La oficina del talento

UK en 2020 puso en marcha un plan especial para reducir las trabas inmigratorias en la Ciencia (a través de una “oficina de talento”, con poder de pasar por encima de las oficinas de inmigración normales). La situación en España es muy distinta. Pese a que en los próximos años se nos jubila casi un tercio de toda la plantilla de profesores e investigadores funcionarios de España, aquí seguimos poniendo trabas y barrera a la importación de talento

JOSÉ MANUEL TORRALBA

Más allá de la endogamia

Juanjo es mexicano, y dirige un gran grupo de investigación. Es un grupo grande y, de acuerdo con los resultados que tienen (considerando los parámetros habituales en los que se mide la ciencia), un grupo exitoso. En una reunión de su grupo las ideas bullen y se comparten con la facilidad con que se mueven los electrones a través de un nanotubo de carbono. Entre otras cosas, trabajan con nanotubos de carbono.

En la sala de reuniones nos encontramos con Richard, que viene de Nueva Zelanda, Sheguffa, de Bangla Desh, Anastasia que es rusa, Miguel, también de Mexico, Isabel, madrileña, Afshin de Iran… A todos les une su pasión por la Ciencia, el liderazgo de Juanjo y la posibilidad de coincidir en el mismo espacio-tiempo. Y la suerte de dominar a lingua franca del siglo XXI, el Inglés.

Javier es español, y también dirige un gran grupo de investigación, también exitoso de acuerdo con “esos” parámetros. Cuando Javier reúne a su grupo, allí se encuentra, por ejemplo, con Mónica (colombiana), Paul (británico), Abbas (iraní), Bruno (portugués), Wahaaj (paquistaní), Axin (chino), Pedro (español),… Al igual que a los componentes del grupo de Juanjo, les une la pasión por el conocimiento, el liderazgo de Javier, y la posibilidad de coincidir en un lugar donde no existe la endogamia.

¿Cuál es el éxito de los grupos de Juanjo y Javier? Posiblemente no exista una única causa, pero lo que es seguro, es que la ventaja que ofrece la posibilidad de captar personas talentosas de todas las partes del mundo, ha jugado un papel importante en el éxito de estos grupos.

el factor de impacto de la investigación de científicos nacidos en el extranjero (medido por el país de residencia a los 18 años) es, de media, mucho mayor que el de los nativos sin experiencia en movilidad internacional

“Cruzando fronteras en una frontera sin fín”

En un debate propiciado en la revista Science acerca de la movilidad en Ciencia (“Cruzando fronteras en una frontera sin fín”) se plantean algunas cuestiones interesantes. En tres estudios, hechos en 16 países distintos, sobre 17852 científicos, se demuestra que el factor de impacto de la investigación de científicos nacidos en el extranjero (medido por el país de residencia a los 18 años) es, de media, mucho mayor que el de los nativos sin experiencia en movilidad internacional. El efecto persiste si se tiene en cuenta el hecho de que que los científicos inmigrantes pueden ser seleccionados entre los mejores del país de origen.

Es decir, que la movilidad conlleva, de forma implícita, un aumento de la calidad de la ciencia que e desarrolla. Además, el beneficio es mayor cuando los migrantes ocupan un puesto de poder decisorio en el equipo, como investigador principal. Además, los investigadores con movilidad internacional al principio de su carrera de su carrera académica muestran, por término medio, una mayor productividad científica (por ejemplo, mayor número y calidad de las publicaciones posteriores).

Los procesos de selección en los centros públicos donde se hace investigación, son prácticamente inaccesibles para personas de fuera del sistema

“Oficina de talento”

Hay países donde son muy conscientes de esto y promueven políticas activas para reclutar talento exterior. Uno de los problemas a los que se enfrenta el Reino Unido después del BREXIT, es la previsible disminución del talento extranjero captado en sus universidades y centros de investigación. Es por ello que en 2020 pusieron en marcha un plan especial para reducir las trabas inmigratorias en la Ciencia (a través de una “oficina de talento”, con poder de pasar por encima de las oficinas de inmigración normales).

La situación en España es muy distinta. Pese a que en los próximos años se nos jubila casi un tercio de toda la plantilla de profesores e investigadores funcionarios de España -universidades públicas y OPIS estatales- (no menciono otros ámbitos, como por ejemplo el sanitario, donde la situación es igual o aun más trágica), aquí seguimos poniendo trabas y barrera a la importación de talento. Los procesos de selección en los centros públicos donde se hace investigación, son prácticamente inaccesibles para personas de fuera del sistema.

En aquellas plazas donde se exige la acreditación por una agencia, los procesos son tan procelosos que son prohibitivos para nadie que quiera intentarlo desde fuera de España. Los salarios que ofrecemos, no son competitivos y salvo atajos que se permiten en la Universidad pública a través del “artículo 83 de la LOU”, es imposible competir para atraer (o retener) talento. Y lo que es peor, en el caso de que alguien se quiera enfrentar a un proceso de selección “internacional”, sabe que si el candidato seleccionado no es comunitario, va a necesitar entre 4 y 6 meses de burocracia para poder contratarlo (no olvidemos que un futbolista extracomunitario puede “trabajar” en España al día siguiente del día en que se le ficha).

Difícilmente encontraremos a alguien que conteste “España”

Si le preguntamos a un ciudadano español que anda por la calle, dónde piensa que pueden trabajar los grupos de Juanjo o Javier, seguramente nos contestará, con signos de interrogación: ¿Estados Unidos?, ¿Reino Unido?, ¿Singapur?, ¿Emiratos?… Difícilmente encontraremos a alguien que conteste “España”. El motivo no es otro que pensar que solo en algunos países (entre los que no se encuentra España), se utilizan como criterios para ser contratado en el ámbito científico el mérito, la capacidad, la adecuación del perfil a la plaza,…

La realidad es que el grupo de Juanjo y el de Javier desarrollan su investigación, junto con otros 14 grupos de investigación con perfiles similares, en el Instituto IMDEA Materiales. IMDEA (Institutos Madrileños de Estudios Avanzados) es una iniciativa que se puso en marcha en la Comunidad de Madrid hace 15 años. Entre las misiones de estos institutos, está la de “captar talento”, además de hacer ciencia de excelencia orientada a los retos de la sociedad.

¿Estados Unidos?, ¿Reino Unido?, ¿Singapur?, ¿Emiratos?… Difícilmente encontraremos a alguien que conteste “España”

En IMDEA Materiales, más de la mitad de los investigadores son nacidos fuera de España, y de los 16 líderes de grupo, 8 también son extranjeros (5 extracomunitarios). En IMDEA Materiales se ha atraído talento de todas las partes del mundo (a día de hoy 26 nacionalidades distintas) y el resultado es un centro que puede considerarse de excelencia (al menos así lo acredita su sello María de Maeztu), y es ese talento el responsable de esa excelencia.

El modelo de atracción de talento de IMDEA ya está inventado, y en España hay otros centros con experiencia en la atracción de talento (algunos centros CERCA catalanes, como el consorcio BIST, o los centros del programa BERC del Pais Vasco). Pero el conjunto de todos estos centros supone apenas una isla en mitad del mar de funcionarios del sistema público de ciencia y tecnología.

El talento no tiene fronteras, pero nuestras leyes se empeñan en levantar muros. En el ámbito de la Ciencia, la tasa de reposición, el límite de masa salarial, las leyes de inmigración, son auténticos lastres en la atracción y retención de talento. Está demostrado que la política del talento talento funciona, y centros como lo arriba mencionados, demuestran que, incluso con la perniciosa legislación que gobierna la Ciencia en España, se puede hacer. Con la recién aprobada ley de la Ciencia, desafortunadamente no se afrontan estas barreras, pero a poco que cambiaran algunas cosas, no habría quien parara a la Ciencia española. Se puede hacer, no nos tenemos que resignar.