¿Podemos imaginar a los estudiantes en una relación de partenariado con sus profesores y con los gestores?

Cómo transitar hacia un modelo de estudiante coproductor de su Universidad


La consolidación del estudiante como agente pasivo de la enseñanza es antigua. Y por más asentado
que esté su rol de espectador, nunca lo daremos por naturalizado. Las cosas podrían haber sido de otra
manera, y de hecho lo son en los estudios médicos, jurídicos y, en cierto modo, de ingeniería.
Su reciente deriva hacia la condición de cliente es inquietante y contribuye a imaginar la Universidad
como un sector más de la sociedad de consumo.


Los estudiantes, sin embargo, no deberían ser considerados como meros receptores de un saber
fragmentado por asignaturas. Podemos imaginarlos aprendiendo en equipos interdisciplinares que
abordan retos, incluidos los venidos de la sociedad civil.

Necesitamos que abandonen la zona de confort, que dejen de reclamar servicios y que olviden el
mundo de los privilegios que les han prometido. Es urgente que se vean diseñando el mundo que
habitamos, y eso implica codiseñar prioridades, presupuestos, objetivos y evaluaciones. No basta con
que se sientan pares, queremos que también sean parte.

Debemos imaginar a los estudiantes en una relación de partenariado con sus profesores y los gestores,
lo que implica una redistribución o reparto de poder. De otro modo, solo será una moda que acabará
sustituida por cualquier otra supuesta urgencia que capte nuestra atención.

Antonio Lafuente Foto Pablo Acosta

IDEA

Nuestra propuesta se inspira en el design thinking. Lo que vamos a hacer juntos es prototipar soluciones a partir de nuestras capacidades concretas. Y lo haremos usando unas herramientas que han probado su eficacia en contextos parecidos. No garantizamos nada. Hay que rebajar las expectativas. Partimos de dos convicciones fáciles de expresar: una, la solución siempre está entre nosotros y, dos, la lograremos activando la inteligencia colectiva. Y sí, hablamos de una solución tentativa, provisional, imperfecta, mejorable y, en definitiva, abierta a posteriores correcciones, ya sea porque incorporemos nuevos puntos de vista, ya sea porque atraigamos otros actores; o quizás por ambos motivos a la vez.

FORMA

Para encontrar soluciones usaremos algunas de las herramientas más probadas. Y, al igual que con otros dispositivos, también los nuestros funcionan cuando se siguen unos protocolos estrictos. Los facilitadores nos ocuparemos de hacer que se cumplan las reglas y se respeten los tiempos. Os pedimos paciencia para respetar los protocolos y confianza en nosotros como colectivo. Se trata de un proceso experimental y por tanto está lleno de incertidumbres.

Es probable que nos sintamos insatisfechos si sólo miramos el resultado. Las cosas cambian si también consideramos el proceso y nuestra voluntad de hacer, fabricar o construir cosas juntos Nadie sabe todavía cuáles son los problemas que está en nuestras manos solucionar. Eso es parte del proceso: crear in situ y, entre todos, un espacio para cosechar la diferencia que somos, darnos la oportunidad de escuchar los distintos enfoques, hacer operativas nuestras capacidades, mostrar la habilidad para ser estratégicos y, por fin, identificar dónde poner el foco o, en otras palabras, definir los problemas que nos gustaría resolver o identificar las preguntas que tratamos de responder.


No necesitamos exagerar la importancia de la crítica. Serocurre ntes, innovadores o creativos reclama cuidados. Dado que las intervenciones siempre serán muy breves, no habrá tiempo para desplegar ninguna idea en profundidad y por eso necesitamos confiar en que quienes escuchan sabrán completar, hacer suyos, nuestros esbozos y visiones. Más que espíritu crítico, se requiere un compromiso afectivo: encontrar inteligencia en las aportaciones ajenas.

Prototipar, en definitiva, sólo consiste en ayudar a que las ideas de los demás crezcan al complementarse, mezclarse, ensamblarse con las propias. Para prototipar hay que darse permiso para
arriesgar y dejarse afectar por lo que lxs demás aportan. Para prototipar hay que desaprender. Un taller de prototipado es un ejercicio de composición que debería parecerse a una jam session.

PRÁCTICA

La sesión comenzará con una inmersión en la problemática que nos ocupa. Para ello hemos pedido a 3 amigos que nos digan en 5 minutos dónde, a su juicio, debemos poner la atención. No les pedimos una aportación conceptual. No necesitamos un state of the art. Queremos que nos hablen a partir de sus experiencias personales y ue desde lo vivido extraigan las consecuencias que consideren pertinentes.
Las miniconferencias nos ayudarán a iniciar una reflexión colectiva que articularemos mediante la herramienta que llamamos colaboratorio.

A continuación, se formarán 5 equipos de cinco personas cada uno. Lo haremos mediante un barcamp, una herramienta nacida en el movimiento hacker y que, como las demás herramientas utilizadas,
explicaremos en su momento.


Formados los equipos, se inicia el proceso de diseño abierto y colaborativo: un trabajo que iniciaremos mediante una herramienta de focalización para centrarnos en algo que sea “fabricable” en el tiempo del que disponemos, sumando capacidades y sin que sea resultado de una votación.


Una vez elegido el punto estratégico donde vamos a intervenir setrata de dar forma, diseñar, con la mayor concreción posible todo lo que sea necesario para lograr una solución practicable. Antes terminar, haremos una puesta en común que funcionará como una primera instancia de validación.

CODA

Prototipar es una forma de aprender a vivir juntos. No se trata de consensuar nada, sino de sumar
capacidades. Tras el taller todos salimos tan distintos como entramos, pero con la satisfacción de haber
participado en un proceso colaborativo, abierto, experimental y afectivo.

Espacios de Educación Superior está dirigido a poner en contacto a las personas e instituciones interesadas en la sociedad del aprendizaje en Iberoamérica y España.