educativos deben darse la mano para poner en marcha acciones que muestren a nuestras universidades como lugares accesibles para su formación. Seguramente sea necesario hacer un mayor esfuerzo por explicar y evidenciar todas aquellas iniciativas que las universidades desarrollan para que las personas con discapacidad puedan tener una vida universitaria rica y plena.

En algunos casos nos encontramos con que las familias desconocen muchas de las iniciativas que desarrollan las universidades y eso hace que opten por otro tipo de modalidades formativas. Debemos seguir trabajando para abrir nuestros espacios académicos y comunicar mejor el trabajo que realiza el personal técnico de los servicios de atención a las personas con discapacidad.

La enseñanza online está ahí, estaba antes de la pandemia y con ella se reforzó, pero no puede sustituir a la presencial, en la que para todo el estudiantado se convierte en una agencia de socialización fundamental

En las universidades de EEUU, según el ranking de “The Wall Street Journal”, más de un 10% del estudiantado requiere de alguna adaptación curricular ¿tenemos datos de cuál es la situación en las universidades españolas? ¿Cuáles son los supuestos más frecuentes de adaptaciones curriculares en las universidades españolas? ¿Están creciendo los supuestos vinculados a la neurodiversidad o a la salud mental del estudiantado?

El estudio “Universidad y Discapacidad” nos ofrece una fotografía de las adaptaciones de estudiantes con discapacidad, siendo la adaptación de exámenes la más solicitada, junto a la modificación de las condiciones de evaluación o la accesibilidad de los materiales.

La salud mental del estudiantado debe ser uno de los principales focos de las universidades en su atención al estudiantado de los próximos años. El reciente estudio elaborado por el Ministerio de Universidades y el Ministerio de Sanidad ofreció el año pasado cifras rotundas sobre esta realidad: más del 50% del estudiantado encuestado había percibido la necesidad de apoyo psicológico en el último cuatrimestre.

Son cifras en la misma línea que las que tenemos para la población en general, en las que se observa cómo después de la pandemia se ha producido un aumento de los problemas de salud mental (ahí tenemos el dato sobre la cifra récord de bajas por problemas de este tipo el último año). Pero no debemos olvidar la etapa biográfica vital en la que se encuentra nuestro estudiantado, y la necesidad de intervenir. Las consecuencias de una “mala salud mental” puede tener repercusiones no solo en su actual desarrollo personal o académico, también en su futuro laboral.

Los servicios de atención al estudiantado de nuestras universidades han visto cómo ha aumentado el número de estudiantes que acude solicitando apoyo, ayuda o algún tipo de adaptación para su experiencia en la universidad. Incluso antes, en aquellos casos en los que se encargan de las adaptaciones en las pruebas de acceso a la universidad, son cada vez más, destacando las vinculadas a la neurodiversidad (espectro autista, TDAH…), pero también, como indicaba, a las relacionadas con la salud mental: ansiedad, depresión…

La salud mental del estudiantado debe ser uno de los principales focos de las universidades en su atención al estudiantado de los próximos años

La prevención y tratamiento del suicidio es otra de las tareas en las que debemos emplearnos, creando, tal y como ya han hecho algunas universidades, protocolos de actuación.

Es importante que para poder dar respuesta a todos esos retos, las universidades no pierdan de vista la necesidad de crear espacios de formación ricos, en los que se cuiden todos aquellos aspectos que van más allá de lo estrictamente académicos y en los que se generen espacios genuinos de intercambio y crecimiento mutuo que permitan que todas las personas desarrollen un sentimiento de pertenencia a la comunidad universitaria y puedan desarrollar todas las dimensiones de su subjetividad, no solo la académica. Todos los seres humanos tenemos problemas, es algo inherente a nuestra condición, pero es necesario que las universidades construyan contextos de formación que favorezcan que el alumnado perciba que pertenece a una comunidad de educación superior en la que el cuidado y el respeto a la diversidad son valores esenciales y compartidos. Sería necesario, por tanto, desplazar la mirada de lo individual a lo colectivo.

¿Tienen los profesores universitarios el tiempo de dedicación, los recursos y la formación necesarios para atender a las personas con discapacidad? 

Asistimos a un mayor nivel de compromiso por parte del profesorado, quien nos demanda una mayor formación y, además, responde cuando ofrecemos cursos sobre este tema. En algunas universidades esta formación ya forma parte del plan de formación del profesorado. 

Del mismo modo que hemos pasado a solicitar formación en idiomas para optar a determinadas plazas de profesorado, o a valorar en los procesos de acreditación la formación en innovación docente, podemos llegar a plantearnos solicitarla también en atención a estudiantes con discapacidad o dificultades específicas de aprendizaje. De hecho, hay que reconocer que gracias al esfuerzo del personal técnico que las universidades tienen en sus servicios para atender a las personas con discapacidad o con cualquier otro tipo de necesidad, se están produciendo enormes cambios y está mejorando tanto la formación del PDI como del resto de la comunidad universitaria. Es un trabajo que, en ocasiones, parece invisible pero que permea en todos los rincones de la vida universitaria, desde los espacios más informales a los formales o académicos.

hay que reconocer que gracias al esfuerzo del personal técnico que las universidades tienen en sus servicios para atender a las personas con discapacidad o con cualquier otro tipo de necesidad

La inclusión demanda una respuesta social por encima de los entornos estrictamente educativos. ¿Qué pueden hacer las universidades para trasladar a la sociedad esta necesidad?

Las universidades tienen que estar al servicio de la sociedad y ser un ejemplo en el que otras instituciones se miren. Desde CRUE se destaca el papel fundamental de las universidades en la construcción de entornos accesibles, diversos e inclusivos. Para ello, la inclusión debe permear a toda la comunidad universitaria, desde estudiantes a PTGAS pasando por el profesorado. Entendemos que la cultura inclusiva debe estar presente en todos los colectivos que la forman, para que desde sus espacios desarrollen, transmitan y fomenten lo que esta significa e implica.

Las universidades deben convertirse en pioneras en iniciativas de este tipo. En la III Conferencia Mundial sobre Educación Superior celebrada en 2022 volvió a reclamarse el papel de las universidades en la construcción de sociedades inclusivas, alineadas en sus agendas además con los ODS. Además, no solo tienen que atender la diversidad de su estudiantado, tiene también conseguir que aquellas situaciones que siguen significando desigualdad y discriminación en nuestras sociedades, no se amplifiquen en el contexto universitario. Debemos ser un modelo de referencia para el resto de la sociedad.

¿Podría indicarnos dos iniciativas de la Universidad de Cantabria que sean diferenciales en su propuesta de inclusión?

Hace dos cursos pusimos en marcha un programa de prácticas dirigido al apoyo a estudiantes con discapacidad y de aprendizaje. Son prácticas dirigidas al estudiantado universitario para trabajar con compañeras y compañeros que necesitan en determinados momentos ayuda y acompañamiento. Son además “observadores» de lo que ocurre en el centro, de las barreras que todavía hoy tenemos, y que ponen en conocimiento del observatorio de accesibilidad. Es un aprendizaje para entender lo que significa la atención a la diversidad, en este caso en el contexto universitario.

Estas prácticas formativas son esenciales porque el alumnado que las desarrolla cursa sus estudios en diferentes titulaciones, no solo en aquellas que se relacionan con los estudios de educación o psicología. Eso provoca que en todas las áreas de conocimiento se muestre la necesidad de percibir la inclusión como un derecho y un valor al que esta sociedad no puede renunciar. En cierta medida, es una forma de corresponsabilizar a los compañeras y compañeros de los procesos de inclusión y apostar por una transformación de la mirada hacia el contexto, no tanto hacia las personas que puedan presentar algún tipo de discapacidad o necesidad. Es un camino lento, pero creemos que necesario porque es una forma de que las personas egresadas incorporen esos valores en sus centros de trabajo en el futuro.

Hace dos cursos pusimos en marcha un programa de prácticas dirigido al apoyo a estudiantes con discapacidad y de aprendizaje

Por otro lado, y dentro de la idea amplia de inclusión que orienta las políticas de la UC, en colaboración con el Gobierno de Cantabria hemos puesto en marcha el programa “mentorchallengueUC”. Forma parte de la filosofía de la UC de acercarnos a colectivos especialmente vulnerables que ven la universidad como algo lejano y, en definitiva, de desarrollar programas orientados a hacer efectiva la igualdad de oportunidades en los procesos de educación superior. Tratamos de salir de la universidad, de abrirla, en este caso a estudiante del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia como expectativas de cursar estudios superiores. Se han creado parejas entre estudiantes de nuestra universidad y estudiantes de secundaria del sistema de protección que han realizado actividades culturales, deportivas, de apoyo al estudio, etc., aprendiendo los unos de los otros.

¿Cuáles son los objetivos más relevantes para la Red Sapdu en cuanto a la inclusión de personas con discapacidad en el sistema universitario español para el 2030?

Desde su creación, SAPDU ha venido trabajando para lograr el cumplimento de todos los derechos y garantías recogidos en normativas de distinta índole para las personas con discapacidad. Buena parte de los éxitos conseguidos en la inclusión de las personas con discapacidad en las universidades ha sido gracias al trabajo diario de las técnicas y técnicos que forman la red.

A pesar de esto, hay que seguir avanzando, y para ello hay que reforzar los servicios, el número de situaciones que se atienden ha crecido exponencialmente en los últimos años, y además se ha diversificado. Hay que reforzar las alianzas que ya se tienen con fundaciones, asociaciones, patronatos…, y buscar otras nuevas. La colaboración con ellas ha sido también otra de los rasgos del trabajo a lo largo de estos años.

hay que seguir avanzando, y para ello hay que reforzar los servicios, el número de situaciones que se atienden ha crecido exponencialmente en los últimos años, y además se ha diversificado

Otro objetivo reto importante de la red es seguir pensando y desarrollando experiencias que faciliten los procesos de transición entre el bachillerato o la formación profesional y la universidad. En ese sentido, la red ha de continuar trabajando para que el estudiantado y las familias conozcan los servicios que las universidades pongan a su disposición y conseguir que este complejo proceso sea lo más sencillo posible para las personas con discapacidad. Ya hay un trabajo previo realizado, que cristalizó en una interesante guía, pero será necesario seguir ahondando y mejorando esos procesos. Del mismo modo, ese trabajo ha de mirar también hacia la incorporación de los egresados al mundo laboral con la labor que realizan los centros o unidades de orientación laboral de las propias universidades.

En ese sentido, el futuro desarrollo de las unidades de diversidad que recoge la LOSU ha de ser un punto de inflexión en el sentido de que esa ley orgánica regula la necesidad de desarrollar políticas inclusivas y de antidiscriminación. El papel de SAPDU en todo ese proceso ha de ser esencial dado que se trata de una red que acumula un capital cultural y social acumulado a lo largo de los años imprescindible para poder articular todos los mecanismos de este tipo de unidades.


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Entrevista Alfonso González y Lucía Bécquer

Espacios de Educación Superior está dirigido a poner en contacto a las personas e instituciones interesadas en la sociedad del aprendizaje en Iberoamérica y España.