Según el estudio “Empleos y Competencias del futuro en España” realizado por la Fundación Cotec, necesitamos una educación basada en competencias y capacidad de aprendizaje; una formación profesional y una universidad que se hablen, se entiendan y trabajen de manera colaborativa, y un sistema de formación para empleo que se interrelacione con ambas. Ya sabemos el camino, sabemos en qué punto estamos del mismo y dónde queremos llegar. Ahora toca empezar a caminar
IRIA MATA y AINARA ZUBILLAGA
Una frase recurrente en los últimos tiempos es que el futuro es incierto, variable y de evolución acelerada, tanto que resulta difícil anticiparse a las necesidades venideras. Es difícil predecir empleos que aún no existen, incluso es posible que nunca terminen apareciendo profesiones que ahora nos suenan más propias de ciencia ficción que de la realidad laboral actual; pero los cambios no vendrán tanto por la desaparición y surgimiento de muchos trabajos, sino por un cambio en las tareas y funciones vinculados a los mismos. Y ahí es donde los perfiles profesionales, competencias y habilidades sí entrarán en juego, y lo harán con cambios significativos.
La Cuarta Revolución Industrial, la tecnología y la automatización son tres elementos que, de manera clara, ya están modificando las demandas del mercado laboral, e impactando en nuevos perfiles profesionales. En este contexto, se necesario y urgente analizar qué puestos de trabajo y qué competencias de los empleados van a ser necesarios en el futuro, con el fin de evitar que dicha revolución deje fuera a los colectivos menos preparados para el cambio, y el desarrollo y la innovación impacten negativamente en la cohesión social.
Es estudio “Empleos y Competencias del futuro en España” realizado por la Fundación Cotec y la Fundación Iseak, ofrece una aproximación a este fenómeno. La premisa de este trabajo es que la automatización está modificando de manera radical el mercado de trabajo. Destruye empleos tradicionales al tiempo que crea otros nuevos. Pero las nuevas ocupaciones demandan nuevas competencias, y en el tránsito, algunos colectivos de trabajadores quedan descolgados creando nuevas brechas en el mercado laboral.
La polarización, que amenaza con la desaparición de la clase media trabajadora, se produce porque se priorizan los empleos no rutinarios, de alta y baja cualificación, en detrimento de los trabajos rutinarios de cualificación media.
El estudio se basa en el análisis de dos bases de datos: una de la Comisión Europea y de reciente creación, ESCO (European Skills, Competences, Qualifications and Occupations), que permite realizar correspondencias entre ocupaciones y competencias; y la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística, que recoge, con visión de evolución temporal, el número de personas empleadas en cada tipo de ocupación en España, así como sus características sociodemográficas.
Según las conclusiones del informe el mercado laboral tiende claramente a la polarización: crece el empleo en ocupaciones altamente cualificadas, así como en las poco cualificadas- que cuentan con salarios más bajos y están vinculadas con la atención y cuidado personas-, y decrece el empleo de salarios y cualificaciones medias, tendencia que se intensifica según el origen sociocultural.
Las competencias más valoradas están relacionadas con el trabajo abstracto, cognitivo y por lo general ni rutinario ni manual. Están en declive competencias sustituibles por tecnología como manipular o construir, y aumenta la demanda de competencias relacionadas con el avance tecnológico que requieren cualificación, así como las relacionadas con el trato personal o actividades manuales difícilmente automatizables aunque no exijan altos niveles formativos.
La brecha de género es otras de las desigualdades que se observa, pero en este caso, en la dirección contraria a la habitual: son los hombres, sobre todo a partir de mediana edad, el colectivo que mayor necesidad de recualificación y recolocación presenta ya que las ocupaciones en declive más rutinarias están muy masculinizadas.
El esfuerzo formativo realizado por las mujeres en los últimos años para integrarse en el mercado laboral ha facilitado que fueran adquiriendo competencias cognitivas, útiles para desempeñar tareas abstractas y difícilmente automatizables, lo que las coloca en posición de ventaja en el nuevo escenario laboral.
Lo relevante de esta fotografía de futuro no es la radiografía de perfiles y tendencias que presentan los datos, sino las implicaciones que supone en términos de policía pública: conocer el perfil de los colectivos que presentan mayor riesgo de exclusión del futuro mercado laboral, y poder definir medidas de actuación y prevención: “uno de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad actualmente es la recualificación de la fuerza laboral.
Dependiendo de cómo se gestionen estas actuaciones, el futuro puede pasar por una reducción del desempleo a la par que un incremento de la calidad de los empleos o, por el contrario, por un aumento de la desigualdad, provocado por la expulsión del mercado laboral de una parte de la población y el aumento en las condiciones laborales de la otra” (De la Rica, Gorjón y Vega, 2022, p.6).
El escenario de la recualificación debe incorporar las conclusiones de estudios como este o similares: “Solo mediante una recolocación adecuada de los colectivos más vulnerables será posible minimizar los efectos perjudiciales de los avances tecnológicos en el mercado de trabajo. El acceso de estos colectivos a los nuevos empleos que se están creando, complementarios a la tecnología, debe ser la estrategia que seguir para conseguir una sociedad inclusiva y con empleos de alta calidad” (p.62).
Las implicaciones de estas conclusiones en los sistemas de formación -que no solo los sistemas educativos escolares y universitarios- son relevantes. Es necesario desarrollar modelos formativos que participen en el desarrollo de la sociedad, que se dirijan a toda ella, formando a estudiantes, empleados y desempleados de cualquier edad en cualquier momento en un marco de formación a lo largo de la vida, flexible y discontinuo.
El fortalecimiento de la Formación Profesional, tanto la que se desarrolla en el marco de sistema educativo como la que se integra en marco laboral, es una potente herramienta para impulsar las medidas y acciones necesarias, y la nueva ley de modernización de la FP, junto con la financiación procedente de los fondos europeos, suponen dos potentes palancas para su impulso.
Será necesaria una educación basada en competencias y capacidad de aprendizaje; una formación profesional y una universidad que se hablen, se entiendan y trabajen de manera colaborativa, y un sistema de formación para empleo que se interrelacione con ambas. Ya sabemos el camino, sabemos en qué punto estamos del mismo y dónde queremos llegar. Ahora toca empezar a caminar.
Referencias: De la Rica, S., Gorjón, L, y Vega, A. (2022). Empleos y competencias de futuro, Fundación Cotec & Fundación ISEAK).
Informe completo disponible en:
https://cotec.es/proyecto/empleos-y-competencias-del-futuro/dbfafeda-2299-a01b-5416-0fda3b868777
AINARA ZUBILLAGA, Directora de Educación y Formación, Fundación COTEC para la Innovación
Twitter @ainarazubillaga
IRIA MATA, Técnico de Proyectos Educativos, Fundación COTEC para la Innovación
Twitter @Iria_Mata
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