«Las demandas del mercado laboral son altamente imprecisas y cambiantes. Nuestra sociedad postindustrial se encuentra ante el reto de la transformación del sistema productivo, incorporando la sostenibilidad, la digitalización y la inteligencia artificial en la ecuación. No sabemos a ciencia cierta hacia dónde evolucionaremos, en lo que sí están de acuerdo los expertos es que la transformación será importante y que la innovación y la investigación, dos de los pilares básicos de la universidad, junto con la formación, serán imprescindibles«, recalca el presidente de la Asociación de Universidades Públicas de Andalucía (AUPA)
Francisco Oliva Blázquez (Málaga, 1972) es catedrático de Derecho Civil de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y rector de esta Universidad desde diciembre de 2020. Preside en la actualidad la Asociación de Universidades Públicas de Andalucía (AUPA) y forma parte del comité permanente de Crue Universidades Españolas. Anteriormente, como gestor, ha sido secretario y vicesecretario general de la UPO.
En su actividad docente destaca su participación en el Doble Máster Universitario en Abogacía y Procura y Derecho de la Contratación y Responsabilidad Civil, que codirige. Respecto a su actividad investigadora, ha dedicado sus esfuerzos prácticamente a todos los sectores del Derecho civil, y muy especialmente al Derecho de las obligaciones y contratos y de la responsabilidad civil. Además, es experto en Bioética así como en Derecho privado comparado. Autor de alrededor de cien publicaciones en forma de monografías, manuales y artículos jurídicos en revistas y obras colectivas, ha sido investigador principal de tres proyectos de investigación competitivos de carácter nacional.
Como jurista experto en Bioética, ha participado en la redacción de diferentes leyes del sector sanitario, como la Ley de derechos y garantías de la dignidad de la persona en el proceso de muerte y el decreto por el que se regula el Registro de Voluntades Vitales Anticipadas de Andalucía. Además, es vocal del Comité de Bioética de Andalucía y de la Comisión Autonómica de Cribados Poblacionales y Actividades Preventivas de Detección precoz de la Junta de Andalucía. Igualmente, es miembro del European Law Institute (ELI).
Uno de los temas que provoca más noticias sobre las universidades es el supuesto desajuste entre el mercado laboral y la formación que ofrecen. ¿La universidad española atiende las necesidades del mercado de trabajo de manera satisfactoria?
Por supuesto que las atiende, no tengo ninguna duda al respecto. Hay que recordar que la Universidad no solo imparte los grados y los másteres universitarios, además ofertamos los títulos propios, y ahora las microcredenciales, formación mucho más especializada, diseñada junto a empresas y entidades profesionales, y que responde directamente a las necesidades del mercado laboral.
De hecho, según el informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo 2023, las universidades españolas gozan de buena salud en este aspecto: España presenta una tasa de empleo del 83% a los 4 años del egreso. Es un dato mejorable, sin lugar a dudas, pero también un indicador de éxito: una mayor formación fomenta un mayor índice de inserción laboral.
la Universidad no solo imparte los grados y los másteres universitarios, además ofertamos los títulos propios, y ahora las microcredenciales, formación mucho más especializada, diseñada junto a empresas y entidades profesionales
¿Cabe pensar en una Universidad sin un fuerte componente educativo? ¿Es posible una Universidad centrada exclusivamente en la capacitación profesional?
No es posible, en el ámbito educativo cada tipo de institución tiene sus objetivos, todos son necesarios y muy respetables, pero los de la Universidad no son éstos exclusivamente, no seríamos una Universidad en ese caso. La Universidad tiene una función que va más allá, conecta el conocimiento con la investigación, las fronteras de lo que sabemos, forma en valores democráticos, éticos, de ciudadanía, y conserva y transmite el saber que, puede no tener una aplicación práctica inmediata a primera vista, pero que forma parte de nuestro acervo histórico y cultural. ¿Alguien imagina que abandonásemos los estudios de filología latina? ¿Nos podemos permitir no conocer los textos y el origen de las palabras que usamos cada día?
Los estudios sobre el futuro de la Universidad inciden de manera unánime en la necesidad de ofrecer una formación holística al estudiantado. ¿Cómo podemos conseguir esta formación transversal con independencia de las titulaciones?
Con la formación universitaria las personas adquieren conocimientos, criterios para evaluar la compleja realidad social y experiencias, tanto en las competencias “duras” es decir, las propias de cada titulación, como las competencias “blandas”, es decir, aquellas transversales que son comunes a todas las titulaciones. Algunos ejemplos de competencias blandas son los idiomas, la capacidad de hablar en público, trabajar por proyectos, trabajar en equipo, tener una visión crítica sobre lo que acontece, ser innovadores, creativos, éticos, sostenibles, abrazar la diversidad, entre otras.
Cuando vemos los datos que ofrecen las universidades sobre la empleabilidad de sus egresados observamos que todos son muy semejantes. ¿Cómo podríamos tener un conocimiento más preciso sobre la realidad de la empleabilidad que proporcionan las titulaciones universitarias?
Es un tema complejo en el que, es cierto, hay capacidad de mejora desde las universidades. Y es complejo porque el alumnado egresado no termina y se dedica solo a buscar empleo. Muchos siguen formándose, dentro o fuera de nuestro país, compatibilizando o no la búsqueda de trabajo. Dicho esto, es cierto que las universidades necesitamos información de calidad sobre la empleabilidad de nuestros egresados.
En la Pablo de Olavide hemos puesto en marcha un Observatorio de Empleo para llevar a cabo este seguimiento y que nos ayude en la mejora de la programación académica. Para nosotros es muy importante contar con información fidedigna que nos permita tomar decisiones basadas en evidencias. Sin embargo, afrontamos un gran reto, y es la variabilidad metodológica en la recogida de información.
En la Pablo de Olavide hemos puesto en marcha un Observatorio de Empleo para llevar a cabo este seguimiento y que nos ayude en la mejora de la programación académica
En este sentido, la Universidad Pablo de Olavide está trabajando en la traducción y validación cultural de la encuesta EUROGRADUATE, que se utiliza en la mayor parte de la Unión Europea para analizar la empleabilidad de sus personas egresadas y que nos permitirá comparar nuestros datos con otros países de la Unión Europea atendiendo a los mismos indicadores.
En la encuesta del Observatorio ESdeES sobre la experiencia del estudiantado universitario nos encontramos con que la mayor diferencia entre las universidades públicas y privadas se encontraba en la atención que los estudiantes de estas últimas reciben en ámbitos clave para la empleabilidad como la orientación profesional, las prácticas o la tutorización de los profesores. ¿Tienen las universidades públicas el propósito de mejorar estos servicios y recursos para hacerlo?
Las universidades en España cuentan con Servicios Universitarios de Empleo (SUE) desde mediados de los 90, que se organizan a nivel nacional desde la CRUE. En los últimos años las agencias de calidad han reconocido la importancia de los SUE y nos exigen mejorar sus servicios. Sin embargo, las Universidades públicas contamos con recursos muy limitados y por este motivo, sería necesario una mayor dotación presupuestaria que nos permitiera asumir este nuevo reto con la excelencia que se requiere. A pesar de las limitaciones, nuestros servicios de orientación ofrecen acompañamiento en el desarrollo de carrera y acciones grupales e individuales para la inserción laboral del alumnado.
En la Universidad Pablo de Olavide, por ejemplo, hemos diseñado un curso de capacitación en competencias básicas para la empleabilidad online, para que el estudiantado esté preparado antes de realizar sus prácticas curriculares en empresas y entidades. Dotar al alumnado de estas competencias básicas, basadas en las llamadas ‘habilidades blandas’, aumenta su potencial de inserción durante las prácticas que son una fuente natural de selección de candidatos y candidatas para las empresas y entidades colaboradoras.
Hace dos años la regulación estatal de las titulaciones incorporaba la figura de la mención dual para integrar el aprendizaje que se realice tanto en la universidad como en los lugares de trabajo. ¿Cuáles son las razones de su limitada acogida en la actualidad?
Creo que una de las razones es la complejidad y lentitud en los procesos de acreditación y verificación de los títulos, que ha podido tener un carácter disuasorio para las empresas y entidades profesionales que deben colaborar, bajo el liderazgo de la Universidad en la activación de la mención dual. Otra de las razones es la complejidad en la creación de un modelo que asegure que los resultados de aprendizaje son idénticos en el estudiantado que cursa un grado y el que cursa la mención dual con el reconocimiento de créditos académicos mientras trabaja.
En la Universidad Pablo de Olavide vamos a ofertar cuatro títulos de grado en el momento en que contemos con la autorización de la agencia de calidad andaluza. Para ello estamos construyendo junto con empresas y entidades el modelo Olavide-Dual, basado en las buenas prácticas y experiencias exitosas de otras universidades españolas y extranjeras. La acogida por parte de las empresas y entidades colaboradoras al modelo Olavide Dual ha sido fabulosa, sin ellas no es posible articular un modelo exitoso de formación con mención dual.
La Formación Profesional de Grado Superior ha crecido un 43,3% en los últimos cinco años según datos del Ministerio de Educación. ¿Cuál debe ser, según su criterio, la relación entre las universidades y la formación profesional?
Debe ser una relación como la que existe con los centros de Bachillerato. Los jóvenes que terminan su formación profesional y desean seguir formándose en un ámbito que ya conocen, y por tanto es seguro que les gusta, pueden ser los mejores universitarios y universitarias. La formación superior universitaria debe estar abierta si existe ese interés, y desde las administraciones públicas competentes debe hacerse todo lo posible, en términos normativos y burocráticos, por facilitar ese tránsito desde la formación profesional a la universidad.
La formación superior universitaria debe estar abierta si existe ese interés, y desde las administraciones públicas competentes debe hacerse todo lo posible por facilitar ese tránsito desde la formación profesional a la universidad
Las prácticas externas cada vez más son asumidas como un derecho de los estudiantes esencial en su desarrollo profesional. ¿Cómo debería el futuro estatuto del becario garantizar sus derechos en este periodo?
Siempre estaré de acuerdo en la implementación de toda normativa que implique reconocer derechos al estudiantado en prácticas, pero eso sí, cualquier medida debe acompañarse en todo caso de los medios y de la financiación adecuada para que no ocurra nuevamente lo que hemos visto con la cotización a la Seguridad Social de este estudiantado en prácticas: las Universidades hemos asumido tanto la gestión como el pago de algo que no nos corresponde en puridad y que no hace más que seguir tensionando a nuestras instituciones.
Según cálculos de Bain Company y Google una de cada 16 personas tendrá que cambiar de oficio antes de 2030. Entre 2023 y 2027 cambiará el 23% de todos los trabajos globales, lo que llevará a su vez a que 83 millones de empleos desaparezcan del mapa. ¿Están en condiciones las universidades españolas de acometer la transformación radical en su gestión y organización académica que requeriría la incorporación de este nuevo estudiantado?
Las demandas del mercado laboral son altamente imprecisas y cambiantes. Nuestra sociedad postindustrial se encuentra ante el reto de la transformación del sistema productivo, incorporando la sostenibilidad, la digitalización y la inteligencia artificial en la ecuación. No sabemos a ciencia cierta hacia dónde evolucionaremos, en lo que sí están de acuerdo los expertos es que la transformación será importante y que la innovación y la investigación, dos de los pilares básicos de la universidad, junto con la formación, serán imprescindibles.
Podemos ser un aliado poderoso para esta transformación, pero para eso, la inversión en innovación, transferencia, empleabilidad, investigación, formación del profesorado para adaptarse a las nuevas demandas, digitalización y sostenibilidad, deben ser mucho mayores. Los países que inviertan más en innovación y transferencia de las universidades serán los líderes de las sociedades democráticas de futuro.
Los países que inviertan más en innovación y transferencia de las universidades serán los líderes de las sociedades democráticas de futuro
Los antiguos alumnos son una pieza fundamental del ecosistema de una universidad. ¿Cómo podemos conseguir que tengan en España la relevancia que tienen en el mundo anglosajón?
Convenciendo al colectivo Alumni de las ventajas de seguir en contacto con su Universidad. Se trata de mantener un vínculo que es beneficioso tanto para los campus como para los y las profesionales con formación universitaria, y que es un medio con gran potencial para incrementar las relaciones de la universidad con la sociedad.
Es cierto que en España el modelo de relación entre la Universidad pública y el Alumni está reconstruyéndose. Se ha evidenciado la importancia de mantener vínculos profesionales y también afectivos con la Universidad en la que muchas personas han tenido experiencias significativas que las han transformado profundamente. En este sentido, la Universidad está abierta a recibir al Alumni para que vuelvan a formarse en los procesos de upskilling y reskilling dentro de nuestra oferta de microcredenciales, pero también que vengan a ser profesores y profesoras, que tutoricen alumnado, que sean mentores y mentoras, que acojan estudiantado en prácticas, es decir, que sean parte y se sientan comunidad universitaria de nuevo.
Rishi Sunak, primer ministro del Reino Unido, dijo recientemente que en el próximo parlamento “se implementarán propuestas para reducir el número de jóvenes que estudian carreras universitarias”. ¿Sobran estudiantes de las universidades españolas?
Por supuesto que no. No sobra nadie que haya elegido libre y conscientemente la formación superior universitaria para su desarrollo profesional y personal. En España no existe un problema con el número de estudiantes universitarios. Poseer estudios universitarios aporta ventajas innegables, tanto en oportunidades de empleabilidad como en el ámbito personal, y son necesarios para una sociedad moderna y que quiera prosperar en base al conocimiento y el valor añadido de sus productos y servicios. Y no podemos hablar de sobrecualificación por una sencilla razón: la formación nunca sobra.
Poseer estudios universitarios aporta ventajas innegables, tanto en oportunidades de empleabilidad como en el ámbito personal, y son necesarios para una sociedad moderna y que quiera prosperar en base al conocimiento y el valor añadido de sus productos y servicios
Una sociedad en profunda transformación hacia un futuro incierto, requiere más que nunca de personas con la formación que se ofrece desde la Universidad. En todo caso, podríamos hablar de subocupación, es decir, de un mercado laboral que ofrece unas condiciones laborales por debajo del trabajo desempeñado. No sobran estudiantes, falta concienciar al mercado laboral de la importancia de invertir en talento joven, en I+D+i y en el desarrollo de conocimiento desde la Universidad, como por ejemplo se hace con las tesis industriales.