El lugar de la investigación en la universidad

Las universidades de nuestro país responden al modelo norteamericano de” Research Universities”, donde la investigación es definitoria de su función, y apenas existe el modelo complementario de “Liberal Arts College” (Colegio Universitario), donde la docencia es el centro de su actividad

MIGUEL MANZANARES


La investigación es uno de los medios, junto con la docencia y el estudio, mediante los que la universidad lleva a cabo su servicio público de proporcionar educación superior a la ciudadanía del país. Así se refleja explícitamente en las diferentes leyes orgánicas de universidades vigentes durante nuestra democracia. Por lo tanto, el desarrollo de investigación científica en las universidades es una parte fundamental y necesaria de su actividad, y no una opción.

En este sentido, las universidades de nuestro país responden al modelo norteamericano de” Research Universities”, donde la investigación es definitoria de su función, y apenas existe el modelo complementario de “Liberal Arts College” (Colegio Universitario), donde la docencia es el centro de su actividad. Si bien la conveniencia de aplicar un modelo similar sería otra discusión, la que ahora se plantea es qué tipo de investigación se lleva a cabo en la universidad, y cómo se aprecia desde los centros de investigación no universitarios.

Lo que sigue son algunas reflexiones personales, desde la perspectiva de ser investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), pero en un centro mixto CSIC-Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Además, el haber colaborado durante los últimos años con la Agencia Estatal de Investigación (AEI) en tareas de evaluación, contribuye a una visión más general sobre el panorama científico del país, tanto en la universidad como en centros de investigación, si bien restringido al área de la Biología y la Biomedicina.

El desarrollo de investigación científica en las universidades es una parte fundamental y necesaria de su actividad, y no una opción

En primer lugar, podemos preguntarnos si es diferente la investigación que se lleva a cabo en la universidad de aquella que se desarrolla en centros de investigación no universitarios. Claramente, la respuesta es no. Las infraestructuras, medios y estrategias científicas son inherentes a los retos de las diferentes áreas de investigación, no a la afiliación de los investigadores. Sin embargo, existe el sentimiento que, al menos en nuestro país, la investigación desarrollada en la universidad solo excepcionalmente llega a los niveles de novedad y disrupción de la realizada en centros de investigación no universitarios ¿Y a qué es debido?

La razón que más habitualmente se menciona es la necesaria participación del personal universitario en docencia, lo que detraerá tiempo y esfuerzo que pueden dedicar a la investigación. Aunque lógicamente debido a su tamaño, a nivel cuantitativo el 60% de los proyectos del Plan Estatal son liderados por profesores/as universitarios, hay un indicador muy claro, el porcentaje de investigadores/as principales en proyectos competitivos del Plan Estatal es inferior al 20% del profesorado universitario, un porcentaje impropio de una “Research University”.

Pero ¿es real esta dicotomía docencia-investigación? Normalmente se esgrime que los grupos de investigación universitarios tienen menos éxito en convocatorias competitivas de proyectos, como son las gestionadas por la AEI, debida a esta necesaria dedicación a la docencia. Sin embargo, esto no es cierto. Son menos competitivos porque sus instituciones no suplen adecuadamente con recursos propios los gastos de investigación de la universidad, lo que podría corregir el menor tiempo de dedicación del profesorado universitario a labores de investigación.

Los centros de investigación no universitarios pueden realizar investigaciones más novedosas y disruptivas que las universidades

Esta inversión propia podría dedicarse a contratar personal de gestión científica, a financiar líneas estratégicas y grupos emergentes, o a crear y dotar de personal técnico, equipamiento y consumibles diversos servicios y unidades de apoyo a la investigación. En estas condiciones, aun dedicando menos tiempo al día a día de la investigación, los grupos universitarios podrían ser igualmente productivos que aquellos que trabajan en centros de investigación no docentes. En el CSIC, cada centro cuenta con un presupuesto propio necesario para su funcionamiento.

Los centros de investigación propios de comunidades autónomas (como Cataluña o el País Vasco), o  algunos centros nacionales de investigación (CNIO, CNIC) reciben financiación exclusiva a través de sus instituciones y claramente sus investigadores son mucho más competitivos en cualquier convocatoria nacional que otros grupos del CSIC o la universidad. ¿No sería adecuado contemplar la investigación como algo consustancial a la universidad (tal como refleja la ley), y por tanto crear una estructura adecuada para que se desarrolle en condiciones competitivas?

Por lo tanto, es responsabilidad de las universidades y de sus principales financiadores, las comunidades autónomas, dotar de los recursos necesarios a sus investigadores/as para poder llevar a cabo su labor, y ser competitivos a nivel nacional e internacional en convocatorias de proyectos.

Pero, aparte del aumento de la financiación propia, ¿existen otras maneras en que la universidad pueda aumentar su potencial investigador? La respuesta es sí, y se basa en la imbricación de grupos de investigación de otras instituciones en centros de investigación conjuntos con la universidad. Actualmente, esto ya ocurre en 50 centros mixtos universidad-CSIC (de un total de 121 centros del CSIC), aunque con modelos de organización y modos de actuación muy variados. Muchas veces estos centros mixtos responden a situaciones históricas, y habitualmente las interacciones entre ambos colectivos resultan en poco más que una burocracia extra.

Además, para superar la falsa distinción entre investigación llevada a cabo por grupos universitarios o no universitarios, hace falta un esfuerzo mayor y plantear un modelo donde las universidades busquen activamente la adscripción de investigadores de cualquier institución, utilizando nuevas figuras más allá de la del profesor honorario. Asociar a los investigadores más potentes siempre será positivo para un departamento universitario. Igualmente, será necesario desarrollar nuevas actividades docentes, seguramente no sujetas al rigor de la enseñanza reglada de grados y másteres.

Pero por otro lado, ¿qué ventajas puede ofrecer esta adscripción a investigadores sin obligaciones docentes? ¿Por qué querrían buscar esta asociación? Volviendo de nuevo al sistema anglosajón, la vinculación a una universidad debería ser un aspecto positivo y de orgullo.

La universidad puede aumentar su potencial investigador implicando a grupos de investigación de otras instituciones en centros de investigación conjuntos con la universidad

El contacto directo con alumnos de cursos avanzados, a través de seminarios reducidos o sesiones de tutoría, ayudará a identificar a candidatos para su incorporación a los grupos para la realización de la tesis doctoral. También, la interacción con otros departamentos universitarios puede ayudar a expandir y enriquecer las líneas de investigación y el establecimiento de abordajes interdisciplinares.

Además, las universidades pueden ofrecer a estos investigadores adscritos otras ventajas, como el acceso a grandes paquetes de suscripciones a revistas electrónicas o a diversas instalaciones de los campus. Por último, es importante imbuir en las nuevas generaciones de científicos e investigadores del país la cultura del retorno. Nuestra formación en la Universidad ha sido clave en la inmensa mayoría de los casos para moldear nuestra manera de hacer ciencia.

Por lo tanto, es justo que contribuyamos a que esta labor fundamental de la universidad siga vigente. Al igual que no existe una separación entre docencia e investigación en la universidad, tampoco debe de haber una separación entre docentes e investigadores. La responsabilidad de formar el espíritu crítico y científico de nuestros estudiantes es responsabilidad de todos.


MIGUEL MANZANARES, Investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, CSIC-UAM

@MigManzanares

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