Las universidades y su patrimonio cultural

Universidad Pontificia De Salamanca AGHM

El patrimonio cultural de las universidades conecta a estas instituciones con su entorno, del que se nutre y al que sirve. España cuenta con numerosas muestras de este fenómeno, que cuenta con mecanismos de protección específicos.

FERNANDO GARCÍA RUBIO


La Universidad es, como su propio nombre indica, un ámbito de propagación del saber y la investigación. En ese sentido, desde el ámbito universitario se tienen tres claras funciones con respecto al patrimonio cultural:

1º Una primera con respecto a la educación en valores para el respeto y la protección del conjunto de bienes, muebles, inmuebles e instituciones inmateriales que forman parte del patrimonio cultural[1].

2º Una segunda en su visión y misión investigadora con respecto al patrimonio cultural en todos los aspectos de su multidisciplinariedad.

3º Y la tercera en cuanto a la protección y difusión de los bienes del patrimonio cultural, que fueran propiedad o estuvieran detentados por cada una de las universidades.

Las universidades poseen un patrimonio cultural de indudable interés público

En España, el crecimiento de universidades ha sido exponencial desde el franquismo y más desde el surgimiento de las Comunidades Autónomas y más recientemente con la proliferación de las universidades privadas no confesionales. Así podemos destacar que ninguna provincia carece de instalaciones universitarias, al menos un colegio universitario, escuela o facultad, y hay Comunidades Autónomas como Andalucía que tiene nueve universidades públicas[2].

Además, desde un punto de vista del concepto de patrimonio cultural en sentido amplio, podemos hablar, siguiendo a Núñez y Batista Pedreira[3], de patrimonio cultural generado como aquel resultado de la propia  actividad docente  e  investigadora  a  lo  largo  del tiempo y que narra la actividad del proceso docente e investigador.

En general, las relaciones entre la Universidad y el entorno en el cual se ubica son de muy diversa naturaleza, puesto que en un pasado remoto las primeras universidades gozaron de privilegios y fueros que las excluyeron del control municipal correspondiente.

En un pasado remoto las primeras universidades gozaron de privilegios y fueros que las excluyeron del control municipal correspondiente

Pero cualquier universidad, incluso las telemáticas (en sus instalaciones de emisión y administración), requieren de unos equipamientos básicos que deben ubicarse físicamente, incorporándose a un territorio desde el cual nacen toda una serie de relaciones «culturales», con diversas plasmaciones y modelos.

Contamos además con el fenómeno de las Edutrópolis que son, como destaca Dober, una red metropolitana de centros de educación post-secundaria que sirve y ofrece su apoyo a una multitud de funciones educativas, sociales, económicas y culturales. En tales funciones se incluye la tríada tradicional de enseñanza, investigación y servicio a la comunidad, y, de modo creciente, la mejora y la ampliación de la comunidad, es decir, el desarrollo de la comunidad.

Lo normal es que las universidades se incardinen en un entorno social que permita una permeabilidad entre ciencia teórica y realidad humana. De ahí, por tanto, que los estudios tanto de grado como de posgrado incorporen la realidad social en defensa del patrimonio cultural[4].

Universidad Autónoma de Madrid. Javier Martínez

No obstante, las universidades siempre han buscado entornos mayormente aislados para poder desarrollar su labor, siendo un ejemplo la concepción como «Civitas Dei» que impulso la creación y construcción de la Universidad de Alcalá desde 1498 y que 500 años más tarde le sirvió como base para su declaración como patrimonio de la humanidad

Pero la universidad no siempre ha sido urbana. En la antigua Atenas, estaba dividida entre la Academia de Platón, el Instituto de Aristóteles y el Jardín de Epicuro, los tres ubicados lejos del centro. 

Etimológicamente, la universidad es la comunidad (universitas) de maestros y alumnos. Inicialmente, no disponía de locales propios. El término universidad fue designando gradualmente esa comunidad de maestros y de alumnos, a la vez que la institución y el conjunto de sus locales, pero a su vez ha existido la consciencia de su papel en el patrimonio cultural, como refleja la declaración de Salamanca de 2008[5].

Toda universidad se ubica en un espacio físico desde el que desarrolla con su entorno una serie de relaciones culturales

Las universidades medievales sucedieron a las escuelas eclesiásticas o monásticas, que a su vez habían sustituido a las grandes bibliotecas de la época helenística (Alejandría) y romana. Las primeras universidades (Bolonia, París, Oxford) se proponían reagrupar los centros de saber y de formación, facultándoles de una independencia de los obispos, aunque situándose bajo la autoridad, prestigiosa pero lejana, del Papa (las universidades medievales se instauraban mediante bula o dispensa pontifical).

Estas universidades con parangones españoles como Salamanca, Santiago, Oviedo, Valladolid, Granada, Santiago de Compostela o Alcalá de Henares son en sí mismas patrimonio cultural “stricto sensu”, y agrupaban en varios centros, más bien escasos, a centenares, incluso a millares de estudiantes. Unas asociaciones interrelacionadas por toda Europa ejercen un verdadero influjo cultural en la sociedad y sus entornos.

En España, la mayoría de las nuevas universidades son periféricas, sobre todo en el caso de Madrid. El hermoso campus de la Ciudad Universitaria, concebido a partir de 1927, acoge a la vez la mayor parte de la Universidad Complutense[6] (que ocupa también el campus de Somosaguas, más hacia el oeste, y diversos edificios en el centro de la ciudad dispersos), la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Este campus es en sí mismo Bien de Interés Cultural. de la comunidad[7]. Se han hecho igualmente operaciones de reforma interior y rehabilitación en centros históricos (un edificio militar de las Ramblas de Barcelona, una manufactura de tabaco en Sevilla, etc.) o en la periferia (la Universidad Carlos III de Madrid, en Getafe y Leganés, y el campus de Vicálvaro de la Universidad Rey Juan Carlos en unos antiguos cuarteles).

El madrileño campus de Ciudad Universitaria cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural

El interés público de los bienes universitarios genera, por ejemplo, que la Disposición Adicional Sexta de la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía, implique que los bienes muebles de las universidades andaluzas[8] quedan inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como bienes incluidos en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español.

Los bienes inmuebles, por su parte, quedan inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como bienes de catalogación general. No obstante, a estos bienes también son de aplicación de forma individualizada las modalidades de inscripción previstas en la citada Ley.

El patrimonio se hace vital cuando nos referimos a bienes declarados por la UNESCO. En la actualidad, tan sólo existen cuatro universidades declaradas Patrimonio de la Humanidad. El campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México (2007), Monticello y la Universidad de Virginia en Charlottesville (1987), la Universidad y barrio histórico de Alcalá de Henares (1998) y la Ciudad Universitaria de Caracas (2000) forman parte del grupo. Esta declaración, si bien puede generar mayores ingresos por el turismo cultural, también supone un mayor gasto en conservación.

En la actualidad, tan sólo existen cuatro universidades declaradas Patrimonio de la Humanidad

Pero además, como ya hemos mencionado, buena parte de las antiguas universidades se integran en conjuntos históricos monumentales como es el caso de Salamanca, cuyo centro histórico no puede entenderse sin la Universidad, o Santiago de Compostela, cuya Universidad es el complemento natural del final del hito jacobeo.

Cabe añadir que en el año 2000 se creó la Red Europea de Patrimonio Académico (UNIVERSEUM), que ha generado encuentros anuales e intercambio de pareceres entre los expertos. Estos han realizado valiosas aportaciones a este campo de la producción científica., donde debe destacarse el proyecto “The Heritage of  European Universities”.

Por tanto, La Universidad es en sí misma un patrimonio cultural. Pero además, como elemento revulsivo en la sociedad, tiene como una de sus misiones concienciar e investigar en la materia coadyuvando a facilitar un legado adecuado a las generaciones que forma y a sus sucesivas reposiciones.

Notas:

[1] Un ejemplo de concienciación es el proyecto de innovación docente , “Nuestro campus complutense también es patrimonio cultural » https://eprints.ucm.es/id/eprint/34808/1/Memoria%20PICD%20215%202014.pdf

[2] Así además esta la Universidad internacional y todas ellas con la Junta de Andalucía emprendieron el proyecto Atalaya http://www.patrimoniouniversidadesandalucia.es/web/

[3] Cecilia Núñez y Yaneis y Batista Pedreira “Las universidades patrimoniales en el contexto internacional y nacional” Periferia internacional,  Revista  para el análisis de la cultura y el territorio, Universidad de Cádiz, nº22 (2021)

[4] Por ejemplo https://www.ucm.es/patrimonio-cultural-siglo21/

[5] De varios rectores, el 11 de enero de 2008, http://umac.icom.museum/wp-content/uploads/2017/05/declaracion_SALAMANCApatrimonio_2008.pdf

[6] GARRIDO GARCÍA, Francisco Javier y MONTERO DELGADO, Jesús Maria, «Ciudad Universitaria de Madrid. Situación y retos de un Campus histórico», págs. 295 a 306 del número 192, verano 2017, de Estudios territoriales. Ciudad y Territorio. Ministerio de Fomento.

[7] Además, junto a toda la Ciudad Universitaria, la Facultad de Filosofía y Letras o la sede del IPCE han sido objeto de declaraciones de BIC individualizadas.

[8] Por ejemplo la Universidad de Sevilla http://www.patrimonioartistico.us.es/


FERNANDO GARCÍA RUBIO, Secretario de la Comisión de calidad del paisaje del Ayuntamiento de Madrid .

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