En Brasil la crisis de la Universidad es un proyecto

Pablo Santana

Históricamente, Brasil ha tenido políticas de educación pública marcadas por ausencias, inestabilidades y discontinuidades a pesar de que cuenta con fondos garantizados por la Constitución. Entonces, ¿cómo entender que un país que tiene un presupuesto garantizado, no pueda implementar políticas educativas emancipatorias?

SÉRGIO SOBREIRA ARAÚJO


Un problema histórico

La célebre declaración de Darcy Ribeiro (1922-1997), antropólogo, escritor, ex Ministro de Educación de Brasil (1962/1963) y creador de la Universidad de Brasilia – UnB, sobre la eterna crisis de la educación en Brasil, título de este texto nos sirve para comprender que estamos ante un problema histórico.

Como eterno país en desarrollo Brasil sufre de problemas crónicos y aparentemente insolubles en áreas esenciales para la construcción de la ciudadanía, tales como educación, salud, vivienda, movilidad, medio ambiente, economía, etc.

Los desafíos de la educación, además de ser crónicos, son cruciales. Históricamente Brasil ha tenido políticas de educación pública marcadas por ausencias, inestabilidades y discontinuidades a pesar de que cuenta con fondos garantizados por la Constitución.

Los desafíos de la educación, además de ser crónicos, son cruciales.

Un país que tiene un presupuesto garantizado

De acuerdo con nuestra ley superior, el Gobierno Federal obligatoriamente tiene que gastar el 18% de los ingresos netos, poco más del 5% del PIB, en educación. Por otro lado, los gobiernos estatales y municipales deben destinar el 25% de los ingresos. Entonces, ¿cómo entender que un país que tiene un presupuesto garantizado, no pueda implementar políticas educativas emancipatorias?

Una de las respuestas más obvias es la crisis de eficiencia. Docentes poco calificados, materiales didácticos obsoletos, escuelas precarias y sin equipamiento, son algunos de los elementos que nos conducen a las pésimas tasas de repetición y deserción en la educación primaria y básica, y colocan en una situación no muy diferente a la educación superior.

Mientras que en países como Corea del Sur, Finlandia, EE. UU., Suecia, Dinamarca y Nueva Zelanda el 80% de los jóvenes que terminan la secundaria van a la universidad, en Brasil ese número no supera el 17% a pesar de la Meta 12 del Plan Nacional de Educación que pretende tener para 2024 el 33% de los jóvenes entre 18 y 24 años en la universidad.

A pesar de los avances en los gobiernos del PT Lula (2003-2010) y Dilma (2011-2016) en los que diversos indicadores mejoraron, tras el juicio político a Dilma la situación volvió a empeorar y con el gobierno de Bolsonaro se amplificó el desastre.

La inestabilidad en la gestión del Ministerio de Educación fue el sello de su gobierno (cinco ministros en tres años), guiada por ataques auspiciados por el propio gobierno contra las universidades públicas.

las universidades públicas viven en una situación de asfixia financiera, con cuentas de deuda acumulada, laboratorios parados, obras suspendidas y pagos de mano de obra tercerizada atrasados.

Recortes, falta de respeto a la autonomía universitaria y reducción presupuestaria

Ataques como absurdos recortes y reducciones presupuestarias, o la falta de respeto a la autonomía universitaria con la no designación de Rectores elegidos en los procesos electorales de las comunidades universitarias, como es tradición en Brasil. Por no hablar del brutal descenso del presupuesto de las agencias estatales de financiación de la investigación, con amplios recortes en maestrías y doctorados y en la financiación para el mantenimiento de los centros de investigación. En definitiva, se lanzaron todo tipo de amenazas contra la universidad.

Desde que Bolsonaro asumió el cargo en 2019, el presupuesto educativo ha sufrido continuos recortes. Hoy, las universidades públicas viven en una situación de asfixia financiera, con cuentas de deuda acumulada, laboratorios parados, obras suspendidas y pagos de mano de obra tercerizada atrasados.

En algunas universidades las facturas de agua, luz y teléfono están adeudadas desde hace muchos meses y la única razón por la que no se han cortado es por medidas judiciales de protección.

La misma libertad de cátedra fue amenazada por acciones persecutorias, coacciones y hostigamiento moral por parte del gobierno hacia profesores e investigadores

La misma libertad de cátedra fue amenazada por acciones persecutorias, coacciones y hostigamiento moral por parte del gobierno hacia profesores e investigadores, como en el caso del prof. Pedro Hallal y ex Decano de la Universidad Federal de Pelotas, en el Estado de Rio Grande do Sul, quien fue perseguido y censurado por acción gubernamental, a través de la Contraloría General de la Federación – CGU.

Con la crisis económica asociada a los problemas de falta de inversión estatal, el 33% de los jóvenes matriculados en universidades privadas abandonaron los estudios por deudas. No podemos olvida que se cortaron los fondos del FIES, el programa estatal brasileño de crédito para estudiantes, que permite que muchos jóvenes pobres vayan a la universidad.

la movilidad social en Brasil es muy baja precisamente porque la educación, que podría ser emancipadora, no permite que nuestros jóvenes de las clases más pobres tengan otras perspectivas y posibilidades

¿A quién beneficia la crisis de la educación en Brasil?

Con todos estos componentes, la educación en Brasil sigue en crisis y esta crisis beneficia el mantenimiento del statu quo.

A pesar de tener una de las mayores diferencias entre clases socioeconómicas del mundo, la movilidad social en Brasil es muy baja precisamente porque la educación, que podría ser emancipadora, no permite que nuestros jóvenes de las clases más pobres tengan otras perspectivas y posibilidades.

Mantenerlos en la ignorancia, la pobreza y la alienación es una de las formas en que nuestras élites se mantienen en el poder sin ser cuestionadas ni amenazadas.

A todo esto se suma el desprestigio de la propia sociedad en relación al sistema educativo nacional. La no aplicación del porcentaje constitucional, la crisis moral y ética, el desvío de fondos para pagar coimas y corrupción por parte de algunos gobiernos municipales y la falta de políticas afirmativas e inclusión social y educativa, así lo hacen posible.

Las élites brasileñas mantienen sistemas educativos que no permiten el desarrollo autonomo de los sujetos como ciudadanos. Mantenerlos en la ignorancia, la pobreza y la alienación es una de las formas en que nuestras élites se conservan en el poder sin ser cuestionadas ni amenazadas.


* Con datos del Mapa de Educación Superior de Brasil


SÉRGIO SOBREIRA ARAÚJO Associate Professor & researcher at the FACOM/UFB

@SergioSobreira

@ufba

LICENCIA FOTOGRAFÍAS

Espacios de Educación Superior está dirigido a poner en contacto a las personas e instituciones interesadas en la sociedad del aprendizaje en Iberoamérica y España.