Los rankings de instituciones de educación superior

AGHM

Los rankings desarrollan una triple función: técnica, por cuanto proporciona información relevante a terceros; social, por cuanto tienen un efecto reputacional que ejerce una influencia decisiva en las relaciones de las universidades con sus stakeholders; y de carácter político, por cuanto operan como instrumentos de control y de redistribución de poder

SANTIAGO IÑIGUEZ DE ONZOÑO Y SALVADOR CARMONA


Introducción

El pasado 8 de julio, la portada de la edición electrónica de The New York Times publicaba un artículo con el siguiente titular: Columbia University pierde su segundo puesto en el ranking de US News. Y, ante ese titular, la pregunta que surge: ¿es tanta la importancia de los rankings universitarios como para merecer un artículo en primera página en una publicación de tan alto impacto?

Efectivamente, los rankings universitarios tienen una influencia decisiva, a nivel nacional e internacional, en la formulación y desarrollo de políticas universitarias y económicas (Amsler y Bolsmann, 2012). Como señalan Docampo, Egret y Cram (2017), el objetivo de obtener una buena posición en los rankings internacionales ha tenido un peso definitivo en la política universitaria francesa, resultando en fusiones de universidades, como es el caso de Paris-Sorbonne y Pierre et Marie Curie.

            Los rankings universitarios tienen casi 30 años de historia; en 1983, US News publicó el primer ranking, el de las mejores instituciones universitarias norteamericanas. Desde entonces, los rankings han proliferado, siendo promovidos tanto por medios de comunicación como por entidades profesionales y gubernamentales.

los rankings proporcionan información imparcial a los stakeholders en orden a racionalizar sus decisiones, pero también operan como mecanismos de control social que pueden llegar a institucionalizar la desconfianza  (Rao, 1998)

De acuerdo con Lukman, Krajnc y Glavic (2010), los rankings universitarios proporcionan información relevante para evaluar el mercado internacional de la educación superior, presentar información sobre las tendencias del mercado, y tienen un efecto inmediato en la competencia entre universidades por atraer los mejores estudiantes, profesorado y donantes de fondos.

De esta forma, los rankings reducen la asimetría entre las universidades y sus stakeholders y, si se realizan bajo los principios básicos de imparcialidad, transparencia y consistencia, añaden valor real al mercado (Iñiguez de Onzoño, 2011). En definitiva, los rankings proporcionan información imparcial a los stakeholders en orden a racionalizar sus decisiones, pero también operan como mecanismos de control social que pueden llegar a institucionalizar la desconfianza  (Rao, 1998).

            En el plano académico, la importancia de los rankings ha generado una línea de investigación propia. Así, y de acuerdo con Rindova et al, (2018), y en lo concerniente a las áreas de conocimiento de dirección de organizaciones, las investigaciones estudian el efecto de los rankings universitarios en la legitimación, reputación, gobierno corporativo, o responsabilidad social corporativa de las instituciones de educación superior.

Dimensiones y ponderación

 En la elaboración de los rankings, las dimensiones seleccionadas, y las ponderaciones que se aplican a las mismas, constituyen elementos centrales en el posicionamiento del ranking. En este sentido, The World University Rankings, que realiza el ranking de The Times Higher Education, utiliza las siguientes dimensiones:

(i) Enseñanza, que comprende categorías como reputación, que se mide a través de una encuesta, o el ratio de staff académico por estudiante;

(ii) Investigación, que se articula a través de una encuesta de reputación. También se consideran los ingresos producidos por la investigación, así como las publicaciones;

(iii) citas, ponderadas;

(iv) internacionalización, y

(v) ingresos generados por la universidad a partir de fuentes externas.         

 Por su parte, y con el fin de proporcionar otra perspectiva sobre las dimensiones consideradas por rankings internacionales, The Academic Ranking of World Universities  (ARWU), comprende las siguientes dimensiones: número de antiguos alumnos y de staff que han obtenido un Premio Nobel, número de investigadores con un elevado número de citas, número de artículos indexados en el Science Citation Index -Expanded y en el Social Sciences Citation Index, y rendimiento per capita.

la ausencia de dimensiones de carácter medioambiental que era considerada una flagrante ausencia (Lukman, Krajnc y Glavic, 2010), comienza a ser subsanada en algunos rankings

 Ambos rankings son muy prestigiosos y altamente reconocidos internacionalmente y, sobre los mismos, se han desarrollado un considerable número de investigaciones de alto valor. Así, si observamos las dimensiones utilizadas por ambos rankings, y como señalan Pusser y Marginson (2013) en su estudio comparativo de los rankings universitarios más prestigiosos, existen dimensiones tales como reputación académica, recursos institucionales, o calidad del claustro de profesorado, que son comunes a casi todos ellos, de forma explícita o implícita.

Y, en este sentido, la ausencia de dimensiones de carácter medioambiental que era considerada una flagrante ausencia (Lukman, Krajnc y Glavic, 2010), comienza a ser subsanada en algunos rankings. Así, por ejemplo, el Ranking de Financial Times para el Global MBA comprende una dimensión medioambiental, social y de gobierno (ESG), que se calcula en función del número de horas de enseñanza que el programa dedica a ESG.

 Las investigaciones sobre rankings universitarios también han servido para señalar áreas de mejora. En este sentido, la literatura ha llamado la atención sobre:

(i) la unidad de análisis de los rankings, por cuanto los datos obtenidos a nivel de campus, y agregados a nivel de la universidad, pueden carecer de la necesaria homogeneidad (Adler y Harzing, 2009; Rindova et al, 2018)

(ii) la subjetividad de algunos indicadores, en la medida en que algunos de ellos se obtienen a través de encuestas de opinión, que consideran los intereses de determinados stakeholders en detrimento de las perspectivas de otros (Vernon, Balas y Momami, 2018);

(iii)  las ponderaciones atribuidas a las distintas dimensiones y el peso relativo entre cada una de ellas (Taylor y Bradford, 2007); y

(iv) la validez estadística y la disponibilidad de los datos (Anowar et al, 2015; Soh, 2017).

Discusión y Consideraciones Finales

Los rankings desarrollan una triple función: técnica, por cuanto proporciona información relevante a terceros; social, por cuanto tienen un efecto reputacional que ejerce una influencia decisiva en las relaciones de las universidades con sus stakeholders; y de carácter político, por cuanto operan como instrumentos de control y de redistribución de poder (Rindova et al, 2018). En su conjunto, estas tres funciones contribuyen a la legitimación de las instituciones universitarias así como a la globalización de la educación superior (Iñiguez de Onzoño, 2011).

 En la medida en que los rankings constituyen un poderoso instrumento de control social, sus implicaciones no pueden ser obviadas. A nivel macro, hemos visto como la importancia de los rankings ha motivado recomposiciones en el sistema universitario francés. A nivel individual, las evaluaciones han tenido como consecuencia una mejora en la calidad del output de los investigadores italianos, medida como el porcentaje de documentos de investigación que son citados en la Web of Science  (Bratti et al, 2021).

los rankings internacionales han sido criticados por enfatizar valores del mundo occidental y de países anglosajones a instituciones establecidas en países culturalmente muy diferentes

Sin embargo, y simultáneamente, este alineamiento de las políticas públicas y de las decisiones individuales hacia las dimensiones contenidas en los rankings, puede conllevar una cierta parálisis innovadora por parte de las instituciones de educación superior, que subordinarían decisiones académicas al impacto que puedan ejercer en su posición en los rankings (Iñiguez de Onzoño,  2011).

Al mismo tiempo, los rankings internacionales han sido criticados por enfatizar valores del mundo occidental y de países anglosajones a instituciones establecidas en países culturalmente muy diferentes (Ordorika y Rodríguez Gómez, 2010; Kaba, 2012). Consciente de este problema, The Times of Higher Education también realiza rankings regionales.

Tomados en su conjunto, los rankings universitarios se fundamentan en criterios inequívocos de valor académico y reducen la asimetría de información entre las universidades y sus stakeholders, si bien existen aspectos que les permiten oportunidades de mejora como los anteriormente apuntados.


Referencias

Adler, N. J., & Harzing, A. W. (2009). When knowledge wins: Transcending the sense and nonsense of academic rankings. Academy of Management Learning & Education, 8: 72-95.

Amsler, S. S., & Bolsmann, C. (2012). University ranking as social exclusion. British Journal of Sociology of Education33(2), 283-301.

Anowar, F., Helal, M. A., Afroj, S., Sultana, S., Sarker, F., & Mamun, K. A. (2015). A critical review on world university ranking in terms of top four ranking systems. New Trends in Networking, Computing, E-learning, Systems Sciences, and Engineering, 559-566.

Bratti, M., Tindaro, C., Lippo, E., Nappi, C. A., & Turri, M. (2021). The effect of research evaluation exercises on research output: fifteen years of evidence from Italy. Politica economica, 1-40.

Docampo, D., Egret, D., & Cram, L. (2015). The effect of university mergers on the Shanghai ranking. Scientometrics104(1), 175-191.

Iñiguez de Onzoño, S. (2011). The Learning Curve -How Business Schools are Reinventing Education. Palgrave: Londres.

Kaba, A. J. (2012). Analyzing the Anglo-American Hegemony in the» Times Higher Education» Rankings. Education Policy Analysis Archives20(21), n21.

Lukman, R., Krajnc, D., & Glavič, P. (2010). University ranking using research, educational and environmental indicators. Journal of Cleaner Production18(7), 619-628.

Ordorika, I., & Rodríguez Gómez, R. (2010). El ranking Times en el mercado del prestigio universitario. Perfiles Educativos32(129), 8-29.

Pusser, B., & Marginson, S. (2013). University rankings in critical perspective. The journal of higher education84(4), 544-568.

Rao, H. (1994). The social construction of reputation: Certification contests, legitimation, and the survival of organizations in the American automobile industry: 1895-1912. Strategic Management Journal, 15: 29-44

Rindova, V. P., Martins, L. L., Srinivas, S. B., & Chandler, D. (2018). The good, the bad, and the ugly of organizational rankings: A multidisciplinary review of the literature and directions for future research. Journal of Management44(6), 2175-2208.

Soh, K. (2017). The seven deadly sins of world university ranking: A summary from several papers. Journal of Higher Education Policy and Management39(1), 104-115.

Taylor, P., & Braddock, R. (2007). International university ranking systems and the idea of university excellence. Journal of Higher Education Policy and Management29(3), 245-260.

Vernon, M. M., Balas, E. A., & Momani, S. (2018). Are university rankings useful to improve research? A systematic review. PloS one13(3).

SANTIAGO IÑIGUEZ DE ONZOÑO, Presidente de IE University (España) y profesor de Dirección Estratégica

Twitter @SantiagoIniguez

SALVADOR CARMONA, Rector de IE University

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