Violencia de género aisladora

Madrid. AGHM

Las represalias son tan crueles que, si las dejamos solo en manos del heroísmo individual, la mayoría seguirá mirando para otro lado en los casos concretos y seguiremos siendo muy pocas las personas individuales que apoyamos a las víctimas”, destaca Ramón Flecha

HARKAITZ ZUBIRI


Es un hito global en la lucha contra la violencia de género. El Parlament de Cataluña (en diciembre de 2020, artículo 4.3) y el Parlamento Vasco (en marzo de 2022, artículo 50.4) hicieron historia al ser las primeras cámaras legislativas del mundo en aprobar legislación sobre violencia de género aisladora.

La violencia de género aisladora es aquella que se ejerce contra las personas que apoyan a las víctimas de violencia de género. Superar este tipo de violencia es clave para poder abordar la violencia de género con efectividad. Las personas que ejercen violencia de género lo saben. Por eso atacan a las personas del entorno de la víctima que son valientes y se posicionan.

El objetivo de las personas agresoras es aislar a las víctimas de otras personas que les pueden ayudar a superar la violencia que sufren, porque si no hay nadie que apoye a las víctimas que sufren violencia de género, éstas se quedan solas, aisladas, y así disminuyen las posibilidades de superar su situación. Cuando las víctimas no se sienten apoyadas, se suele denunciar mucho menos, y las posibilidades de pasar de víctima a superviviente disminuyen sobremanera.

Siempre suele haber testigos cuando se dan casos de violencia de género. Algunas personas suelen presenciar los hechos, y otras suelen recibir información sobre lo ocurrido. La intervención de estas personas posibilita que se pueda superar la violencia de género. En cambio, si los testigos no hacen nada frente a ello, la violencia de género tiende a perpetuarse. La investigación ha demostrado que el miedo a las represalias es la razón principal por la que muchas personas optan por no apoyar a las víctimas de violencia de género.

Al romper la ley del silencio que imperaba en las universidades, las víctimas y las personas que apoyaron a las víctimas sufrieron numerosos ataques. Ante esta situación, la red de solidaridad y el apoyo internacional contribuyeron decisivamente a que las víctimas pudieran convertirse en supervivientes

Las represalias son tan crueles que, si las dejamos solo en manos del heroísmo individual, la mayoría seguirá mirando para otro lado en los casos concretos y seguiremos siendo muy pocas las personas individuales que apoyamos a las víctimas”, destaca Ramón Flecha, que es el investigador más citado en Google Scholar en el ámbito de violencia de género. Por lo tanto, es necesario crear las condiciones en las que apoyar a las víctimas de la violencia de género sea lo más fácil posible. Por ello, es fundamental proteger a quien protege. Si no se hace, solo unas pocas personas se atreverán a prestar su ayuda a las víctimas de violencia de género.

Una ley supone un respaldo que puede ayudar de manera decisiva. Cuanta mayor y más efectiva sea la cobertura legal, mayor protección se ofrece a las víctimas de violencia aisladora. De ahí la importancia de aprobar legislación en el parlamento catalán y vasco en este sentido. Las legislaciones en el mundo solo incluían los ataques físicos y sexuales como violencia de género en la década de 1970 y 1980. Posteriormente se incorporaron las agresiones tanto verbales como económicas. Sin embargo, hasta que llegaron las iniciativas al parlamento catalán y vasco, ninguna de las legislaciones más avanzadas contemplaba los ataques contra las personas que apoyaban a las víctimas de violencia de género.

¿Cómo se consiguió que se aprobara la legislación sobre violencia de género aisladora? En el proceso en el que se gestó la aprobación de la ley vasca, la iniciativa partió de un grupo de personas de la sociedad civil.  Fue un proceso de abajo arriba. Estas personas actuaban animadas por el éxito obtenido en Cataluña y por las garantías que ofrecía la investigación sobre violencia de género aisladora publicada en revistas científicas del más alto nivel.

Cuando se pusieron en contacto con todos los grupos parlamentarios electos para la cámara legislativa vasca, pudieron entablar diálogos con grupos que representaban a 74 de los 75 escaños del parlamento. Las personas de la sociedad civil que acudieron a aquellas reuniones afirman que aquel proceso fue relativamente sencillo y rápido. Pero no lo fue por casualidad. 

El impulso provenía, por una parte, del movimiento MeToo Universidad que ya desde la década de los 90 comenzó a posicionarse contra la violencia de género que ocurría en las universidades. Fue Ramón Flecha la primera persona que denunció públicamente un caso de acoso sexual en las universidades españolas. Lo hizo en 1995. Es la década en la que empieza a tejerse la Red solidaria de víctimas de violencia de género en las universidades.

Al romper la ley del silencio que imperaba en las universidades, las víctimas y las personas que apoyaron a las víctimas sufrieron numerosos ataques. Ante esta situación, la red de solidaridad y el apoyo internacional contribuyeron decisivamente a que las víctimas pudieran convertirse en supervivientes. 

Las científicas y científicos del centro de investigación CREA han contribuido de manera decisiva a esta transformación. Se han posicionado contra la violencia de género en las universidades desde hace décadas, y por ello han sufrido numerosas calumnias, les han perjudicado escandalosamente en sus carreras profesionales, e incluso han recibido amenazas de muerte, pero tras años de arduo trabajo han conseguido desarrollar carreras científicas de gran excelencia, y así están contribuyendo también a la investigación sobre violencia de género, publicando en revista científicas del más alto nivel. 

De hecho, fueron investigadoras e investigadores de CREA quienes realizaron el primer estudio científico sobre violencia de género en las universidades españolas. También fue el centro de investigación CREA quien organizó la primera jornada sobre violencia de género aisladora, que se celebró en Barcelona en 2016, así como la segunda jornada, organizado en 2021. Todas estas contribuciones a nivel científico fueron realmente importantes.

La aprobación de la legislación sobre violencia de género aisladora es un gran avance en la lucha contra la violencia de género

La investigación científica impulsó claramente el proceso que llevó a aprobar la legislación sobre violencia de género aisladora en el Parlamento Vasco. Los diálogos con las parlamentarias y los parlamentarios siempre tuvieron como referencia las evidencias de impacto social, las evidencias que han demostrado que mejoran la vida de las personas.

Aunque todavía muchas decisiones políticas se basan en ocurrencias en vez de en evidencias, la política basada en evidencias es la que más garantías ofrece para tomar las decisiones adecuadas que solucionen los problemas de la ciudadanía. En el caso de la legislación sobre violencia de género aisladora en el Parlamento Vasco, desde la ciudadanía se entabló un diálogo que se basaba en la investigación científica, y eso impulsó el éxito de la iniciativa.

La aprobación de la legislación sobre violencia de género aisladora es un gran avance en la lucha contra la violencia de género. Por suerte, en la actualidad existen más iniciativas ciudadanas que están tratando de promover que otras cámaras legislativas también desarrollen legislación sobre violencia de género aisladora. Es probable que dentro de no mucho tiempo lo celebren en otros lugares. Será un paso adelante para todo el mundo.


HARKAITZ ZUBIRI Profesor de la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología de la Universidad del País Vasco

Twitter @harkaitz_z

Espacios de Educación Superior está dirigido a poner en contacto a las personas e instituciones interesadas en la sociedad del aprendizaje en Iberoamérica y España.