Porque cabe preguntarse, ¿tienen los profesores de las distintas facultades los conocimientos necesarios en didáctica como para ser efectivos generando aprendizaje en sus estudiantes? ¿Cuentan con conocimientos en pedagogía o metodologías educativas? Para un docente novel, que se enfrenta a las clases universitarias por vez primera, ¿no será necesaria una cierta formación inicial que le permita adquirir los conocimientos necesarios para ser buen docente?
MIGUEL COSTA
Selección del profesorado
Año tras año en las diferentes Universidades de todo el país se repiten los procesos para seleccionar e incorporar nuevos docentes universitarios en los diferentes estamentos académicos, personas que destacan por su saber en las diferentes áreas de conocimiento. En dichos procesos de reclutamiento de talento para las universidades, se analiza con lupa el nivel y la cantidad de publicaciones que se han generado, las patentes, los proyectos de investigación y también, por supuesto, la experiencia docente.
Los elegidos para impartir clase y desarrollar investigación en las universidades cuentan por lo tanto con estas dos premisas, excelencia en su campo de investigación y conocimiento y experiencia docente. Cabe preguntarse si son condiciones necesarias pero…¿son suficientes?
Porque lo cierto es que no está claro que cualquiera con los méritos requeridos para obtener una plaza en la Universidad, cuente con los conocimientos y las habilidades didácticas y pedagógicas que se necesitan para ser un docente capaz de generar un aprendizaje significativo en nuestros estudiantes.
Aparentemente, se parte de una premisa que, cuando menos, puede ser llevada a debate: cuantos más años se haya enseñado, cuanta más experiencia, más competencias docentes se han acumulado, en definitiva, mejor profesor o profesora eres.
Cabe cuestionar si los docentes que obtienen plaza en la universidad cuentan con los conocimientos y las habilidades didácticas y pedagógicas que se necesitan para generar un aprendizaje significativo
Herramientas de desempeño
Sin embargo, ni siquiera podemos conocer si los docentes universitarios están totalmente preparados para afrontar la enseñanza porque la única herramienta con la que contamos para analizar el desempeño docente son las encuestas a los estudiantes (cuando se hacen) y que además solo aportan opiniones subjetivas sobre cuestiones que en ocasiones no tienen nada que ver con la docencia (preguntar si un docente llega a la hora a clase es casi ofensivo, en mi opinión).
La sacrosanta e imprescindible libertad de cátedra ha sido en ocasiones confundida con la creación de un espacio totalmente opaco en el que nadie analiza lo que ocurre y dónde no se contempla la posibilidad de mejora para los docentes a través por ejemplo de la observación entre pares. En mi opinión este hecho dificulta enormemente la incorporación con garantías de profesores noveles a la profesión docente.
Se ha hablado y se habla insistentemente (con razón) de la formación inicial del profesorado o de proyectos para la creación del equivalente al proceso de residencia de los médicos especialistas (MIR) en educación, pero en raras ocasiones se debate sobre la necesidad de una formación inicial del profesorado universitario para la adquisición de las competencias docentes necesarias.
La libertad de cátedra no puede servir de coartada a la falta de transparencia ni a la ineficacia
Profesores noveles
Porque cabe preguntarse, ¿tienen los profesores de las distintas facultades los conocimientos necesarios en didáctica como para ser efectivos generando aprendizaje en sus estudiantes? ¿Cuentan con conocimientos en pedagogía o metodologías educativas? Para un docente novel, que se enfrenta a las clases universitarias por vez primera, ¿no será necesaria una cierta formación inicial que le permita adquirir los conocimientos necesarios para ser buen docente?
Desde la Fundación Empieza Por Educar, llevamos ya 12 años formando a docentes no universitarios de diferentes áreas de conocimiento para que desarrollen los primeros dos años de carrera docente en entornos de máxima dificultad, pero contando con formación específica, acompañamiento y la generación de comunidades docentes de aprendizaje.
Se trata de un programa con un sólido marco teórico pero sobre todo con un componente práctico fundamental, ya que se desarrolla enteramente en centros educativos, los docentes aprenden a enseñar mientras enseñan, acompañados de docentes con más experiencia especializados en la observación de clases y acompañamiento docente.
en raras ocasiones se debate sobre la necesidad de una formación inicial del profesorado universitario para la adquisición de las competencias docentes necesaria
Modelo ExE
En nuestro modelo, cualquier docente que comienza su carrera profesional, cuenta con una formación inicial intensiva en didáctica general, lo que les permite comenzar su docencia con herramientas para planificar sus clases de acuerdo a los objetivos de aprendizaje, mejorar su comunicación, conocer cómo funcionan las bases del aprendizaje y en definitiva gestionar un aula para que haya aprendizaje efectivo.
Este punto de partida es únicamente el comienzo de un proceso de dos años de duración en el que se profundizará en cuestiones tan filosóficas e imprescindibles como ¿qué visión tengo para mis estudiantes, qué espero realmente de ellos? y en otros temas tan prácticos como cuál es la mejor forma de hacer preguntas que generen pensamiento crítico en mis estudiantes.
La piedra angular de nuestro trabajo es el acompañamiento por parte de docentes con experiencia dentro y fuera del aula. Docentes con más experiencia observan las clases de los nuevos profesores para ayudarles después a potenciar sus fortalezas y a trabajar en sus áreas de mejora. La recogida de evidencias sobre lo sucedido en el aula, en cuanto al trabajo y aprendizaje de los estudiantes y el desempeño docente es fundamental, y no es raro el uso de grabaciones para reflexionar sobre nuestro trabajo utilizando las imágenes de lo sucedido en la clase.
¿Y en la Universidad?
La pregunta que cabe hacerse es ¿tendría sentido un proceso inicial para docentes universitarios que les permita adquirir las competencias docentes necesarias para maximizar el aprendizaje de los estudiantes? ¿Somos los docentes universitarios competentes en el aula por el mero hecho de ser expertos en un área de conocimiento?
Contamos sin duda en la Universidad con un cuerpo de profesorado que ha ido acumulando experiencia, conocimiento y saber, que está recogido de forma implícita en todas sus acciones investigadoras y docentes. Es necesario generar un espacio para que ese conocimiento se pueda socializar, se pueda transmitir a docentes con menos experiencia.
En ese proceso se conseguirá además que el conocimiento implícito, que muchas veces es incluso inconsciente, se haga explícito al acompañar a alguien que está comenzando su carrera. Si combinamos el conocimiento acumulado con una formación inicial didáctica que permita mejorar el proceso de aprendizaje, el punto de partida de los nuevos docentes universitarios les permitirá no solo maximizar el aprendizaje de los alumnos y alumnas sino también contar con las herramientas necesarias para disfrutar enseñando.
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