Quiero reafirmar que es importante, imprescindible a mi criterio, la relación sinérgica y complementariedad entre universidades públicas, privadas (no mercantiles) dado que ambas son necesarias para responder a los retos y desafíos de la sociedad.
FRANCISCO TELÉMACO TALAVERA SILES
La fragilidad de la Universidad pública
En el contexto del excelente artículo, como todos los que escribe, nuestro apreciado amigo Carlos Hernando Forero Robayo: “Con buenas intenciones la universidad pública puede debilitarse”, quiero plantear cuatro cosas:
A como lo señalé en Barcelona en ocasión de la III Conferencia Mundial de la Educación Superior en mayo 2022: “Hay quienes atacan a las universidades públicas porque no creen en ellas, pero hay muchos que las atacan porque creen demasiado en ellas y les tienen temor”. Considerando el enorme potencial que significan las universidades por su capacidad científico tecnológica y por la cantidad de jóvenes talentosos (as), inquietos, vigorosos y dinámicos que de forma organizada tienen (en carreras, cursos, grupos de clases presenciales y/o virtuales, etc.), sumados a los docentes y no docentes, y la enorme extensión de la acción de la universidad si tomamos en cuenta cada familia, cada comunidad coda entorno presencial y/o virtual de cada joven y trabajador (a), hay quienes prefieren apoyarlas pero instrumentalizándolas para que respondan e intereses particulares: políticos, económicos, religiosos, etc. y sino pueden instrumentalizarlas debilitarlas recortándoles el presupuesto, atacándolas y quitándoles o limitándoles el apoyo de todo tipo.
Por otra parte, si las universidades utilizan las muchas y muy importantes cosas buenas que hacen para tratar de justificar y peor aún, ocultar, sus debilidades y errores, propios del desarrollo, en la realidad atentan contra su desarrollo y sostenibilidad y se vuelve injusto que se utilice la calidad y eficiencia del trabajo de unos(as), y sin darles la adecuada remuneración y reconocimiento, para justificar la ineficiencia, limitada calidad pertinencia y compromiso del trabajo de otros (as). En este contexto considero importante compartir de nuevo un artículo que publiqué hace un tiempo titulado: “La peor defensa”.
Hay quienes atacan a las universidades públicas porque no creen en ellas, pero hay muchos que las atacan porque creen demasiado en ellas y les tienen temor
La complementariedad entre universidades públicas y privadas
Quiero reafirmar que es importante, imprescindible a mi criterio, la relación sinérgica y complementariedad entre universidades públicas, privadas (no mercantiles) dado que ambas son necesarias para responder a los retos y desafíos de la sociedad. Claro, unas y otras deben estar comprometidas con la calidad, pertinencia, eficiencia y transparencia en su trabajo. Hay universidades públicas con excelente calidad, pertinencia y compromiso y también hay universidades privadas con excelente calidad, pertinencia y compromiso, así como también hay de unas y otras que dejen mucho que desear. No podemos olvidar u obviar, que en el caso de Latinoamérica y El Caribe ya mas del 50% de los estudiantes universitarios están matriculados en universidades privadas, y unas y otras (públicas y privadas no mercantiles) corren peligro ante el auge de los gigantes tecnológicos o transnacionales mercantiles de la educación. O cambiamos para bien o nos cambian para mal. Negar esto es como negarse a usar un teléfono móvil o al desarrollo de la inteligencia artificial, lo que tenemos que hacer es asumir el reto de transformarnos sin deformarnos. También es imprescindible, a mi criterio, el trabajo conjunto, complementario, sinérgico y apoyo para el fortalecimiento y desarrollo de las universidades indígenas, interculturales y comunitarias.
Para avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en la construcción de un futuro mejor para todos y todas en el que nadie se quede atrás, es imprescindible mejorar la cobertura, inclusión, calidad, pertinencia y eficiencia de la educación, incluyendo investigación, innovación y extensión y para ello se requiere una verdadera transformación de la educación y la suma de voluntades, capacidades, esfuerzos de la propia comunidad educativa, en la que la educación superior tiene una responsabilidad superior y mayor inversión, compromiso y apoyo (que es mucho más que el necesario incremento creciente de los recursos financieros), del sector público, privado y de la comunidad internacional.
A como siempre lo digo, cualquiera, puede estar parcial o totalmente en desacuerdo con lo que he dicho en los párrafos precedentes y en el artículo que compartiré nuevamente con ustedes. A todos y todas mi aprecio y respeto.
FRANCISCO TELÉMACO TALAVERA SILES
Ha sido Rector de la Universidad Nacional Agraria, Presidente del Consejo Nacional de Universidades, Presidente de la Asociación de Consejos de Rectores Universitarios de Latinoamérica y el Caribe (ACRULAC) y en la actualidad es coordinador de Kairós