«A pesar de estos esfuerzos, actualmente no se observa un gran impacto de la innovación en el proceso de aprendizaje. Esto se debe al enfoque local de la innovación educativa, que suele limitarse al ámbito de la asignatura. En otros sectores la innovación se plantea de manera global, teniendo en cuenta un perfil de público objetivo, sus necesidades y demandas. Hasta que no se adopte un enfoque global en la innovación educativa, es probable que su impacto en el sector siga siendo mínimo», señala el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid Ángel Fidalgo.
Ángel Fidalgo es antes que nada un educador. Alguien cuya generosidad y curiosidad sólo es comparable a su capacidad para crear espacios que permiten desarrollar la inteligencia colectiva. Perfiles como el de Ángel Fidalgo son esenciales en una universidad que quiera ser reconocida y valorada por la sociedad.
Lleva trabajando en I+D+i sobre innovación educativa desde hace más de 35 años, generando productos y aplicaciones innovadoras basadas en el aprendizaje adaptativo, la gestión del conocimiento, el trabajo cooperativo y nuevos modelos formativos. Comprometido con la divulgación participa de forma habitual en cursos, seminarios y conferencias sobre innovación educativa.
Dirige el Laboratorio de Innovación en Tecnologías de la Innovación del Departamento de Ingeniería Geológica y Minera de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y es también presidente del comité organizador del Congreso Internacional sobre Aprendizaje, Innovación y Cooperación (CINAIC).
Cada día aparecen nuevas plataformas virtuales de aprendizaje que ofrecen títulos, en muchos casos universitarios, dirigidos a la capacitación profesional. ¿Puede hablarse de Universidad, de educación universitaria, sin la experiencia de la presencialidad?
Si nos centramos únicamente en los contenidos y en la transmisión de los mismos, las plataformas virtuales podrían estar en igualdad de condiciones que la formación presencial. Sin embargo, la formación presencial ofrece más estímulos. Para entenderlo, podríamos compararlo con un gimnasio: puedes hacer los ejercicios en línea, pero los realizarás de forma más motivada y disciplinada si cuentas con un profesor en un aula. Además, está la socialización con personas que comparten unos mismos objetivos, teniendo espacios para interactuar tanto dentro como fuera del aula. A ciertas edades, esto es necesario, ya que la universidad no solo implica el aumento del conocimiento, sino también el crecimiento personal que necesita de interacción social.
Recientemente podíamos ver en los periódicos algo que llevaba tiempo siendo comentado en los claustros: los estudiantes pierden interés de manera creciente por asistir a clase. ¿Por qué muchos universitarios no valoran en su aprendizaje la presencia en los campus?
El interés por la materia, la forma de gestionar el aprendizaje, el método de evaluación e incluso el propio profesorado pueden influir en la motivación del alumnado para asistir a clase. Por tanto, no hay un solo factor determinante, pero es evidente que si hay estudiantes capaces de ir al centro a realizar distintas actividades y no asistir a clase, es porque valoran menos esta última actividad. Existen estudios que relacionan los métodos de innovación docente, que implican al alumnado en el proceso de aprendizaje, con un incremento en la asistencia a clase. Por tanto, se debe poner especial énfasis en la renovación metodológica como un medio motivador para aumentar la asistencia a clase.
Existen estudios que relacionan los métodos de innovación docente, que implican al alumnado en el proceso de aprendizaje, con un incremento en la asistencia a clase
Acompañar a otros en su aprendizaje, como por ejemplo hacer minas, aprovechando que estamos en la escuela politécnica más antigua de España, es una profesión con un alto contenido técnico. ¿Dónde y cuándo aprenden a enseñar los profesores universitarios?
Prácticamente todas las universidades cuentan con un plan formativo sobre métodos docentes destinado al profesorado novel. Asimismo, se promueve la participación de este profesorado en proyectos de innovación educativa junto a colegas más experimentados. También existen centros, como el caso de Minas, donde la preocupación por la renovación metodológica ha estado siempre presente en todos los ámbitos académicos. De hecho, el primer congreso universitario sobre la inclusión de tecnologías en el proceso de aprendizaje tuvo lugar en esta escuela en el año 1983.
La carrera profesional del personal docente e investigador universitario está casi exclusivamente unida a la publicación de “papers”. No es extraño encontrar quien pueda pensar, parafraseando a la señorita Trunchbull de Matilda, que “la universidad es un lugar ideal sino fuera por los estudiantes”. ¿Cómo resituamos la atención al estudiantado en la carrera profesional del profesorado universitario?
Es cierto que actualmente, tanto para la acreditación del profesorado como para el progreso académico, las publicaciones científicas son las que tienen más peso. Esto lleva a que parte del profesorado deba dedicar más tiempo a las publicaciones que al desarrollo como docente. Sin embargo, esto no implica descuidar la atención al alumnado, aunque sí puede influir en el tiempo que el profesorado dedica a la renovación metodológica docente. En este sentido, la política universitaria puede desempeñar un papel importante, por ejemplo, otorgando el mismo peso a la implicación docente, incluyendo la innovación metodológica, que a la publicación científica. El principal desafío para dar este paso radica en encontrar indicadores que puedan medir la implicación docente en innovación y renovación docente.
El modelo de un profesor, una asignatura, una hora, un aula… centrado en el contenido de la materia (¿qué queremos que nuestros estudiantes aprendan?), pero ignorante sobre cómo aprenden, es el dominante en el sistema universitario. “Hacemos lo que hacen nuestros colegas. Siempre hemos hecho las cosas de esta manera” ¿Tienen las universidades incentivos y recursos para promover el cambio de esta situación?
En la universidad existe una gran inercia para seguir haciendo las cosas como siempre se han hecho, a pesar de los continuos cambios en la legislación académica universitaria. Por lo general, estas leyes se limitan a la gestión y administración académica, sin llegar a influir en el aula. Sin embargo, las universidades sí ofrecen incentivos. El más común son los proyectos de innovación educativa docente. Aunque estos incentivos suelen tener una dotación limitada, han demostrado ser efectivos en cuanto al número de profesores participantes. Otro incentivo radica en su demanda para la acreditación, aunque su peso es muy marginal. Esto ha llevado a personas que inicialmente no tenían intención de embarcarse en este camino a comenzar a realizar las cosas de otra manera.
En la universidad existe una gran inercia para seguir haciendo las cosas como siempre se han hecho, a pesar de los continuos cambios en la legislación académica universitaria.
La propuesta de “students as partner”, que podemos asimilar a la idea de los estudiantes como productores de conocimiento usada en el observatorio ESdeES, está en centro del debate en EEUU sobre cómo reposicionar la Universidad frente a los desafíos del siglo XXI. ¿Cuál es su valoración sobre esta tendencia?
Es la clave. Las universidades somos creadoras de conocimiento, y es esencial que todo nuestro personal académico (profesorado y alumnado) participe en la creación de conocimiento. Hoy en día, el profesorado debe ser la figura que guíe al alumnado hacia la creación de conocimiento. El alumnado tiene la capacidad de generar, organizar, compartir y utilizar el conocimiento. Existen experiencias que ya trabajan con este concepto, y el resultado ha sido un aumento notable en la mejora del aprendizaje tanto para el alumnado como para el profesorado, la asignatura y la institución. La universidad debe transformar al alumnado no solo en creadores de conocimiento, sino también en gestores de un conocimiento compartido, accesible y libre.
La normativa universitaria sigue hablando de titulaciones presenciales y virtuales, y de manera confusa de híbridas- ¿Puede hablarse de una educación universitaria adecuada y eficiente que no utilice de manera intensiva las oportunidades que brindan las tecnologías de la información?
No, la educación universitaria, al igual que otros sectores, debe aprovechar de manera intensiva las oportunidades que brinda la tecnología. Estas oportunidades deben reflejarse en la forma en que se imparten las titulaciones, especialmente mediante su flexibilización y personalización para adaptarse a los distintos perfiles y necesidades del alumnado. Asimismo, las titulaciones presenciales deben integrar las ventajas que ofrecen las tecnologías de la información mediante la inclusión de actividades virtuales.
En la actualidad, es impensable no aprovechar de manera intensiva estas oportunidades. Sin embargo, es necesario cambiar la forma en que analizamos e incorporamos estas nuevas oportunidades, ya que tendemos a centrarnos únicamente en la última innovación, como la Inteligencia Artificial Generativa, sin consolidar las que se consideraban nuevas oportunidades hace un año. Si no lo hacemos, estaremos constantemente hablando de la última tecnología que aparece en el mercado y de la oportunidad que representa.
las titulaciones presenciales deben integrar las ventajas que ofrecen las tecnologías de la información mediante la inclusión de actividades virtuales
Adaptar los procesos de aprendizaje para que coincidan con las necesidades de los estudiantes en función de sus conocimientos previos (TART) es una posibilidad que parece cada vez más cercana con el Aprendizaje Digital Personalizado (DPL). ¿Cuál será el impacto de estas tecnologías del aprendizaje?
Entre las tipologías del aprendizaje personalizado destacan aquellas que se adaptan al perfil, ritmo de aprendizaje y conocimientos previos del alumnado. Todo esto siempre ha sido reconocido por el profesorado y aceptado como un método que mejora el aprendizaje. Sin embargo, el gran desafío radica en el coste, esfuerzo y complejidad que implica su implementación.
El DPL incluye métodos y tecnologías que reducen el esfuerzo en su aplicación, pero esto no es suficiente, ya que también es necesario adaptar la forma de generar contenidos, las metodologías, el seguimiento y la evaluación. En todos estos aspectos se está avanzando, y el impacto, que también ha sido estudiado durante años, es un incremento muy significativo en el aprendizaje, el aumento de la motivación e incluso la creación de conocimiento por parte del alumnado. La inteligencia artificial generativa y la inteligencia colectiva están contribuyendo a que el DPL sea una realidad cada vez más cercana.
Usted es presidente del comité organizador del Congreso Internacional sobre Aprendizaje, Innovación y Cooperación (CINAIC). uno de los congresos de innovación educativa más relevantes en el ámbito universitario. ¿Qué lugar ocupa la innovación educativa en la agenda de las universidades en la actualidad?
Desde hace tiempo, la innovación educativa ha estado presente en todas las agendas, y en la gran mayoría de las instituciones educativas existen servicios para fomentar su desarrollo. Estos servicios suelen encargarse de la gestión de la innovación educativa, incluyendo su repercusión en la docencia, la formación, la convocatoria de proyectos, la selección de buenas prácticas, la entrega de premios y la gestión de repositorios. Además, cada vez más profesorado participa en estas iniciativas. Se puede afirmar que en todas las universidades esta temática está presente y cuenta con una gran aceptación entre el profesorado.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, actualmente no se observa un gran impacto de la innovación en el proceso de aprendizaje. Esto se debe al enfoque local de la innovación educativa, que suele limitarse al ámbito de la asignatura. En otros sectores la innovación se plantea de manera global, teniendo en cuenta un perfil de público objetivo, sus necesidades y demandas. Hasta que no se adopte un enfoque global en la innovación educativa, es probable que su impacto en el sector siga siendo mínimo.
la innovación educativa ha estado presente en todas las agendas, y en la gran mayoría de las instituciones educativas existen servicios para fomentar su desarrollo
¿Existe un espacio común iberoamericano en innovación educativa universitaria?
Existe un espacio común de manera natural debido a que compartimos un modelo educativo muy similar. Como resultado, nos enfrentamos a los mismos problemas subyacentes y necesidades, lo que nos lleva a buscar soluciones comunes. Sin embargo, el desafío radica en la gestión efectiva de este espacio compartido. Aunque varias organizaciones intentan gestionarlo, algunas logran la participación de las universidades de forma corporativa, pero la mayoría no abordan directamente los problemas del aula. Esto sucede a veces por falta de comprensión del funcionamiento de la innovación educativa y en otras ocasiones debido a las dificultades inherentes en gestionar la transferencia de dicha innovación. Sin un método eficiente para gestionar esta transferencia, a pesar de tener un espacio común, la aplicación seguirá siendo principalmente local.