«La Iniciativa de Universidades Europeas». Informe EUA

Pablo Acosta

La Asociación de Universidades Europeas (European Universities Association) representa a más de 850 universidades y conferencias nacionales de rectores en 49 países europeos. Tiene como misión avanzar en el Proceso de Bolonia e influir en las políticas de la UE sobre educación superior, investigación e innovación, actuando como voz independiente de las universidades europeas. Esta Asociación apoya la agenda mundial de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, pues las universidades contribuyen a los objetivos a través de la investigación y la educación en una amplia gama de disciplinas que potencialmente pueden contribuir a un futuro mejor.

PABLO ACOSTA GALLO


Los estudios sobre temas estratégicos

Entre las tareas de la Asociación de Universidades Europeas, destaca la publicación de monográficos sobre temas estratégicos. En octubre de 2022 publicó el documento titulado “La Iniciativa de Universidades Europeas y las reformas a nivel del sistema. Desafíos actuales y consideraciones para el futuro”.

La Iniciativa de Universidades Europeas es un proyecto presentado y financiado principalmente por la Unión Europea a través del programa Erasmus+ con el objetivo de fortalecer las asociaciones estratégicas de las universidades europeas y aumentar la competitividad internacional de la educación superior europea. Las «Universidades Europeas» son alianzas transfronterizas de instituciones de educación superior de toda la UE que comparten una estrategia a largo plazo para promover valores europeos comunes y fortalecer la identidad europea.

Superada ya la fase piloto, en el que han operado 17 alianzas transnacionales correspondientes a la convocatoria de 2019, más 24 de la segunda convocatoria y 4 de la tercera, el proyecto se ha centrado en el potencial de la iniciativa para ayudar a promover reformas políticas que beneficien al sistema universitario en general. El debate se centra en los desafíos relacionados con la cooperación universitaria transnacional en Europa y en las necesarias reformas estructurales para permitir una mejor transformación de los sistemas nacionales en un único sistema europeo.

El documento recoge las evidencias proporcionadas por las conferencias nacionales de rectores, recopiladas a través de una encuesta realizada en abril de 2022 y de entrevistas a expertos, contando además con los estudios realizados anteriormente por la Asociación sobre acuerdos institucionales estratégicos (2020) y los modelos de gobernanza de las alianzas universitarias europeas (2021).

La Estrategia Europea de Universidades: el contexto y los desafíos

El objetivo de la Comisión Europea, anunciado en la Estrategia Europea de Universidades (enero 2022), es apoyar la creación de 60 alianzas que involucran a más de 500 instituciones de educación superior en toda Europa a mediados de 2024.

En este momento, son 44 las alianzas vivas, que reúnen 340 instituciones de educación superior de 31 países socios. A medida que estas alianzas están produciendo resultados y logros, están saliendo a la superficie los desafíos para la colaboración universitaria transnacional.

Acreditación y calidad de los programas

La acreditación y el aseguramiento de la calidad de los programas conjuntos plantean problemas que preocupan a los rectores. Algunos señalan diferencias en la implementación del Enfoque Europeo para la Garantía de Calidad de los Programas Conjuntos, desarrollado en el marco del Proceso de Bolonia. Este es un instrumento que tiene por fin asegurar que en los sistemas con acreditación de programas, un programa conjunto que ha sido acreditado utilizando el Enfoque Europeo no necesita someterse a otro procedimiento de acreditación nacional en ninguno de los países socios. Si bien el Enfoque fue adoptado por los ministros de países miembros del EEES en 2015, la implementación aún está bastante fragmentada.

Estructura de los grados y uso de ECTS

Otro reto es el que plantean las diferencias en las estructuras de las titulaciones y el uso de ECTS, así como las normas nacionales sobre el número de créditos ECTS necesarios para otorgar un título. Si bien existen programas de licenciatura y maestría en todos los países del EEES, la carga de trabajo del programa y la ponderación del ECTS difieren entre sistemas, pero también dentro de ellos.

Los programas de licenciatura van desde 180 a 240 créditos ECTS, con programas de maestría entre 60 y 120. Esta diversidad está generalmente en línea con el Proceso de Bolonia y no debería suponer un obstáculo para el reconocimiento transfronterizo de títulos. Sin embargo, puede convertirse en un obstáculo para los programas conjuntos transnacionales, en particular en los sistemas que prescriben o limitan duración y carga de trabajo.

El idioma de enseñanza

Mientras que en toda Europa las universidades son relativamente libres de elegir el idioma en el que se impartirán las clases, hay varios países donde las universidades se enfrentan a ciertas restricciones.

Lituania y Letonia ejercen limitaciones a enseñanzas en otras lenguas por razones de protección de las propias, mientras que Dinamarca reserva cierto número de plazas de estudio para programas impartidos en inglés. En Flandes (Bélgica), las universidades pueden ofrecer un máximo del 35% de sus programas de maestría en idiomas distintos al holandés, y solo el 9 % a nivel de licenciatura (anteriormente el 6 %).

En algunos casos, las universidades sólo puedan abrir programas de licenciatura y/o maestría en un idioma extranjero cuando el programa ya está disponible en un idioma nacional.

En Chipre y Grecia, los programas de licenciatura deben impartirse en el idioma nacional, una fuerte restricción en comparación con otros países. Por último, en algunos países europeos, los programas académicos impartidos en idiomas distintos del nacional oficial pueden quedar excluidos de la financiación pública.

Calendarios académicos

Las diferencias en los calendarios académicos en cuanto a fechas de inicio y término y periodos de docencia es otro estorbo para la cooperación transnacional entre universidades. El problema no es sólo la diferencia de fechas, sino la autoridad que puede decidir la modificación. Como señala el Informe Eurydice sobre los calendarios académicos, en la mitad de los países, la fecha de inicio y finalización del año académico se establece por las autoridades públicas, mientras que en la otra mitad se deja a la discreción de las instituciones de educación superior.

Financiación y autonomía de gestión

Las conferencias nacionales de rectores a menudo señalan diferencias en los marcos regulatorios en materia financiera, gestión y autonomía. Las restricciones impuestas a las universidades en ciertos sistemas pueden tener un efecto limitativo en su capacidad de unirse a una alianza.

En algunos países las universidades públicas requieren aprobación parlamentaria (Suecia) o de las autoridades administrativas (Eslovenia) para suscribir acuerdos legalmente vinculantes con alianzas universitarias transnacionales

Otras limitaciones de carácter financiero y presupuestario hacen que sea difícil o imposible que una red invierta de forma conjunta en infraestructura o equipamiento, y mucho menos en la contratación conjunta de personal.

En la gran mayoría de los sistemas de educación superior, las universidades enfrentan ciertas limitaciones con respecto a la obtención de fondos. En España, por ejemplo, las universidades públicas deben obtener la aprobación previa del gobierno regional y justificar

Con respecto al personal, establecer incentivos financieros para la movilidad también puede ser problemático, dependiendo de la recompensa establecida.

La contratación conjunta de personal puede no ser posible en contratos a largo plazo.

El personal académico tiene consideración de funcionario público en muchos países europeos, sometido por tanto a reglas estrictas con respecto a la contratación, la fijación de salarios y el despido, para lo cual las universidades suelen tener poco margen de maniobra. Además, algunos sistemas (Flandes, Letonia) exigen al personal académico el dominio del idioma nacional, lo que hace que el reclutamiento internacional sea casi imposible.

Por lo tanto, las decisiones conjuntas sobre asuntos de personal pueden representar un desafío debido a estas especificidades.

Tasas de matrícula

Dependiendo de donde operen, las universidades pueden tener o no tener la capacidad de cobrar o fijar el nivel de las tasas de matrícula para algunos o todos los segmentos de la población estudiantil. Este problema plantea cuestiones específicas a los consorcios que participen en programas de estudio conjuntos. De hecho, las percepciones en torno a la aceptabilidad social de los niveles de las tasas difieren en toda Europa. Esto también puede crear desigualdades entre los estudiantes matriculados en cursos similares en la misma institución.

El complejo y heterogéneo panorama de la financiación

Lo más frecuente es que no exista un marco de financiación para este tipo de programas de colaboración. La desincronización de fondos, cuando están disponibles, genera una carga administrativa inmensa para las universidades, con procesos plagados de ineficiencias y una sensación de incertidumbre provocada por la naturaleza temporal de la financiación. Además, los rectores nacionales también aluden a las persistentes divergencias entre las reglas financieras de los programas europeos.

El Observatorio de la Financiación Pública de la Asociación de Universidades Europeas, que realiza un seguimiento de la inversión pública en las universidades, ha demostrado el grado en gran medida variable en el que los gobiernos financian el sector y cómo esto ha cambiado con el tiempo. Esto significa que los socios comprometidos en la colaboración pueden tener capacidades muy diferentes para cubrir costos relacionados con la cooperación fuera de su presupuesto básico, más allá de los fondos vinculados al proyecto.

Varios países europeos han establecido planes de financiación para apoyar la participación de sus universidades en la Iniciativa de las Universidades Europeas. Sin embargo, no todos los estados miembros participantes lo han hecho, y cuando lo hacen, tanto las modalidades como las cuantías pueden variar significativamente. Las finanzas son un desafío central en la colaboración transnacional.

Desafíos específicos de la Iniciativa de Universidades Europeas

Los desafíos propios que plantea el proyecto en sí, adicionales e independientes del contexto, también han de ser tenidos en cuenta.

En primer lugar, las instituciones participantes tienen expectativas no siempre alineadas con las del resto. Mientras unas buscan la internacionalización, otras prefieren mejorar la calidad docente, o promocionar el atractivo de la universidad hacia futuros estudiantes.

En segundo lugar, no se puede ignorar el desafío de la dotación financiera y de recursos humanos. La pervivencia de la Iniciativa requiere una financiación suficiente y estable y un esfuerzo de gestión que se añada a las responsabilidades habituales de los académicos y del personal administrativo.

En tercer lugar, la Iniciativa de Universidades Europeas conlleva un proceso de cambio institucional a largo plazo que involucra a muchos actores individuales y colectivos de la institución. Dado que esa imprescindible el liderazgo universitario en el impulso y consolidación de la alianza, hay que contemplar la eventualidad de que cambien los líderes y las prioridades institucionales, estableciendo mecanismos que garanticen la integración en el flujo de actividad normal de la universidad.

Por último, la Iniciativa debe adoptar una visión de largo plazo y asegurar la sostenibilidad de las alianzas, compatibilizando su marco de gobernanza y de toma de decisiones con los modelos de gobernanza y con el principio de participación a nivel institucional.

En el caso español, los rectores han manifestado durante el proceso de aprobación de la nueva Ley de Universidades que la deseada internacionalización requiere mayores niveles de autonomía.


PABLO ACOSTA es profesor en la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid)

Espacios de Educación Superior está dirigido a poner en contacto a las personas e instituciones interesadas en la sociedad del aprendizaje en Iberoamérica y España.