La Universidad sin esperanza

AGHM

«The Hopeless University: Intellectual Work at the end of The End of History», de Richard Hall, es un libro de imprescindible lectura para quienes estamos preocupados por la deriva de la Universidad en la sociedad de nuestro tiempo.

JOAQUÍN RODRÍGUEZ


El título no deja lugar a muchas dudas: La universidad sin esperanza: el trabajo intelectual al final del final de la historia, la universidad como un lugar sin sueños ni expectativas, porque abandonó hace mucho tiempo cualquier tentación de vincularse a proyectos reales y significativas que importaran y aquejaran a la sociedad, porque se ensimismó en la reproducción de sus elites sociales y académicas olvidando el mandato de inclusión y equidad de cualquier institución educativa, porque se convirtió en una mera sucursal acrítica de una oficina de empleo obsesionada con la multiplicación del capital. 

En un entorno de esa naturaleza, habiendo abjurado hace mucho del proyecto ilustrado, apenas queda sitio para la esperanza, apenas queda sitio para otra cosa que la propagación de toda clase de patologías vinculadas a la inutilidad del trabajo académico, apenas parece que quepa pensar en otra cosa que no sea en el vaticinio del final de la historia y la reproducción indefinida del sistema capitalista actual, o quizás no.

Richard Hall, profesor de educación y tecnología en la Universidad de Montfort, en Leicester, Reino Unido, piensa que las sucesivas crisis a las que nos hemos visto sometidos, sobre todo desde el año 2008, hayan sido financieras, climáticas o sanitarias, han puesto al descubierto el mito performativo que pretendía provocar la historia del final inevitable de la historia, ese relato fraguado en occidente, en el norte aventajado, que pretendía convertir nuestro sistema socioeconómico en la culminación insuperable de la evolución de las sociedades humanas. 

Frente a las realidades y experiencias vividas de las crisis cruzadas, la Universidad se ha vuelto desesperanzada, en dos sentidos

Nada de eso parece haber sido cierto, más allá de la fantasía de autorrealización que perseguían sus autores y promotores. Lo cierto parece haber sido lo contrario: sociedades cada vez más desiguales, más sometidas a las tensiones económicas promovidas por los grandes jugadores multinacionales, a las catástrofes climáticas y a la inercia de un sistema productivo que se resiste a suicidarse, a crisis sanitarias que tienen como denominador común el acorralamiento al que los seres humanos someten a la naturaleza. 

¿No tendría algo que hacer o decir la Universidad en esta situación?

¿No debería vincular su quehacer y sus objetivos, toda su fuerza de transformación y conocimiento, al servicio de esas necesidades globales?

¿No debería superar las estrecheces y miopías disciplinarias para buscar soluciones colaborativas a problemas complejos?

Primero, se ha convertido en un lugar que no tiene ningún papel socialmente útil más allá de la reproducción del capital, y se ha convertido en un proyecto antihumano y sin esperanza

¿No debería la Universidad promover formas de incorporación y promoción verdaderamente equitativas, que evitaran las consabidas y bien conocidas formas de reproducción social y cultural?

¿No debería la Universidad ser una institución que pusiera de manifiesto que el fin de la historia no existe, que en todo caso lo que existen son formas de lucha históricas por intentar decretar el fin de la historia? ¿No debería la universidad alentar la disonancia y la multiversidad, la multiplicación de puntos de vista y epistemologías que ven y valoran el mundo de otra manera?

¿Y no deberían plantearse los profesores, los alumnos, los intelectuales otra forma de organizarse, intervenir y trabajar en esta nueva era del final del final de la historia, mucho más sensible a los problemas e inequidades sociales? 

En segundo lugar, es incapaz de responder de manera significativa con las crisis que brotan de las contradicciones del capital

No siempre tenemos respuestas para los problemas que se nos plantean pero las buenas preguntas también nos sirven, y The hopeless university está llena de ellas: ¿cómo y por qué nos ha traicionado la Universidad? ¿Qué podemos exigirle a una nueva universidad que procurara vincularse a los problemas de su entorno? ¿Cabría plantear una contra-cartografía, un nuevo mapa de relaciones y proyectos que escapara del espacio angustioso y desesperanzado de la universidad actual? ¿Sería posible concebir un nuevo tipo de educación?

Una universidad, en definitiva, sensible a los problemas de su entorno, conectada, abierta, preocupada por incorporar a los grupos concernidos y a los conocimientos generados por las comunidades de afectados, impaciente por promover una lógica y una cultura de los cuidados mutuos, muy alejada de las lógicas del emprendimiento, la gestión del rendimiento o la lógica de la reproducción social.

De esta forma, en su mantenimiento del status quo, la Universidad permanece anclada a la respuesta táctica a estas contradicciones

Richard Hall

«¿Cómo hacemos este trabajo dentro de estructuras y sistemas de explotación que son hegemónicos?», se pregunta Richard Hall. «Lo hacemos de muchas maneras: cuidando de nosotros mismos y preguntando por los demás; trabajando por el bien común en las comunidades; luchando por las condiciones de trabajo; planteando conversaciones sobre la desigualdad y la injusticia; en la humanidad de nuestra actividad; y diciendo no…. »

The hopeless university pretende replantar la esperanza sobre la esperanza perdida, el proyecto de una nueva institución sobre las cenizas de la que pudo haber sido, el papel combativo e implicado de un profesorado hasta ahora rehén y entregado aunque sobre la mayoría de sus páginas, sobre la mayoría de sus líneas, sobrevuele el pesimismo de la razón y apenas un rayo de optimismo de la voluntad.

The hopeless university: intellectual work at the end of the end of history 

Richard Hall, MayFly Books, 2021. Puedes leer el libro gratis o descargártelo.

Richard Hall es profesor de Educación y Tecnología en De Montfort University, Leicester, Reino Unido. Escribe sobre la vida en la educación superior en: richard-hall.org.


JOAQUÍN RODRÍGUEZ es miembro fundador de la Asociación Espacios de Educación Superior

Twitter @futuroslibro

Espacios de Educación Superior está dirigido a poner en contacto a las personas e instituciones interesadas en la sociedad del aprendizaje en Iberoamérica y España.