Es importante que las universidades defiendan su posición de vanguardia social contra el miedo, para así llevar estas conquistas de libertades al resto de la sociedad. Solo si conseguimos que todo el mundo viva sin miedo, habremos conquistado la libertad.
RAMÓN GUILLÉN GUIRADO
A qué llamamos libertad
Para entender por qué la Universidad representa un espacio de libertad es importante definir primero el concepto de libertad. Más allá de las definiciones clásicas de distintos autores a lo largo de la historia, como Hobbes, Locke o Stuart Mill, personalmente prefiero la definición que daba Nina Simone en una entrevista, al afirmar que la libertad es “no tener miedo” (“No Fear” en inglés).
Es precisamente en ese sentido que la Universidad es percibida por toda la comunidad universitaria, pero especialmente por el estudiantado, como un espacio seguro.
El miedo tiene muchas vertientes, entre ellas la más transversal es el miedo a la pobreza o escasez material, y en ese sentido la Universidad, como indica la CRUE en su último informe de la Universidad en Cifras, se ha convertido en el ascensor social más efectivo, demostrando que tener estudios universitarios correlaciona con una mayor renta y menor tasa de desempleo (CRUE, 2017). Motivo por el que hemos bajado año tras año las tasas de matrícula, en torno al 20% acumulado, en la universidad pública en Aragón.
Sesgo social
Ante estos resultados, siempre surge la crítica de que existe un sesgo social sobre el nivel socioeconómico de quienes acceden a la universidad, una inequidad participativa por la que la inversión en universidad tiene el riesgo de acrecentar la desigualdad (Andreu 2014).
Para combatir este principio básico, los gobiernos que defendemos la libertad nos hemos dotado de potentes sistemas de becas que garanticen que las familias más desfavorecidas en lo económico puedan llevar a sus hijas e hijos a la universidad.
Por ejemplo en Aragón esta legislatura hemos puesto en marcha un programa de becas salario, que garantizan que estudiantes becarios por el componente de renta, y una nota superior al 9 de acceso a la universidad, pueden acceder a un salario de 950 euros mensuales durante 10 meses, es decir 9500 euros anuales, convirtiéndolas probablemente en las becas mejor dotadas del estado español.
La violencia machista y la discriminación
Estas becas complementan al resto de programas de becas y ayudas del Gobierno de Aragón, que incluye las becas Erasmus +, ayudas para cursar másteres estratégicos de 4770 euros y becas de movilidad, para compensar los gastos de aquellos estudiantes provenientes de localidades sin campus universitario que han de desplazarse para llevar a cabo sus estudios superiores, en total hemos pasado de 275.000 euros en inversión en becas en 2015 hasta los casi 4 millones de euros en convocatorias de becas este 2022.
Sin embargo, el miedo no sólo es a la escasez del dinero, también hay expresiones más directas, como es la violencia machista y la discriminación por cuestiones de expresión de género y de orientación sexual entre otras.
No podemos olvidar que cuando las mujeres y las niñas sienten inseguridad al caminar por calles oscuras, el círculo vicioso del miedo se reafirma, y limita el acceso de las mujeres a las mismas oportunidades que los hombres, al igual que la desigualdad en la responsabilidad de los cuidados (ONU Mujeres, 2017).
Miedo a expresar como realmente somos
No podemos olvidar que cuando las personas LGTB sentimos miedo a expresar como realmente somos, el miedo se hace fuerte, y nos sentimos menos libres.
Por suerte, España es uno de los países del mundo con mayor aceptación y tolerancia en términos de etnicidad, religión y diversidad afectivo sexual como reflejan informes del Pew Research Center y otros estudios (Crowley & Walsh, 2021).
La universidad se ha demostrado como un espacio percibido como seguro como demostró recientemente una macroencuesta dentro del plan estratégico de igualdad de nuestra universidad pública (Latorre et al., 2019), siendo más de un 60% quienes consideran alta o muy alta la aceptación del colectivo LGTB, comparado con un 25% de la calle y otros espacios públicos o el 18% en el ámbito deportivo.
Los cambios sociales y políticos de los últimos años han impulsado las políticas de igualdad que han permitido visibilizar la existencia de estas violencias. Esto ha supuesto el desarrollo de campañas de sensibilización y de protocolos de actuación para combatir estas violencias.
En esa línea, en Aragón incluimos en la programación universitaria, objetivos como el impulso a la formación del profesorado en diversidad afectivo sexual e igualdad de género, garantizar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y garantizar el respeto a la diversidad afectivo sexual.
Todavía queda un largo camino que recorrer, la universidad ha de incentivar acciones proactivas para avanzar en políticas de diversidad que erradiquen la discriminación y transformen el modelo social y de relaciones (Lombardo & Bustelo, 2022).
Colegio mayor Elías Ahúja
Sin embargo, aunque se ha avanzado en la visibilización y la lucha contra estas violencias, el auge de movimientos de ultraderecha y posfascitas en occidente (Brown et al., 2021) ponen en peligro estos avances. Un ejemplo de cómo esto amenaza a la libertad en la universidad se puede apreciar en los eventos del colegio mayor Elías Ahúja en Madrid.
Este colegio mayor, que segrega por género, está gestionado por una institución religiosa (La Orden de San Agustín), a pesar de estar adscrito a la Universidad Complutense de Madrid (pública). Hace escasas semanas, se organizaron estos estudiantes para gritar de forma coordinada “Putas, salid de vuestras madrigueras” “Ninfómanas” u “os vamos a follar” entre otros gritos de violencia machista.
Todo esto supone claras violaciones de la Ley 3/2022, de 24 de febrero, de convivencia universitaria, que aprobó el actual gobierno de coalición, que entre sus objetivos tiene promover “el respeto a la diversidad y la tolerancia, la igualdad y la inclusión (…) en favor de colectivos vulnerables”, así como “la eliminación de toda forma de violencia, discriminación o acoso sexual por razón de sexo, orientación sexual, identidad, o expresión de género”.
Solo la defensa de nuestra identidad como pueblo tolerante y con el acuerdo de las mayorías sociales podemos poner freno al avance del miedo que nos acecha. Por eso es importante que las universidades defiendan su posición de vanguardia social contra el miedo, para así llevar estas conquistas de libertades al resto de la sociedad. Solo si conseguimos que todo el mundo viva sin miedo, habremos conquistado la libertad.
Elias Andreu, M., & Daza Pérez, L. (2014). Sistema de becas y equidad participativa en la universidad. Revista de la Asociación de Sociología de la Educación (RASE), 2014, vol. 7, num. 1, p. 233-251.
Latorre F., Bentué C., Pueyo, Á. (2019). «Plan Estratégico para el fomento del respeto, la diversidad y la igualdad LGBT+ Valoración, diagnóstico y propuestas para la atención a la diversidad afectivo sexual e identidad de género en la Universidad de Zaragoza» Jornadas Campus con Orgullo. Universidad de Alicante. Julio de 2019
ONU Mujeres (2017). Ciudades seguras y espacios públicos seguros. Informe de resultados globales. Naciones Unidas.
Pew Research Center, Oct. 29, 2018, “Eastern and Western Europeans Differ on Importance of Religion, Views of Minorities, and Key Social Issues
RAMÓN GUILLÉN GUIRADO Doctor en Neurociencias por la Universidad de Valencia, ex DG de Universidades del Gobierno de Aragón, actualmente DG de Investigación e Innovación